Minería de oro ilegal surge en estado agrícola brasileño que limita con la Amazonia

22 de agosto, 2024 | 18.23

Mientras Brasil intenta acabar con la minería ilegal de oro en la selva amazónica, miles de mineros salvajes se han concentrado en el estado agrícola de Mato Grosso, denunció Greenpeace el jueves.

Un avión de Greenpeace tomó el miércoles fotos impactantes de decenas de hectáreas de bosque, despojadas de vegetación y cavadas por los mineros, que mostraban que la mina estaba en un territorio indígena protegido llamado Sararé.

Greenpeace citó las estimaciones de los fiscales federales de que hay 5.000 mineros ilegales en el lugar, cifras que han aumentado desde el año pasado, a pesar de los esfuerzos de la policía y de la agencia gubernamental de protección medioambiental, Ibama.

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"En julio, el territorio de Sararé fue objeto de una operación de la policía federal, Ibama y otros organismos federales para despejar la zona y quemar la maquinaria de excavación utilizada por los mineros. Sin embargo, como muestran las imágenes, decenas de excavadoras permanecen allí", afirmó Greenpeace en un comunicado.

Según la Constitución brasileña, las tierras indígenas formalmente reconocidas están prohibidas para la minería y la agricultura comercial.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva se ha comprometido a eliminar la minería ilegal de las tierras indígenas y a reducir la deforestación ilegal a cero para el final de su mandato en 2026.

El año pasado, en la Amazonia, su Gobierno desplegó fuerzas militares y policiales en una operación para desalojar a miles de mineros de oro del territorio yanomami, la mayor reserva de Brasil, en la frontera norte con Venezuela.

Pero los mineros ilegales, alentados por los precios récord del oro, han seguido infiltrándose en el territorio, trayendo enfermedades y violencia y provocando una malnutrición generalizada entre los yanomami, la mayor tribu relativamente aislada de Sudamérica.

En la reserva de Sararé, unos 250 indígenas viven en siete aldeas que ahora se ven amenazadas por la minería ilegal, que se suma a una frontera agrícola que avanza implacable hacia la selva amazónica, abriendo nuevas plantaciones de soja.

Los datos del sistema brasileño de imágenes por satélite DETER, que detecta nuevas deforestaciones y explotaciones mineras, muestran que las alertas de nuevas zonas mineras, se dispararon de 273 a 570 hectáreas en los seis primeros meses de este año en Sararé, según Greenpeace.

Con información de Reuters