Hace exactamente 31 años, la sociedad argentina recibió un mazazo. El verdugo fue el presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, que poco tiempo después de haber asumido su mandato decretó indultos a militares genocidas durante la última dictadura cívico-militar, que tuvo lugar entre 1976 y 1983. El 29 de diciembre de 1990, el riojano perdonó a jefes militares y exguerrilleros. Sin embargo, el día de su asunción, dio un discurso en el que anticipó cuál era su plan. Qué fue lo que dijo.
La Argentina venía golpeada por los problemas económicos que el gobierno de Raúl Alfonsín no supo resolver. La hiperinflación, los saqueos y el endeudamiento fueron determinantes y el escenario lo llevó a llamar a elecciones de manera anticipada. Menem, que logró vencer al candidato radical Eduardo Angeloz por más de diez puntos, asumió el 8 de julio de 1989. Y en tan solo muy poco tiempo dejó sin efecto las resoluciones que tomó el famoso Juicio a las Juntas Militares en 1985 sobre lo que delitos que cometieron los genocidas y represores de la dictadura; y las luchas que organismos de Derechos Humanos y la inmensa mayoría de la sociedad militó.
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Por aquel entonces, y de acuerdo a varias de las encuestas que se hicieron en la época, el 75% de los argentinos estaban en desacuerdo con los indultos. Se hicieron marchas en diferentes puntos del país, se juntaron más de 500.000 firmas para frenar los decretos presidenciales e incluso, el 9 de septiembre de 1990, la Plaza de Mayo contó con más de 500.000 personas que se movilizaron en señal de repudio, con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo al frente. Pese al clamor popular, el entonces Presidente siguió adelante con su plan de implementar el "operativo pacificación".
Los primeros indultos de Carlos Menem
El 7 de octubre de 1989, y a pesar de la gran cantidad de movilizaciones y reclamos populares, Carlos Menem firmó cuatro decretos en los que indultó a 220 militares y 70 civiles, oficiales y suboficiales que no habían sido beneficiados por las leyes de obediencia debida y punto final (decretadas por Raúl Alfonsín). Entre ellos, resaltaron: el general Leopoldo Fortunato Galtieri; el almirante Jorge Isaac Anaya; y el brigadier Basilio Lami Dozo, responsables de la Junta Militar que llevaron a la Argentina a la Guerra de Malvinas ante Gran Bretaña en 1982, que dejó un saldo de 649 argentinos muertos; mientras que por el lado de Inglaterra hubo 255 ingleses y también tres isleños. Lo mismo sucedió con lo carapintadas que se sublevaron contra el gobierno de Raúl Alfonsín en la Pascua de 1987: se trata del teniente coronel Aldo Rico y el oficial Mohamed Alí Seineldín.
Por otra parte, Menem dejó en libertad a Mario Eduardo Firmenich, líder montonero que fue condenado por el secuestro del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu, José Alfredo Martínez de Hoz, Ramón Camps y Norma Kennedy.
Los nuevos indultos de Carlos Menem a jerarcas de la Junta Militar
A pesar del profundo rechazo de la sociedad, en la madrugada del 29 de diciembre de 1990 y a tan sólo unas horas de que la gente de todo el país se juntara a compartir una cena de Año Nuevo, Carlos Menem firmó un segundo paquete de decretos (seis) en los que indultó a Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Armando Lambruschini, Orlando Ramón Agosti y Roberto Viola, autores sumamente influyentes en los crímenes de lesa humanidad que cometieron durante la última dictadura cívico-militar.
Algunas de las frases de Carlos Menem en su primer discurso como presidente: así anticipó el indulto a los militares
El 8 de julio de 1989, Carlos Menem asumió como presidente de la Nación tras haber triunfado en las elecciones frente al candidato radical Eduardo Angeloz. Aquel día de invierno dio un discurso inaugural frente al Congreso y anticipó que quería lograr la unión de la Argentina dejando atrás lo sucedido en el pasado, como si se pudieran "tapar" las injusticias y los crímenes atroces cometidos durante la dictadura cívico-militar.
Las frases más destacadas de aquel testimonio de Menem
- "Se terminó el país del 'todos contra todos'. Comienza el país del 'todos junto a todos'".
- "Yo no aspiro a ser el presidente de una fracción, de un grupo, de un sector, de una expresión política. No deseo ser el presidente de una nueva frustración. Yo quiero ser el presidente de una Argentina unida, que avance a pesar de las discrepancias. Yo quiero ser el presidente de la Argentina de Rosas y de Sarmiento, de Mitre y de Facundo, de Ángel Vicente Peñaloza y Juan Bautista Alberdi, de Pellegrini y de Yrigoyen, de Perón y de Balbín. Yo quiero ser presidente de un reencuentro, en lugar de transformarme en el líder de una nueva división entre hermanos".
- "Es un gobierno que ha convocado ampliamente a todos los sectores. Es un gobierno que pretende buscar lo mejor de cada uno, su aporte más constructivo y eficaz. Porque hay que romper el pacto infame de convivir con el egoísmo".
- "Ha llegado la hora de que cada argentino tienda su mano al hermano, para hacer una cadena más fuerte que el rencor, que la discordia, que el resentimiento, que el dolor, que la muerte que el pasado".
- "Ha llegado la hora de un gesto de pacificación; de amor, de patriotismo. Tras seis años, de vida democrática no hemos logrado superar los crueles enfrentamientos que nos dividieron hace más de una década. A esto yo le digo basta. A esto el pueblo argentino le dice basta, porque quiere mirar hacia adelante; con la seguridad de estar ganándose el futuro, en lugar de sepultarse en el ayer".
- "Entre todos los argentinos vamos a encontrar una solución definitiva y terminante para las heridas que aún faltan cicatrizar".
- "No vamos a agitar los fantasmas de la lucha. Vamos a serenar los espíritus. Vamos a decirle que jamás se alimentará un enfrentamiento entre civiles y militares, sencillamente porque ambos conforman y nutren la esencia del pueblo argentino".
En 1998, se investigó a Videla y otros jefes militares por apropiaciones de niños durante la dictadura, por lo que varios de ellos fueron nuevamente detenidos. Sin embargo, varios años después de los indultos decretados por Carlos Menem y el propio Raúl Alfonsín, y precisamente en 2003 llegaría Néstor Kirchner a la presidencia, que promulgó la ley 25.779, declarando así la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Esta nueva etapa dio inicio a la realización de varios juicios orales y públicos por delitos de lesa humanidad a represores, civiles y militares que cometieron delitos de lesa humanidad en la última dictadura cívico-militar en la Argentina. Y la historia fue un poco más justa...