La firma del decreto de nacionalización del litio en México declaró como zona de reserva 234.855 hectáreas en el estado de Sonora, a pesar del lobby corporativo sectorial con el que el presidente Andrés Manuel López Obrador se enfrenta desde el fallido intento de reforma eléctrica que buscó llevar adelante el año pasado.
El decreto firmado el 18 de febrero estableció la existencia de un doble régimen jurídico para el litio. Así, las concesiones ya otorgadas serán reguladas y vigiladas por la Secretaría de Economía, por un lado, y el Estado a través de una empresa estatal se encargará de la exploración y explotación desde la reforma, por el otro.
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El llamado oro blanco, es un recurso crítico en el proceso de transición energética que no sólo pide a gritos la situación climática mundial, sino sobre todo, que exige la nueva fase hacia la que transita el sistema productivo: un mundo digitalizado. Aún cuando la explotación y la posibilidad de darle valor agregado es todavía una idea, el Presidente mexicano avanza en reservar el recurso, su exploración y su explotación, para los planes que diseñe el Estado, en lugar del mercado exclusivamente.
El carácter estratégico de este mineral es tal para el nuevo momento socioproductivo, que de acuerdo con un informe del Banco Mundial, para el año 2050 se proyecta un aumento en la producción del litio de 488% respecto a la del 2018. No hay tiempo que perder si del control de las reservas y su industrialización en origen se trata.
“Lo que estamos haciendo es nacionalizar el litio para que no lo puedan explotar extranjeros. El petróleo y el litio son de la nación, son del pueblo de México, de todos los mexicanos”, expresó López Obrador al firmar el decreto, días atrás. Un posicionamiento importante en tiempos donde la carrera por apropiarse de los recursos naturales estratégicos de nuestra América se recrudece.
En el país, tomando el sector minero en general, operan actualmente alrededor de 238 mineras, de las cuales 151 (es decir el 70%) son de origen angloamericano, especialmente canadiense. En abril del año pasado México modificó su ley minera, señalando al litio como patrimonio de la nación, restringiendo la participación de privados nacionales o extranjeros en su explotación y dejándola en manos del Estado a través de la empresa “Litio para México” (LitioMx), de allí en más, encargada de “la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio, ubicado en territorio nacional", así como "la administración y control de las cadenas de valor económico de dicho mineral".
Ese mismo mes, con iniciativa boliviana y la participación de los representantes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Bolivia, Argentina, Chile y México, se desarrolló el foro virtual “Perspectivas del Litio desde América Latina”. Allí, Rocío Nahle García, Secretaria de Energía de México deslizó la iniciativa del Estado mexicano de fabricar vehículos eléctricos y su interés por explotar soberanamente las 1,7 millones de toneladas métricas de reservas de litio con las que cuentan, según el Instituto Geológico de los Estados Unidos. Debería despertar al menos una alerta que en pleno siglo XXI, los datos sobre los recursos disponibles en la región latinoamericana, sean propiedad de un organismo estatal norteamericano.
Además, bajo diversas iniciativas, se viene poniendo sobre la mesa del debate político la posibilidad de establecer un precio de referencia para el litio latinoamericano. La organización gremial empresarial del sector ha generado recientemente la nueva Cámara Latinoamericana del Litio que busca mejorar las condiciones de negociación con multinacionales.
Respecto del litio en particular, México cuenta con 36 concesiones, de las cuales 27 se encuentran activas, controladas por 10 empresas de capital extranjero.
Entre las concesiones de larga data, que de acuerdo al decreto podrán ser revisadas, se encuentra justamente en la región de Sonora, la empresa de capital chino Bacanora Lithium autorizada a extraer 35.000 toneladas por año de carbonato de litio en un yacimiento con 8,8 millones de toneladas equivalentes, con reservas que durarían 250 años.
Los depósitos investigados hasta el momento en el país, están ubicados en Teocaltiche y Jalostotitlán, al este de Jalisco en los límites con Guanajuato; en Bacadehuachi, Agua Prieta y Nogales, Sonora, y en Piaxtla, Puebla. Todos los proyectos están en fase exploratoria. La mina de Sonora, donde se firmó el decreto, es la más avanzada en cuanto a la posibilidad de entrar en una fase de explotación. Pero hay más interesados en el mineral disponible en territorio mexicano.
Sin ir más lejos, Elon Musk, empresario estadounidense, ha explicitado su interés en hacer una gran inversión en el país, donde planea abrir una planta de producción de Tesla, su compañía dedicada a la producción de autos eléctricos.
México en el contexto internacional
México es el décimo país más poblado del mundo (130 millones de personas) y un 43 por ciento de su población se encuentra en situación de pobreza, mientras que poco más de la mitad de las y los trabajadores realizan su actividad de manera informal. En materia económica el sector manufacturero continúa siendo de gran importancia, representando alrededor del 18% del Producto Interno Bruto (PIB). El principal motor de ese sector son las exportaciones a partir del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-Mec).
Si observamos particularmente la rama automotriz, las nuevas reglas de origen dentro del acuerdo comercial y las subvenciones del gobierno estadounidense para impulsar la electromovilidad empujaron un proceso de deslocalización cercana. México recibe entonces parte de las relocalizaciones productivas que Estados Unidos impone a sus socios, amparado actualmente en la Ley Contra la Inflación que Biden, en un acuerdo bipartidista en el Congreso, dispuso para financiar corporaciones con capitales mayoritariamente norteamericanos.
En ese marco, juegan las compañías transnacionales que buscan quedarse con los recursos naturales por un lado, (a cualquier costo medioambiental) y por otro, utilizar mano de obra barata en el país.
A fines de enero la Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, en diálogo con el think tank, Atlantic Council expresó con claridad la importancia de la región para EEUU. "¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, está el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo se encuentra en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile", dijo.
El proyecto de AMLO de catapultar al país como potencia en el marco de las nuevas producciones que demandará la transición energética, aparece como una oportunidad para el desarrollo de México, que se encuentra en una relación de absoluta dependencia con la economía norteamericana. Para tal fin y en consonancia con lo que viene empujando, su mirada y su horizonte estratégico demanda la articulación regional con Latinoamérica y el caribe.
Unidos o dominados en la transición mundial
En noviembre de 2022, más de un millón de personas se volcaron a las calles para mostrar apoyo a la gestión de AMLO, que por esos días enfrentaba las críticas y contramarchas de la oposición por la Reforma Electoral, aprobada finalmente por el Senado esta semana.
Y es que en 4 años de gobierno el mandatario ha logrado -pese a los pendientes- poner en el centro políticas sociales necesarias y urgentes.
A su vez, el presidente aparece como el arquitecto de la construcción de un proceso de integración regional que “amenaza” con articular a Latinoamérica a través de la CELAC y, más específicamente, a los países que juntos poseen hoy la mayor cantidad de reservas de Litio a nivel mundial. Como ya hemos visto, en abril de 2022, el mandatario convocó a Argentina, Chile y Bolivia, que juntos poseen el 60% de las reservas, para dialogar sobre el tema. Es sabido además que en el proyecto de nacionalización del Litio en México, Bolivia participa como un asesor estratégico.
Desde esta posición es que, con el interés de presentarse como el garante de los procesos de articulación regionales, AMLO, en una reunión bilateral con Biden a principios de este año, reiteró su propuesta panamericanista al presidente estadounidense: “la propuesta, presidente Biden, es integral. Implica consolidarnos como región económica en el mundo, fortalecer la hermandad en el continente americano, respetar nuestras diferencias y nuestras soberanías, y procurar que nadie se quede atrás y que juntos vayamos en busca de la bella utopía de la libertad, la igualdad y la verdadera democracia.”
En este marco, es que la nacionalización de este recurso estratégico puede valorarse como una oportunidad y también un desafío para México y la región entera. Un dilema frente al que se han encontrado la mayoría de los proyectos populares al ocupar nuevamente posiciones de gobierno: aprovechar la propuesta de un proyecto estratégico de carácter global para mejorar las condiciones de vida de la población, en riesgosos procesos de alianzas con capitales globales y potencias mundiales cuyo único interés es sacar ventaja en la carrera mundial por poner las reglas del juego en la nueva fase del capitalismo.