Milei, el peor enemigo de la zona núcleo

En medio de la baja de los commodities, decidió reducir en un 50% el ritmo de devaluación. La falta de lluvias cumple un mes y hay temor a una nueva sequía. ¿La Mesa de Enlace se despierta de la siesta? Contactos entre los gobernadores de la región centro. 

16 de enero, 2025 | 00.05

El arranque del año electoral profundizó la crisis que se había incubado durante 2024. A la baja de los commodities, la inminente asunción de un Donald Trump que apuesta al renacer del dólar y la devaluación en Brasil se sumaron en los últimos días dos factores que pueden ser letales: la persistente falta de lluvias que cumple un mes y la decisión de Javier Milei de reducir en un 50% el ritmo de devaluación, aún cuando la inflación fue en el último mes más alta de lo que esperaba el gobierno.  

La sequía se siente en el corazón de la zona núcleo: perjudica al Sur de Santa Fe, afecta a un cuarto de la provincia de Córdoba y pega también en el norte de la provincia de Buenos Aires, lo que complica las cosechas de maíz y soja. Hace falta que llueva rápido y el gobierno de La Libertad Avanza juega con fuego, confiado en que tiene garantizada la sumisión del agronegocio, hoy uno de los grandes perdedores del modelo.

En su primer año de gobierno, el líder de la extrema derecha se reveló como un enemigo impensado para el campo: no sólo no cumplió con la promesa de bajar retenciones: además pisó el dólar en un movimiento que premia a los importadores y complica la cuenta de los exportadores. Todo en el inicio de un año que prevé sobreoferta mundial de soja.

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Después de Los Grobo y Surcos, la caída en default de una nueva empresa que tiene sede en Córdoba y campos en Entre Ríos, Campo de Avanzada, hace temer un efecto dominó. Obligada por el descontento de los productores sojeros que se sienten traicionados, la dirigencia nacional de la Mesa de Enlace hará su reunión mensual este jueves en Buenos Aires. La expectativa es que como mínimo se difunda un comunicado que vaya en línea con lo que firmaron las regionales provinciales del mismo espacio en los últimos días. La dirigencia ruralista, que en el balotaje de 2023 apoyó en masa al ahora presidente, no quiere confrontar con un gobierno liberal que tiene altos índices de popularidad, pero mantiene las retenciones y el control de cambios. “Muchos le tienen miedo a Milei”, dice uno de los empresarios del sector. Para ellos también corre el mensaje del presidente: adaptarse o morir.

Sin embargo, la situación empeora cada día. Hasta hace un mes, el único motivo que el mundo del agronegocio tenía para festejar bajo el mandato de Milei era el clima. Después de la terrible sequía de 2023, el 2024 vino con lluvias. Ahora, sin embargo, hace casi un mes que no llueve en gran parte del país y los pronósticos advierten que la situación puede extenderse todavía un tiempo más. Tal como contó El Destape, en el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, la soja de primera se deterioró por la seca en los primeros 10 días del año. El 19% de los lotes presentan condiciones regulares a malas, el 49% se encuentran en buen estado y el 32% está en condiciones muy buenas. El año pasado, para esta misma fecha, el 95% de los lotes estaba entre excelentes y muy buenas condiciones. Eso en el marco de un periodo en el cual los empresarios del sector advierten que, desde 2014, no hay un año húmedo. 

Milei no tiene ministerio de Agricultura y el secretario del área Sergio Iraeta es considerado un peón sin poder. El interlocutor que tenían las cerealeras era Juan Pazo, un empresario ganadero con inversiones en Miami, que pasó del ministerio de Economía a la nueva ARCA. La ausencia de diálogo es el gran mensaje del gobierno para un sector que camina hacia una mayor concentración de la tierra, con riesgo de extinción para los productores más pequeños.

El problema más grande lo empiezan a tener los gobernadores de la región centro, que hasta ahora se pronunciaron en forma personal a favor de la baja de las retenciones. Según pudo saber El Destape, en las últimas horas las conversaciones entre ellos se intensificaron en busca de encontrar alguna vía de acción para atenuar la presión. El gobernador peronista de Córdoba, Martín Llaryora, y el radical de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, reclamaron varias veces sin éxito que el gobierno compense al sector que mueve la economía de decenas de pueblos y ciudades en todo el país y del que dependen además el 48% de las exportaciones argentinas. A ellos se sumaría en las próximas horas, el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, uno de los que mejor relación tiene con la Casa Rosada y busca por todos los medios evitar la confrontación con el gobierno nacional. Frigerio viene de sufrir en su provincia el default de Campo de Avanzada. Por último, está la postura de Axel Kicillof, otro de los gobernadores que tienen productores afectados y reclamos de las entidades rurales en Buenos Aires. Kicillof aparece este jueves en Sierra de la Ventana con un grupo de funcionarios entre los que está su ministro de Agricultura Javier Rodríguez. 

Desde que Mauricio Macri eliminó el Fondo Federal Sojero, los gobernadores dejaron de recibir la coparticipación por retenciones que Cristina Fernández de Kirchner había ordenado, obligada por las circunstancias, en medio del conflicto por la resolución 125. Los derechos de exportación quedan en su totalidad en las arcas del Banco Central, mientras las provincias que hoy se asoman a una crisis inédita quedan golpeadas en su economía y reciben al mismo tiempo la presión de reclamos por lo bajo. El 15 de diciembre pasado, el ministro de Agricultura de Kicillof visitó al ministro de Desarrollo Productivo de Pullaro, Gustavo Puccini y siguió hacia Córdoba para reunirse con el secretario de Desarrollo de Cooperativas y Mutuales de Córdoba, Domingo Benso. Pasó un mes y la situación del agronegocio no hizo más que agravarse. 

Milei puede hacer un gesto y cumplir con su promesa de bajar retenciones o tomar la propuesta que le acercaron a Luis Caputo empresarios ligados al agronegocio para que otorgue un bono como el que le entregó a las energéticas al inicio de la gestión. O puede seguir tensando la cuerda, bajo el supuesto de que los actores del ruralismo jamás se van a reclamar como hicieron, hace casi 16 años, ante el gobierno del Frente para la Victoria. La tonelada de soja, entonces, rondaba los 600 dólares. Ahora, cotiza por debajo de los 400 y con viento en contra.