Rusia reconoce a las dos republicas separatistas de Ucrania y crece la tensión

Tras ocho años de guerra en el este ucraniano, el presidente Vladimir Putin reconoció la independencia declarada por milicias pro rusas en 2014 en parte de dos provincias fronterizas con Rusia, una decisión que amenaza con profundizar la confrontación con EEUU y Europa con consecuencias aún imprevisibles.

21 de febrero, 2022 | 15.43

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, reconoció por decreto la independencia de las dos repúblicas separatistas que se levantaron en armas en 2014 contra el Estado ucraniano en el este del país, en parte de dos provincias fronterizas con el territorio ruso. Esta decisión, que fue anunciada en un duro discurso en el que describió a Ucrania como un país inventado por la URSS a punto de convertirse en una plataforma militar para la OTAN, podría desestabilizar aún más la explosiva situación en la región ya que desató una ola de amenazas de sanciones desde las potencias occidentales y habilitó a que Moscú ordenara el envío de una "misión de soldados de paz" a la zona de los separatistas. 

"Considero necesario tomar una decisión que debería haber sido tomada hace mucho tiempo: reconocer inmediatamente la independencia y soberanía de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk", anunció Putin en un discurso televisado, lo que desató festejos de inmediato en las calles de esas dos regiones. El mandatario ruso, sin embargo, no aclaró si Rusia reconoce la soberanía de las repúblicas separatistas a lo largo de los límites oficiales de las dos provincias de Ucrania o solo de la parte de esas provincias que las milicias realmente controlan. La diferencia es significa porque la mayoría de las provincias de Donetsk y Lugansk siguen bajo control del Estado ucraniano. 

Cómo afecta a la escalada entre Rusia y EEUU 

Esta decisión, que el mismo Putin había rechazado en 2014 luego de negarse también a anexar esas dos repúblicas no reconocidas, puede terminar de hacer volar por los aires la situación en Ucrania. Por un lado, significa que Rusia dio por muertos los Acuerdos de Minsk, firmados por Moscú, Kiev, Berlín y París para establecer un alto el fuego -que siempre fue frágil y violado de manera intermitente- y abrir un proceso de paz que ponga fin a la guerra separatista en esa región ucraniana. Uno de los puntos centrales de esos acuerdos era que Rusia reconocía la integralidad territorial de Ucrania y, a cambio, el gobierno en Kiev aceptaba a discutir una mayor autonomía en la zona en disputa y una amnistía general para los milicianos que se levantaron en armas. 

Por otro lado, el reconocimiento de Rusia a las "repúblicas" de Donetsk y Lugansk abriría la puerta a que Rusia pueda ingresar ayuda militar y económica ya de manera pública y, por ende, a mayor escala. Hasta ahora, el gobierno ucraniano, Estados Unidos y las potencias europeas denunciaban el apoyo del Kremlin a los separatistas, pero Moscú lo desmentía. Sin embargo, los cadáveres de soldados rusos en la zona de combate en Ucrania y equipamiento militar ruso confiscado demostraron sin duda que la ayuda y la cooperación existieron a lo largo de estos ocho años. 

En el contexto actual y luego que el gobierno ruso denunciara que las Fuerzas Armadas ucranianas estaban cometiendo "un genocidio" en los territorios controlados por los separatistas en Donetsk y Lugansk, la gran incógnita es si este reconocimiento de Putin será la base legal para enviar tropas para apoyar a las milicias independentistas ucranianas en su guerra contra Kiev. En otras palabras, la invasión que la Casa Blanca tanto viene pronosticando. Aún no está claro si esto sucederá a gran escala, pero el gobierno ruso anunció hoy que Putin le pidió a su Ministerio de Defensa que envié una "misión de soldados de paz" a la región ucraniana dominada por los separatistas.

La respuesta de Ucrania y sus aliados

Ante la rápida escalada de anuncios y decisiones, el gobierno francés llamó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, una iniciativa que busca frenar las medidas unilaterales de uno y otro lado. Por ahora, la Casa Blanca anunció en un comunicado que está preparando sanciones, pero aclaró que estas son complementarias de las que ha estado organizando con sus "aliados" para el caso de una eventual invasión rusa. En tanto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, prometió una reacción "firme" y "en solidaridad" con Ucrania, y Polonia -el país a donde Estados Unidos envió tropas recientemente-  pidió sanciones, presuntamente del bloque regional.

Mientras Alemania y Francia se declararon "decepcionados" por la decisión de Putin, que él mismo les comunicó antes de su discurso, Reino Unido, calificó el reconocimiento ruso como "una violación flagrante de la soberanía" de Ucrania y se espera que apoye las sanciones de Washington. 

Ucrania pedía hasta el día de hoy a sus aliados occidentales tres cosas: 1. ingresar a la OTAN; 2. armas para enfrentar una posible agresión rusa; y 3. sanciones preventivas contra Rusia. Estados Unidos y las potencia europeas solo le enviaron armamento, pero ninguna transferencia militar en un corto plazo puede fortalecer lo suficiente la capacidad militar de Ucrania para poder enfrentar una ofensiva masiva del ejército ruso.  

En las próximas horas se definirá cual es el compromiso de los aliados de Ucrania que lanzaron amenazas casi todos los días desde hace semanas. Aún está fresco en Kiev el recuerdo de 2014 cuando Rusia pudo anexar la estratégica península ucraniana de Crimea sin demasiado costo. 

Putin, sin indirectas

El discurso del presidente ruso fue especialmente duro. Primero apuntó al corazón nacionalista de Ucrania: "Tenemos todas las razones para decir que los bolcheviques y Vladimir Lenin crearon Ucrania. (...) Los radicales y nacionalistas asumen el crédito por la independencia de Ucrania pero no tienen nada que ver con ella". Y como si esta declaración no hubiese sido suficiente provocación en medio de una escalada militar que ha alimentado los sentimientos de patriotismo en el país vecino, lanzó lo que pareció ser una advertencia: "Estamos listos para motrarles lo que una verdadero 'descomunización' sería para Ucrania", en referencia al proceso de ucranianización que encabezó Kiev en los últimos años para reivindicar la identidad nacional por sobre la fuerte influencia rusa y del antiguo bloque comunista que aún existe en el país, especialmente en términos de la lengua y la cultura. 

Putin sostuvo que Rusia actuó de manera solidaria con Ucrania en el momento de la disolución de la URSS y que, en cambio, fue tratada de manera injusta por la ex república soviética y por las potencias occidentales que "prometieron que la OTAN no se expandería hacia el Este". "Fuimos engañados. Fueron solo palabras vacías", sentenció. 

Además de criticar todo el período de independencia de Ucrania, el mandatario ruso fue especialmente duro con el giro político que dio el Estado vecino tras el levantamiento popular que, con el apoyo público de Estados Unidos y la Unión Europea, logró derrocar al entonces gobierno pro ruso, tras una represión que dejó muertos y escenas de caos en las calles de Kiev. Putin lo calificó como "un golpe de Estado" y sostuvo que las personas que viven bajo el control de las dos repúblicas separatistas que hoy reconoció sufren un "horror, un genocidio" con la actual guerra "solo porque no aceptaron lo que pasó en 2014"

Pese a las reiteradas denuncias de Moscú, no existen evidencias de un genocidio en la zona disputada del este ucraniana. De hecho, la ONU sí denunció crímenes de guerra pero no los adjudicó solamente a las Fuerzas Armadas ucranianas, sino a todas las partes beligerantes. 

Otro de los argumentos que esgrimió el presidente ruso fue que Ucrania está en camino a convertirse en una plataforma de la OTAN para que esta alianza militar se instale justo en la frontera con Rusia. Si entra a la OTAN, la dirección de las Fuerzas Armadas ucranianas estaría en el comando central de la OTAN y Estados Unidos no tendría ni que venir acá", sostuvo y describió a su país casi como un Estado fallido: "corroído por la corrupción", "sin libertad de expresión" y "sin una Justicia independiente".

"Rusia tiene todo su derecho a tomar medidas por su seguridad", concluyó el mandatario y acusó a Estados Unidos y sus aliados de generar la escalada actual contra su país: "¿Para qué convertirnos en un enemigo? Solo hay una respuesta, no necesitan un país tan grande y soberano como Rusia".

En ningún momento de su discurso Putin habló de enviar apoyo militar ahora que reconoce las repúblicas separatistas, el fantasma que sobrevuela por estas horas en Ucrania. Sin embargo, todo su mensaje estuvo dirigido a explicar por qué su gobierno no reconoce ninguna legitimidad -actual o histórica- al Estado ucraniano. 

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