Pena de muerte por vivir en la calle: otro caso de gatillo fácil en la Ciudad

15 de mayo, 2015 | 14.07

En la madrugada del sábado 7 de febrero, el agente de la Policía metropolitana Sebastián Ezequiel Torres asesinó de un disparo por la nuca a Roberto Claudio Autero, un joven en situación de calle que estaba con un grupo de amigos en las cercanías de un automóvil estacionado en la calle Rosario, "en una actitud sospechosa", según relató el policía. El disparo, según los peritajes, se realizó a una distancia de 50 metros.

El Centro Educativo Isauro Arancibia (a donde asistía Robertito) y el diputado porteño por Seamos Libres, Pablo Ferreyra, denunciaron el asesinato y pidieron en conferencia de prensa un informe sobre el accionar de la Metropolitana en el caso. De la conferencia participaron también los diputados María Rachid (FPV), Gabriela Alegre (FPV), José María Campagnoli (NE), Virginia González Gass (PSA), entre otros.

Roberto Autero tenía 16 años, estudiaba en la escuela Isauro Arancibia y era un chico tímido, un "abrazo silencioso", según la descripción de sus últimos profesores. Vivía, la mayoría del tiempo, en situación de calle. Su madre –quien también vivía en la calle- murió en 2010 y uno de sus tres hermanos está internado en una institución psiquiátrica, a la que "Robertito" lo iba a visitar cada vez que podía. Su padre vive en Villa Zabaleta, un lugar que, cada tanto, el chico visitaba. Su vida fue variando entre aquel barrio, la calle y distintos hogares.

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Todos los verbos están en pasado porque Robertito ya no vive en la calle, ya no visita a su padre y ya no va a ver a su hermano a la institución psiquiátrica ya que el 7 de febrero de 2015 el policía Sebastián Ezequiel Torres lo asesinó de un disparo por la nuca a 50 metros de distancia. Según el agente, el tiro fue de frente, "entre ceja y ceja" y lo hizo porque "los chicos se encontraban en una actitud sospechosa, por lo que dio la voz de alto que no fue acatada". Además, aclaró que Roberto tenía un arma y se dio vuelta para dispararle y que él sólo se defendió. Sin embargo, esta versión se contradice por completo con los resultados de la autopsia, que confirman que la bala ingresó por la nuca y salió por la frente.

Esta situación, este caso de "gatillo fácil", no fue un caso aislado: "La Ciudad tiene una policía que no está educada en derechos humanos y no está al servicio de los más desprotegidos sino que es una policía represiva" aseguró a este medio Susana Reyes, directora del establecimiento al que iba Roberto.

Gabriela Alegre, una de las diputadas del FPV que acompañó a Pablo Ferreyra en el pedido de informe, habló con El Destape: "Mauricio Macri se dedicó a crear una policía que lo único que hace es reprimir a los sectores más vulnerables de la Ciudad, como lo hizo en el Borda o en el desalojo del asentamiento de la villa Papa Francisco. Por eso, vamos a trabajar para que se modifique la Policía Metropolitana y para que la Legislatura avance con los cambios en la Ley de Seguridad Pública de la Ciudad de Buenos Aires, que el bloque del PRO se niega a tratar".

Por su parte, María del Carmen Verdú, abogada de CORREPI aseguró: "Cabe aclarar que esta fuerza no es nueva, sólo el cartelito lo es. Hay muchos policías de la Metropolitana que vienen de otras; de la Bonaerense, de la Federal".

Seguro el lector aún recuerde –un poco por la relevancia del caso y otro poco porque el viernes hubo sentencia en el juicio- el caso de Luciano Arruga. Pero Luciano (también de 16 años y de condición humilde) era de Lomas del Mirador, por lo tanto los responsables no fueron de la policía Metropolitana. Esto abre un interrogante: ¿cómo se manejan todas las fuerzas de seguridad y por qué?

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Según un informe de la CORREPI, desde diciembre de 1983 hasta noviembre de 2014 hay, en todo el país, 4278 casos de personas asesinadas por el aparato represivo del Estado, de los cuales el 46% son casos de gatillo fácil, mientras que el 39% son muertes en cárceles, comisarías o bajo custodia policial. Asimismo, del informe se desprende que en los últimos 12 años hubo casi 2800 casos de violencia institucional y en él se puede ver que en todas las provincias hay situaciones de este tipo.

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María del Carmen Verdú explicó a El Destape el accionar de las fuerzas policiales y dijo: "Hay que entender que esto se da como una forma de control social. Las fuerzas policiales se convierten en represivas para disciplinar a la sociedad y, en muchos casos, se criminaliza la pobreza para justificar el accionar represivo".

Además, agregó: "Esto es culpa del aparato represivo que recluta a los pibes para robar, que los hace adictos al paco y de un sistema que necesita esto para subsistir".

Susana Reyes, por su parte, señaló: "Esto le pasó a Roberto pero podría haber sido a cualquiera de sus compañeros, todos están en extrema vulnerabilidad. Son mirados con temor cuando ellos son los que viven en la peor situación".

Hoy se vive en una realidad en la que los casos de gatillo fácil, de muertos en comisarías y cárceles, de violencia institucional y represiones no dejan de aparecer. Cada vez son más los disparos contra gente humilde sólo por su condición.

Día a día, siguen aumentando los bancos vacíos en las aulas del Isauro Arancibia que, el 28 de mayo, hará un abrazo al colegio y plantará un árbol en memoria de "Robertito", quien una vez escribió en su cuaderno que "no se puede tapar la crueldad"... antes de ser víctima de la misma.

Carpeta Roberto
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Cortesía CosechaRoja.org

El pedido de informe de Pablo Ferreyra, acompañado por otros diputados y organismos de DDHH: