En medio del resurgir de los juegos de mesa en el país y en el mundo, un docente marplatense creó ¿Quién quiere ser presidente?, donde todos compiten por ser el próximo jefe de Estado del país.
El verbo jugar suele utilizarse con frecuencia en el mundo político para referirse a los movimientos que los dirigentes realizan en la gestión o a la hora de conformar alianzas y plataformas electorales. Pero, lejos de influir sobre la vida de millones de personas, en ¿Quién quiere ser presidente? (QQSP) jugar implica ponerse en la piel de un político para divertirse y sólo molestar un poco a amigos y familiares.
El juego, que se puede disputar de 3 a 6 jugadores, enfrenta a gobernadores que tratan de llegar al gobierno en diversos procesos electorales mientras hacen tambalear al presidente de turno con diversas artimañas y estrategias, quien trata de sostener su cargo y entorpecer a los gobernantes provinciales para concluir su mandato.
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"La idea surgió hace cinco años por un interés propio en la temática de política. Arranqué con un prototipo muy verde y cuando fui conociendo más el mundo de los juegos de mesa lo fui puliendo", contó a El Destape Nicolás Martínez, el docente marplatense de informática y filosofía detrás de QQSP.
En un año caliente para la política doméstica, la creación de Martínez busca abrirse un espacio en el mundo de los juegos de mesa modernos, un fenómeno que se instaló en gran parte del mundo a partir de la publicación del alemá Catán en 1995 y crece cada vez más en Argentina con la llegada de la editorial brasileña Devir, la expansión de la nacional Bureau de Juegos (ahora Buró) a España y Brasil, y el fortalecimiento de espacios de reunión como Geek Out y Conexión Berlín.
De hecho, esa expansión fue fundamental para que el juego pudiera desarrollarse, mutar y llegar a su forma final. "Lo fuimos testeando por todo el país y así conocí a Omar Dambolena en Mendoza, que hoy es el diseñador del juego", explicó Martínez.
Y resaltó: "Desde que empecé el juego el mercado creció un montón, diría que exponencialmente. Hace unos pocos años, los jugadores se juntaban en un departamento y este año hubo un evento de dos días por el que pasaron 2 mil personas al día. Hay una comunidad que demanda cada vez más".
Ese encuentro fue la Geek Out Fest, el evento lúdico más grande de latinoamérica que ya tuvo cinco ediciones (la última en junio pasado) y se convirtió en una pieza fundamental para el fomento y la promoción de creadores y editoriales de bandera, en una economía bastante hostil para los que buscan generar valor agregado.
De hecho, QQSP no quedó exento de los últimos cimbronazos políticos. Cómo si se tratara de una fase del propio juego, la tremenda escalada del dólar post PASO puso en aprietos la producción del juego y obligó a replantear plazos y precios. "Los materiales del juego se empezaron a producir a fines del año pasado y ya estamos en la etapa final, pero justo vino la devaluación. Tuvimos que volver a pedir precios y todo aumento mucho, alrededor de un 30%", apuntó Martínez.
Y remarcó: "Es complicado producir un juego acá, implica bastante dinero. Tenemos muchos componentes y eso implica un gasto. Es casi imposible para una persona con un sueldo medio producirlo, pero a nosotros nos ayudo que la planificación del juego llevó tanto tiempo".
La salida al mercado está planificada para fines de 2019, cuando se dirima el nuevo presidente, pero las las complicaciones en el país "son como en el juego". No en vano, una de las "medidas de ajuste" de ¿Quién quiere ser presidente? refiere a la devaluación.