La directora de inteligencia de Estados Unidos, Avril Haines, manifestó hoy que el presidente ruso, Vladimir Putin, quiere extender la guerra con Ucrania más allá de Donbass, hacia Transnistria, una región separatista de Moldavia.
"Estimamos que el presidente Putin se está preparando para un conflicto largo en Ucrania, durante el cual todavía tiene la intención de lograr objetivos más allá de Donbass", declaró Haines ante el Congreso estadounidense, informó la agencia de noticias AFP.
Los servicios de inteligencia estadounidenses consideran que el ejército ruso quiere "extender el puente terrestre (en el sur de Ucrania) a Transnistria", precisó.
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Es "posible" que las fuerzas rusas consigan este objetivo en los próximos meses, pero "no podrán llegar a Transnistria e incluir a Odesa sin decretar una forma de movilización general", agregó la funcionaria.
Putin "cuenta probablemente con un debilitamiento de la determinación de Estados Unidos y la Unión Europea, cuando se agudice la escasez de alimentos y aumenten los precios de la energía", advirtió.
Las ambiciones de Putin superan las capacidades del ejército ruso y eso "probablemente significa que en los próximos meses evolucionaremos por una trayectoria más impredecible y potencialmente una escalada", agregó Haines.
"La tendencia actual aumenta las posibilidades de que el presidente Putin recurra a medidas más drásticas, incluida la instauración de la ley marcial, la reorientación de la producción industrial o una posible escalada militar para liberar los recursos necesarios para lograr sus objetivos", dijo.
"Seguimos creyendo que el presidente Putin solo autorizará el uso de armas nucleares si percibe una amenaza existencial para el Estado o el régimen ruso", añadió.
Podría recurrir a ellas "si cree que está perdiendo la guerra en Ucrania y la OTAN interviene o se prepara para intervenir", pero, incluso en esta hipótesis, "es probable que envíe señales" antes de hacerlo, señaló Haines.
Transnistria se separó del territorio moldavo tras una breve guerra civil en 1992, en la que contó con la ayuda rusa, y provocada tras el desmembramiento de la Unión Soviética, de la cual tanto Moldavia como Ucrania formaban parte.
Se había autoproclamado como república el 29 de octubre de 1990 y cuenta con un 12% del territorio moldavo y un 23% de la producción industrial, más el estratégico control de vías de transporte y gasoductos.
De unos 500.000 habitantes, tiene su propia moneda pero es sumamente dependiente de Rusia, que le suministra gratuitamente gas y tiene desplegados unas 20.000 toneladas de armamento de la época soviética y unos 1.500 soldados rusos.
Oficialmente denominada la República Moldava Pridnestroviana, es uno de los pocos lugares del mundo que conserva el martillo y la hoz en su bandera nacional, reminiscencia de su pasado comunista que también es visible en sus innumerables estatuas de Vladimir Lenin y en su arquitectura soviética.
Moldavia, por su parte, no dejó de reclamar todos estos años la integración de ambas zonas separadas por el río Dniester y acusa a Moscú de promover la independencia de esa franja, a la que considera con un estatus especial.
Con información de Télam