El presidente de Rusia, Vladimir Putin, asumió un nuevo mandato en medio de un fuerte boicot occidental que decidieron no asistir a la ceremonia por considerar las elecciones injustas y antidemocráticas. Más allá de eso, el líder ruso -en los más altos cargos de poder desde 1999-, sostuvo que no cerrará el diálogo con sus pares que le dieron la espalda. "Somos un gran pueblo unido y juntos superaremos todos los obstáculos, haremos realidad todo lo que hemos planeado. Juntos saldremos victoriosos", dijo.
Putin, de 71 años, renovó su mandato en las últimos comicios realizados en marzo al ser reelecto por el 87% de los votos, al cabo de un proceso en el que logró imponer trabas y restricciones para limitar la participación de opositores, en el que hubo fuertes cambios en leyes para conseguir mantenerse en el poder.
"Les aseguro que los intereses de la seguridad del pueblo de Rusia seguirán estando por encima de todo para mí", dijo durante su investidura. Y aseguró que el pueblo ruso "mira hacia adelante con confianza" y aseveró que están planificando su futuro para hacer el desarrollo más dinámico y aún mas poderoso.
Antes de las elecciones, una de las noticias que más tuvo repercusión fue el fallecimiento de su opositor más conocido, Alexéi Navalni, que murió repentinamente en una colonia penal del Ártico un mes antes y otros destacados críticos están en la cárcel o fueron obligados a huir del país. Al tiempo que el mandatario, hace poco más de dos años, lleva adelante una guerra en Ucrania.
-En ese marco fue que tanto Estados Unidos como el Reino Unido, Canadá y varios de los países de la Unión Europea, por ejemplo, hicieron fuertes críticas y llevaron adelante un boicot al no asistir a la ceremonia que se realizó este martes. Desde Estados Unidos, para el caso, dijeron no considerar su reelección libre y justa.
Reino Unido, Canadá y la mayoría de los países de la UE se sumó al boicot, pero Francia dijo que enviaría a su embajador. Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, consideró que las elecciones se rigieron por "leyes represivas", se celebraron en un contexto de persecución de líderes de la oposición, representantes de la sociedad civil y periodistas, "bajo la presión de una avalancha de desinformación, propaganda, y en ausencia de acceso a medios de comunicación independientes".
"Sería irónico llamar a esto elecciones", subrayó el jefe de la diplomacia de la UE. Para el caso, Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE, por sus siglas en inglés), conocida también como Asamblea Consultiva, fue la primera en advertir que la presidencia de Putin era ilegítima, aunque carece de carácter vinculante.
Ucrania, en tanto, afirmó que el acto pretendía crear "la ilusión de legalidad para la permanencia casi vitalicia en el poder de una persona que ha convertido a la Federación Rusa en un Estado agresor y al régimen gobernante en una dictadura".
Serguéi Chemezov, un estrecho aliado de Putin, dijo a Reuters antes de la ceremonia que Putin traía estabilidad, algo que incluso sus críticos deberían celebrar. "Para Rusia, esto es la continuación de nuestro camino, esto es estabilidad; pueden preguntar a cualquier ciudadano en la calle", dijo Chemezov.