El oficialismo en Japón se proyectaba como ganadora en las elecciones celebradas este domingo para renovar la Cámara alta del Parlamento, dos días después de que el exprimer ministro Shinzo Abe fuera asesinado durante un acto de campaña. La formación gobernante, el Partido Liberal Democrático (PLD), al que pertenecía Abe, y sus aliados del partido Komeito obtendrían entre 69 y 83 de los 125 escaños de la Cámara alta, proyectó la cadena estatal NHK.
Incluso antes del asesinato que conmocionó al país, el LDP y Komeito se situaban en camino para cimentar su mayoría, pero tras la muerte de Abe el número de escaños que consigan será observado de cerca para estimar el impacto del crimen. Los votantes elegían a la mitad de los integrantes de la Cámara Alta, la menos poderosa de las dos que forman el Parlamento.
El asesinato del exdirigente empañó la votación, pero el primer ministro y sucesor de Abe, Fumio Kishida, insistió en que la conmoción no iba a detener el proceso democrático.
El asesinato conmocionó al archipiélago y a la comunidad internacional, que envió una multitud de condolencias y condenas al crimen, incluso de países con los que Abe tenía vínculos tensos, como China y Corea del Sur. En tanto, el cuerpo de Abe llegó este sábado a Tokio desde la región del oeste donde fue baleado el viernes pasado.
Investigación por el asesinato
En el marco de la investigación del crimen, el hombre detenido y acusado por su asesinato, Tetsuya Yamagami, de 41 años, declaró a los investigadores que atacó a Abe porque creía que el político estaba vinculado a una organización que no fue identificada.
En este marco, la prensa local describió a esta entidad como una organización religiosa y dijo que la familia de Yamagami había sufrido problemas financieros como consecuencia de las donaciones de su madre al grupo.
Según reportes, el sospechoso visitó la región de Okayama el jueves, un día antes del crimen, con la intención de asesinar a Abe en otro acto, pero se echó atrás debido a que los participantes tenían que inscribirse con nombres y dirección. Abe pronunciaba un discurso de campaña en la región occidental de Nara para apoyar a un candidato del PLD cuando el sospechoso le disparó.
Tras recibir dos impactos en el cuello, Abe fue declarado muerto horas después, pese a los esfuerzos desplegados por un equipo de 20 médicos. La policía admitió ayer que hubo fallos en el dispositivo de seguridad de Abe y prometió una investigación exhaustiva. "Creo que es innegable que existieron problemas con las medidas de protección y seguridad", dijo el jefe de la policía de la prefectura de Nara, Tomoaki Onizuka.
El jefe policial añadió en lágrimas que desde que se convirtió en agente en 1995 nunca había tenido "un remordimiento tan amargo y un arrepentimiento tan grande como este".
Japón es un país donde hay pocos delitos violentos y están en vigor leyes estrictas sobre el porte de armas, por lo que la seguridad en los actos de campaña es laxa. Sin embargo, tras el asesinato de Abe se reforzaron las medidas para el resto de los actos de Kishida, quien calificó lo ocurrido como un "acto barbárico" e "imperdonable".
El despacho de Abe informó que un velorio tendrá lugar la noche del lunes y que el martes solo su familia y amigos acudirán a un funeral sobrio.
El asesinato del político más conocido de Japón fue condenado en todo el mundo. El presidente estadounidense, Joe Biden, ordenó que las banderas se izaran a media asta el domingo y el mandatario chino, Xi Jinping, se dijo "profundamente entristecido". El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, que está de gira por Asia, visitará Japón mañana para dar el pésame en persona.
Hacia las 18, dos horas antes de que cerraran los recintos de votación, la participación era de 27,38%, levemente superior a las últimas elecciones de este cuerpo legislativo hace tres años. Se espera que con los comicios de hoy se consolide ese control del poder, dejando a Kishida aún mejor posicionado para entrar en unos "tres años dorados" en los que no se enfrentará a más elecciones. No obstante, le esperan importantes obstáculos políticos, como la inflación y la escasez de energía.