Buitres pueden pedir la aceleración de la deuda con sólo dos millones de dólares

04 de noviembre, 2014 | 16.21

Por Ezequiel Orlando
Redacción "El Destape"
@zetaorlando

Debido a la cláusula del default cruzado, cualquier bonista puede requerir la aceleración de los bonos de la deuda. Para ello, se requiere el 25% de los títulos de una misma serie y el mínimo lo representan los Par emitidos en 2010 bajo la ley japonesa, de los cuales circulan sólo u$s9 millones.

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Si bien los bonos Par ingresaron a la "cesación de cobro técnica" a fin de la semana pasada, desde el default de los Discount en julio está dentro del poder de los acreedores pedir el pago íntegro de los activos de deuda por el llamado "cross default". Este artículo, incluido en los prospectos de las últimas dos reestructuraciones, plantea que si se bloquean los intereses de un bono, la falta de pago se contagia al resto de la deuda.

Esto puede convertir en impagables a los cerca de u$s100.000 millones de pasivos pública neta de organismos oficiales, aunque representen sólo el 15% del PBI argentino, ya que este recurso exige el desembolso inmediato del total.

Un respiro para el Gobierno resulta que para si algún fondo desea exigir la aceleración deben juntar el 25% del total de una misma serie; es decir, el mismo bono con la misma legislación y el mismo año de creación.

Pero según cálculos de quienes participaron de cerca en los canjes, con sólo U$S 2 millones un buitre puede poner en jaque a la estrategia oficial e incluso del mayor litigante: Paul Singer. Es que los títulos Par con ley Japón que surgieron en 2010 tuvieron la menor tirada, del equivalente en yenes a U$S 9 millones.

El temor latente en la City financiera recobró fuerza cuando Owl Creek Asset Management LP adelantó el jueves pasado que buscará acelerar los Par, con lo que lograría una ganancia del 100%. Para ello, debe localizar y comprar un monto relativamente bajo, pero de poca liquidez en los mercados internacionales. "En el mundo casi no se transan estos papeles afortunadamente", respiró un analista bursátil.

En caso de que se inclinen por títulos argentinos dolarizados, su siguiente opción son los Par ley Nueva York, también de la reestructuración de 2010, donde se incluyó a una menor cantidad de acreedores. De estos se emitieron U$S 97 millones, por lo que con U$S 24 millones pueden demandar una aceleración del total de la deuda argentina.

Para ello deben requerirle al fiduciario, el Banco de Nueva York (BoNY), una asamblea de bonistas donde un 25% tiene que pronunciarse en esa postura. Si bien el gobierno plantó al Banco Nación Fideicomiso como agente de pagos, los holdins no lo aceptaron aún, por lo que no cumple ningún rol.

Una vez conseguido ese porcentaje sólo existen dos condiciones para que no se cumpla el pedido de aceleración: que un 51% se pronuncie en contra y que el Tesoro nacional pague los intereses adeudados. La segunda continúa impedida por el juez Thomas Griesa.

Aunque Owl Creek amenazó ya con buscar este propósito, los buitres liderados por NML no siguen esta táctica. El ex secretario de Finanzas Daniel Marx manifestó que "no es racional para el tenedor acelerar salvo que juegue a maximizar daño, no ganancia, ya que es un juego de alto riesgo". Si bien Singer podría haber jugado con ese as bajo la manga, a Argentina se le complicaría enormemente pagarle, por lo que no representa una estrategia que convenza a quienes diversificaron su cartera con activos argentinos.

En cambio, Guillermo Nielsen, que sucedió a Marx entre 2002 y 2005, advirtió por los llamados "nuevos buitres". "Son fondos de alto riesgo desconocidos para el país porque nunca antes compraron títulos argentinos, pero que desde el default técnico comenzaron a participar en la plaza local buscando los papeles que más les rendirán si logran requerir la aceleración", señaló.

A estos Nielsen se refiere como "buitres de segunda generación". Es que Jeffrey Altman, el fundador de Owl Creek, compró antes de que termine junio U$S 31,7 millones en acciones de YPF, pero el resto de sus activos no tienen exposición ante los vaivenes de Argentina. Tener poco par perder puede convertir en peligrosas a sus próximas jugadas, a menos que también sea una manera genuina de pedir un lugar en la mesa de negociación que comenzará en 2015.