El tema está en agenda del gobierno desde el primer día pero las desavenencias internas, la polarización y otras agendas postergaron el choque hasta ahora. La decisión de la Corte Suprema de avanzar sobre el Consejo de la Magistratura forzó la reacción, que llegó desde el Senado, base de operaciones de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hoy al mediodía la cámara alta comenzará a discutir cambios en la composición del máximo tribunal, una tarea ardua y que sólo tendrá éxito si se logran construir acuerdos que se salgan del marco actual de referencia y cambien el eje con el que se viene tensando la política en los últimos años.
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A continuación, cuatro claves par dar contexto a la situación:
El desafío de la síntesis
Existen tres proyectos que serán la base del debate a partir de esta tarde, de los senadores Adolfo Rodríguez Saá (San Luis), Clara Vega (La Rioja) y Alberto Weretilnek (Río Negro), ninguno de ellos de origen kirchnerista. Todos tienen en común que plantean que la composición de la Corte debe contemplar representación federal, con diversidad en el origen geográfico de los jueces, y paridad de género. Los de Vega y Rodríguez Saá proponen además que estén representadas distintas ramas del derecho, algo que el proyecto rionegrino no aclara aunque implícitamente promueve, al multiplicar el número de miembros del tribunal.
Para Weretilnek tienen que ser 16 los supremos, divididos en cinco salas de tres y con un presidente que rota anualmente si posibilidad de reelección ni de que se sucedan dos jueces de la misma región del país. En el proyecto de Rodríguez Saá, son 9 miembros para la Corten y funcionan en un único cuerpo. Vega, en cambio, no propone cambiar el número de los jueces. Resultará necesario encontrar una síntesis. Es posible que se incorporen también algunas de las recomendaciones que le hizo el comité de expertos al presidente Alberto Fernández cuando les pidió consejo para una reforma judicial, como la delimitación de plazos para fallar y la regulación de los recursos extraordinarios.
Socios se buscan
La conformación de la Corte Suprema se puede modificar con una ley simple del Congreso. En el Senado, los números permiten imaginar que su aprobación no debería atravesar muchas dificultades, máxime con el acompañamiento de aliados como Weretilnek. La cámara baja anticipa un trámite más espinoso, donde será necesario sumar voluntades que no suelen acompañar las iniciativas del oficialismo. Si eventualmente se consiguiera aprobar el aumento de miembros, para nombrar nuevos jueces se debe proceder con el apoyo de dos tercios de los senadores, cifra imposible de alcanzar si no media una negociación con al menos una parte de Juntos por el Cambio.
Aquí es donde un tribunal más numeroso puede ayudar a destrabar algunos nudos: con una mayor cantidad de asientos vacantes para nombrar jueces de distintas procedencias y alianzas políticas, es más sencillo negociar un acuerdo que resulte ventajoso para varias partes. Los gobernadores de la UCR podrían aceptar un pacto así, sobre todo si el PRO sigue acercándose a Javier Milei. Entre los amarillas hay quienes sospechan que ya existe un acercamiento de un sector del radicalismo, el más cercano al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el Frente de Todos, para avanzar con la maniobra, y que por eso CFK puso el mecanismo en marcha. Las dos partes aludidas negaron esa relación.
Cristina conducción
La reforma de la Justicia está en la lista de pendientes de Alberto Fernández desde el 10 de diciembre de 2019. En esa cruzada en cámara tan lenta que por momentos no se detecta el movimiento, la Corte Suprema comenzó en su segundo plano, detrás de Comodoro Py, y se fue volviendo más protagonista a partir de algunos fallos en los que desafió abiertamente la autoridad presidencial y la doctrina constitucional, como el que correspondía a la continuidad de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. En julio de 2020 anunció la creación de un consejo consultivo para analizar cambios en el funcionamiento del tribunal. Cuando estuvieron las conclusiones, no hizo nada con ellas.
El avance del titular de la Corte, Horacio Rosatti, sobre el Consejo de la Magistratura y la falta de reacción presidencial ante este hecho hizo que la vicepresidenta tomara la iniciativa y convocase al tratamiento de estos proyectos sin avisar al ministro de Justicia, Martín Soria, ni a la Casa Rosada. El pacto de unidad del Frente de Todos parece haber sido renovado pero empezamos a ver, en estas iniciativas de CFK, cómo cambiaron las condiciones. Habrá que ver si el nuevo ritmo que le imprime la vice a este asunto se replica en otras áreas del gobierno y también cómo reacciona el entorno de Fernández ante el nuevo reparto de tareas.
A la calle contra Rosatti
La avanzada política tendrá su respaldo en la calle. El 5 de mayo sindicatos, organizaciones políticas y organismos de derechos humanos marcharán ante la Corte Suprema reclamando la renuncia de Rosatti al Consejo de la Magistratura y el juicio político a los cuatro miembros del tribunal. La movilización respaldará también la ampliación del número de miembros. De la protesta participarán el Fresimona y la Corriente Federal, los sectores más combativos de la CGT que la semana pasada rechazó plegarse, además de las dos CTA, y otras organizaciones de la sociedad civil. La Cámpora no confirmó su presencia pero participó de la reunión donde se decidió por unanimidad hacer la protesta.