Organizaciones de libertad de prensa condenaron hoy las penas de prisión dictadas a dos periodistas iraníes por haber contribuido a hacer pública la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini, que desató un inédito movimiento de protestas en Irán.
Niloufar Hamedi, de 31 años, que trabajaba para el periódico iraní Shargh, acudió al hospital de Teherán donde Amini estaba en coma durante tres días tras su detención antes de morir.
Elaheh Mohammadi, de 36 años, periodista del diario Ham Mihan, fue a la ciudad natal de la joven, en Saqqez, en el oeste de Irán, para cubrir su funeral.
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Las dos periodistas fueron arrestadas poco después del 16 de septiembre de 2022, fecha en la que murió la joven kurda iraní de 22 años, y puestas en prisión preventiva en espera de su juicio y veredicto.
En agosto, la Justicia explicó que sus causas no estaban relacionadas principalmente con el caso Amini, sino con su "colaboración" con el "gobierno hostil de Estados Unidos", a través de la ONG californiana United for Iran.
La República Islámica de Irán no mantiene relaciones diplomáticas con Estados Unidos, a quien considera su enemigo.
Elaheh Mohammadi fue condenada a seis años de prisión y Niloufar Hamedi a siete años de prisión por colaboración con los Estados Unidos, según informó ayer la agencia de noticias del Poder Judicial iraní, Mizan Online.
Durante su juicio, ambas rechazaron las acusaciones.
Sus familiares y abogados criticaron no haber podido asistir al juicio.
"La sentencia es escandalosa. Un año de prisión preventiva no ha satisfecho la sed de venganza de la República Islámica", afirmó hoy el jefe de la oficina de Reporteros Sin Fronteras (RSF) para Medio Oriente, Jonathan Dagher, informó la agencia de noticias AFP.
"Son una parodia (de la justicia) y una oscura ilustración de la erosión de la libertad de expresión", dijo Sherif Mansour, coordinador para Medio Oriente y Norte de África del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
Ambas fueron condenadas también a cinco años de prisión por conspiración contra la seguridad del Estado y a un año de prisión por propaganda contra la República Islámica, informó Mizan Online, que precisó que las penas se cumplirían al mismo tiempo.
La muerte de Amini generó una masiva ola de protestas en el país.
Cientos de personas murieron durante las manifestaciones a finales de 2022 y miles más fueron detenidas por participar en ellas. Siete hombres fueron ejecutados en relación con esas marchas.
Los medios de comunicación iraníes informaron en agosto que, desde las protestas, las autoridades hostigaron a más de 90 periodistas en el país.
Asimismo, el Gobierno iraní cercenó las libertades de las mujeres al cerrar salones de belleza, prohibirles la entrada a parques nacionales, no permitirles circular sin un hombre que sea responsable de ellas, entre otras cuestiones.
Por otro lado, el 1 de octubre, la adolescente iraní Armita Garawand, de 16 años, entró en coma en circunstancias muy controvertidas en el metro de Teherán, luego de supuestamente haber sido golpeada por la Policía de la Moral por no llevar puesto el hiyab.
Las autoridades informaron que se había tratado de un "desmayo por un bajón de presión", pero varias ONGs internacionales pusieron en duda esta versión y pidieron una investigación internacional del hecho.
Un medio de comunicación iraní -la agencia de noticias Borna, afiliada al Ministerio de Juventud y Deportes- dijo ayer que la adolescente se encontraba con muerte cerebral, pero la información no fue confirmada por medios oficiales.
La ONG Hengaw publicó el 12 de octubre un informe médico poco alentador sobre la salud de la joven, en el que decía que, si bien el cuadro no se había modificado desde su internación, eso no implicaba una mejoría y era casi imposible revertir el cuadro.
Con información de Télam