La votación de la UCR en el Senado generó enojos en algunos sectores y entendimiento en otros. El partido centenario tuvo figuras movilizando en las calles, algunas de ellas sufrieron el rigor de la represión bullrichista y tragaron gases. Dentro del Congreso, se encontraron con acompañamientos mayoritarios a los proyectos de Javier Milei y con la habilitación de la sesión por parte del dirigente más contestatario, Martín Lousteau.
Esto último resultó difícil de explicar para algún dirigente que no pudo ocultar su nivel de descontento con lo ocurrido porque, de no haber habido quórum, no había sesión ni debate y, por lo tanto, ley. A Pablo Blanco, que mantuvo muchos reparos y terminó acompañando la delegación de facultades, se lo ubicó en un lugar cómodo de negociación para cambiar la posición en cuestión de semanas.
Las miradas no son unánimes en el partido. No se callaron quienes encontraron una actuación adecuada en Lousteau. El quórum, se sostuvo, iba a estar con o sin el senador de la UCR. Y, si no era este miércoles, lo iban a conseguir en un futuro no muy lejano, tal vez con un resultado más abultado y no tan ajustado en las votaciones. Por lo tanto, no se vio como un error.
Al tener un proyecto propio, tampoco se percibió que Lousteau haya tenido opción. Tenía que bajar a defender su iniciativa. “El cuero lo tenía que dar, incluso por su propio proyecto”, sostuvo un dirigente que, al mismo tiempo, destacó el voto negativo del presidente del partido y pidió enfocar las críticas en quienes hay que enfocarlas. Enfocó sus críticas en Maximiliano Abad que, de no haber votado afirmativamente, volteaba la ley.
Las diferencias también se sintieron del otro lado del pasillo, en Diputados, donde se concentrará el nuevo debate. Fue durante la madrugada, con la interpretación de las posibilidades que tendrá el opo-oficialismo para insistir con el texto original. En la UCR hay dos visiones sobre aquéllos capítulos suprimidos en el Senado. Para una de ellas, la eliminación prohíbe su tratamiento por un año. Para la otra, los rechazos cuentan como “cambio” y pueden ser revertidos.
Según la primera de las visiones, la moratoria previsional (eliminada sin votación), Ganancias y Bienes Personales no podrían volver a votarse en Diputados. Esta lectura plantea la inexistencia de “cambios” al articulado, sino su directa eliminación.
La Constitución habla de “adiciones o correcciones” a un proyecto de ley con media sanción y establece las mayorías necesarias para rechazarlas en su regreso a la Cámara de origen, en este caso Diputados. Deben ser las mismas con las que se aprobaron los cambios: la mitad más uno de los presentes o los dos tercios de los presentes. Pero no plantea explícitamente el curso de acción a seguir ante un capítulo eliminado o no votado en el recinto – como sucedió con la moratoria o la exclusión de Aerolíneas Argentinas y el Correo a la hora de hablar de privatizaciones -.
Según la visión que entiende que la supresión de un capítulo es un cambio al texto original, lo eliminado debería poder reinstalarse. En estos casos, el gobierno debería tener garantizado el número para hacerlo porque sólo necesita la mitad más uno de los presentes en Diputados. Estos debates son los que se darán en los próximos días y que deberá definir la Cámara Baja.
Se descuenta, como advirtió Guillermo Francos, que Ganancias y Bienes Personales volverán a la cancha pese a que los senadores decidieron eliminarlos. Con privatizaciones, para mantener ciertos acuerdos políticos, se habla del envío de proyectos separados e individuales para debatir caso por caso. Sobre esto, se espera otra discusión propia de constitucionalistas porque, legalmente, por un año no debería poder tratarse una iniciativa rechazada por el Congreso. Un diputado radical tampoco, en la previa, había descartado las privatizaciones y el regreso del fin de la moratoria. Dos puntos más difíciles de abordar en esta nueva etapa.
Este lunes, el jefe de Gabinete tuvo una reunión con Martin Menem y dialoguistas en la que se resolvió apoyar los cambios acordados con el gobierno, pero insistir en la redacción original de aquellos de último momento. RIGI, Ganancias y Bienes Personales están sobre la mesa. El encuentro con el gobierno dejó la sensación de que todos los sectores colaboracionistas intentarán ayudar al Ejecutivo, aunque UCR y Hacemos Coalición Federal seguramente no puedan mantener la unidad.
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Habrá que ver qué pasa con la eliminación de la moratoria, que fue quitada en base a un acuerdo amplio, pero no fue votada en el recinto. Las interpretaciones son varias. Una de las lecturas plantea que, al no tener un resultado propio, la mayoría que le cabe es la de la votación en general del proyecto, o sea una absoluta de los presentes. “No va a haber manera de que se restituya”, sostuvo una fuente de bloque dialoguista en Diputados, pero en desacuerdo con la ley.
La UCR mantendrá diferencias internas, y si bien se buscará cierta actuación coherente, se volverá a ver una libertad de acción de parte de aquellos que no formaron parte de acuerdos políticos. En Hacemos Coalición Federal, un sector plantea la aceptación de los cambios pero, si bien muchos retoques fueron leídos como interesantes, se desconfía de la actitud del gobierno a la hora de retenerlos. Los que están en contra de la ley, lo están aún con las modificaciones.
Los radicales tienen varios puntos de interés, como la reforma laboral – donde lograron incluir cuestiones excluidas en Diputados, como la causa justa de despido por bloqueo -. Respecto a la pata económica, se mira con mucha atención a los gobernadores, que tienen toda la intención de recuperar fondos para sus provincias.
Ganancias y Bienes Personales son un interés para gobernadores, pero también para la Nación. El segundo tributo no es tan relevante para las provincias como el primero, pero necesitan de esos recursos por lo que van a tratar de que se restituyan en Diputados. El impuesto PAÍS, más allá de lo planteado por el gobierno, tiene fecha de vencimiento, será en unos meses, por lo que es un sector que se pierde a la hora de echar mano de fuentes de financiamiento, entonces las salidas para sus distritos no son muchas.
Si bien lo recaudado por Bienes Personales se coparticipa, pero el impacto es mucho más difícil de estimar que el generado por Ganancias. Por eso, este último le conviene mucho más que el segundo, pensado para Nación, pero se deberían votar juntos.