En la ciudad más rica del país al menos 300.000 personas viven en villas y asentamientos; 7.500 no tienen techo y más del 35% de los hogares alquila su vivienda en condiciones libradas al libre mercado y pagan de alquiler una importante porción de su salario. Frente a esta emergencia habitacional, aparece un número que llama la atención: 138.328 casas y departamentos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires están vacíos. De acuerdo a un informe reciente del Instituto de Vivienda de la Ciudad y la Secretaría General y Relaciones Internacionales (SGyRI) del gobierno porteño más del 9,2% del total de las viviendas porteñas están vacías.
El número surge de un estudio preliminar (“Mesa de estudio de viviendas vacías”) donde la vacancia se determina a partir del consumo de electricidad domiciliaria analizados con datos aportados por el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE) durante 2017. Una segunda fase del informe analizará la evolución del consumo eléctrico durante la última década.
La vacancia se concentra en el corredor norte, que incluye principalmente las comunas 1 (Retiro, San Nicolas, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución), 2 (Recoleta) y 13 (Palermo). Mientras que la zona sur, es decir, las comunas 4 (Barracas, La Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios), 8 (Villa Soldati, Villa Lugano y Villa Riachuelo) y 9 (Parque Avellaneda, Liniers y Mataderos), son las que presentan mayores situaciones de ocupación.
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La Mesa de Alquileres -conformada por organizaciones sociales, organismos públicos de defensa, organizaciones de inquilinos e inquilinas, legisladores y sectores del mercado inmobiliario-viene hace tiempo tratando de poner el foco sobre las propiedades ociosas y advirtiendo que las viviendas que se construyen y las necesidades habitacionales de la ciudad van por caminos opuestos.
De acuerdo a un análisis del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que forma parte de la Mesa de Alquileres, entre 2005 y 2018 se construyeron más de 195 mil viviendas, de las cuales más del 50% son suntuosas y lujosas. Estos datos surgen de la Dirección General de Estadísticas y Censos.
“Regular la ociosidad de los inmuebles debe ser parte de una política integral de hábitat que proteja los derechos de los habitantes de la ciudad”, señalaron en un documento desde el CELS.
¿Puede implementarse en Argentina un impuesto a la vivienda ociosa como solución a la emergencia habitacional? Para Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos Nacional y referente de Inquilinos Agrupados, “es muy difícil implementar un impuesto a la vivienda ociosa en la Ciudad de Buenos Aires y en el país porque todo el mercado inmobiliario está en negro. No se sabe cuáles son las viviendas que están en alquiler, no se entrega factura y por lo tanto no hay un registro de impuestos, ni se sabe en qué condiciones se alquilan”. Y agregó: “estamos tan atrasados en materia de política de vivienda y control del mercado inmobiliario que sin blanquear todo el mercado es muy difícil tomar una medida de este tipo”.
Alcanza con cruzar el Río de La Plata para encontrar respuestas políticas creativas y novedosas a la existencia de las viviendas ociosas. En Montevideo, por ejemplo, las propiedades que registran bajos consumos de agua y luz son consideradas ociosas y tributan un adicional al impuesto inmobiliario.
En Barcelona, el ayuntamiento expropió el derecho de uso de inmuebles vacíos para ponerlos en alquiler durante al menos diez años. En Berlín y Andorra se congeló el precio de los alquileres para contener la constante expulsión. Mientras que en Nueva York, el municipio decidió tomar diversas medidas para promover la construcción de unidades en alquiler a precio tasado y tiene programas de congelamiento para familias de bajos salarios.
“Frente a la situación de crisis económica estamos pidiendo al Ejecutivo que congele el precio de los alquileres hasta fin de año, una medida que fue tomada en la crisis de 2001 en Argentina y que fue tomada en los últimos meses por grandes ciudades del mundo en países que no están en una situación económica de urgencia como la Argentina pero que sin embargo han congelado los precios. Es fundamental y urgente que se tomen medidas para el sector de los inquilinos que es un sector grande que la está pasando realmente mal”, dijo Gervasio Muñoz a El Destape.
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Mientras tanto, los alquileres en la Ciudad de Buenos Aires están rompiendo todos los récords: son los más caros de la historia. Más de la mitad del salario promedio de los y las inquilinos y las inquilinas se va directo a manos de quienes les alquilan. Esto sin contar las expensas y los servicios en el cálculo. De acuerdo a especialistas, un registro similar hubo en 1978, en plena dictadura cívico-eclesiástica-militar.
En este contexto se vuelve cada vez más urgente la necesidad de una normativa que proteja a quienes alquilan, regule los precios, establezca reglas justas y de respuestas políticas para que no haya casas vacías, gente en la calle y alquileres sin control.