Recrudece la guerra y Ucrania llevó los combates al territorio de Rusia

Se trata del ataque más importante de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial. Putin prometió que "el enemigo recibirá una respuesta adecuada" y el mundo ya teme una mayor escalada en la que Kiev usará las armas que le enviaron EEUU y Europa dentro de Rusia. 

12 de agosto, 2024 | 15.01

La guerra en Ucrania lleva más de dos años, pero en los últimos día la situación volvió a escalar y desató nuevos temores en todo el mundo. Tropas ucranianas irrumpieron en el territorio ruso, en la región rusa de Kursk, en lo que ya es la incursión más significativa desde el inicio del conflicto en febrero de 2022. El avance fue tal que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, habló este lunes y reconoció la dimensión de la ofensiva. Sostuvo un intento por frenar la ofensiva de sus propias fuerzas en el este y el sur de Ucrania. El mundo, en tanto, mira preocupado si la expansión de la guerra a suelo ruso incluirá también el uso de armas de las potencias occidentales, lo que podría marcar una nueva y más extrema etapa en este conflicto.

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Las tropas ucranianas ya llevan una semana en Rusia desde que lograron adentrarse hasta 30 kilómetros en ese territorio. Para Putin, Kiev busca con esta decisión mejorar su posición en una eventual mesa de negociación de paz. Pero el mandatario ya desestimó cualquier instancia de diálogo. “¿Pero de qué negociaciones se puede hablar ahora? ¿De qué se puede hablar con ellos?”, dijo Putin en una reunión especial sobre la situación en las zonas fronterizas transmitida por la televisión estatal, y agregó que responderá a las acciones de Ucrania: "Obviamente, el enemigo recibirá una respuesta adecuada".

Según Putin, Rusia avanzará hasta cumplir todos sus objetivos, pero que el prioritario en este momento es expulsar al enemigo de los territorios rusos y garantizar una protección fiable de la frontera estatal.

El domingo, Rusia reconoció que Ucrania penetró en su territorio y la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, acusó a Ucrania de "intimidar a la población pacífica de Rusia". Por su parte, el jefe del Estado Mayor General de Rusia, Valeri Guerásimov, ya había confirmado el 7 de agosto que las fuerzas de su país detuvieron una ofensiva realizada por unos 1.000 militares ucranianos en la mañana del 6 de agosto.

Este lunes, el gobernador de la provincia de Kursk, Alexéi Smirnov, declaró en la reunión con Putin que las Fuerzas Armadas del país vecino controlan 28 localidades. "La profundidad de la incursión enemiga en el territorio de la región de Kursk es de 12 kilómetros, el ancho del frente es de 40 kilómetros”, precisó y demostró preocupación: "Actualmente, la situación en la región es difícil. Hasta el momento, 28 localidades están bajo control del enemigo", comunicó Smirnov, citado por la agencia rusa Sputnik.

En tanto, Rusia ordenó nuevas evacuaciones de población civil en las regiones fronterizas del oeste del país. Este es el caso de Kursk, donde el gobernador confirmó que hasta el momento fueron evacuadas 121.000 personas y esperan continuar con el desplazamiento de otras 60.000. También confirmó que 12 civiles murieron y 121 resultaron heridos. En esa región sigue la presencia de tropas ucranianas, según informó el jefe de la administración local, Andréi Miskov, en su canal de Telegram. También en la vecina región de Bélgorod, el gobernador, Viacheslav Gladkov, anunció esta mañana el comienzo de la evacuación de 11.000 personas del distrito Krasnoyaruzhski

Esta ofensiva, que está generando el desplazamiento de miles de habitantes rusos, aun cuando no es de grandes dimensiones, ya es considerada como el ataque más importante de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.

Después de dos años y medio de conflicto, el movimiento del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, generó una sorpresa. A lo largo de todo el conflicto y centralmente desde noviembre pasado, Rusia tuvo la iniciativa en todo el teatro de operaciones. Eso “le ha permitido determinar la ubicación, el momento, la escala y los requisitos de los combates en Ucrania”, a quien obligó “a gastar material y mano de obra en operaciones defensivas reactivas”, según un análisis del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés). 

Para este centro de estudios, con sede en Washington, la reciente incursión ucraniana le permitió a Kiev “tomar al menos temporalmente la iniciativa en el campo de batalla en un área de la línea del frente y desafiar la iniciativa rusa en todo el teatro de operaciones”. Pero la referencia a un logro temporal no es menor, ya que muchos analistas coinciden en moderar las expectativas respecto su sostenibilidad en el tiempo y sus efectos estratégicos sobre el desarrollo futuro de la guerra.

Según informó un alto funcionario ucraniano a la agencia de noticias AFP, miles de tropas participaron en la operación, muchas más que la pequeña incursión reportada inicialmente por los guardias fronterizos rusos. "Estamos a la ofensiva. El objetivo es ampliar las posiciones del enemigo, infligir las máximas pérdidas y desestabilizar la situación en Rusia, ya que no pueden proteger su propia frontera", dijo el vocero, quien habló en condición de anonimato. El mismo admitió que por el momento no se tuvo éxito en aliviar la presión de las tropas rusas en el frente oriental de Ucrania. "En principio, la situación no ha cambiado. Su presión en el este continúa, no retiran sus tropas de esta zona", señaló, aunque agregó que "bajó un poco" la intensidad de los ataques rusos. No obstante, la incursión en territorio ruso levantó "la moral", tanto de las tropas como de la sociedad ucraniana, añadió, según citó Noticias Argentinas.

En el mismo sentido, otras fuentes ucranianas matizaron este lunes el alcance de la operación. En lo inmediato, las fuerzas rusas están golpeando a su contraparte a lo largo de las líneas del frente en el este de Ucrania, según informaron esta mañana funcionarios militares ucranianos al diario The New York Times. "Nuestros chicos no sienten ningún alivio", dijo Artem Dzhepko, un oficial de prensa de la Brigada de la Policía Nacional de Ucrania, que está peleando no en Rusia, sino cerca de la ciudad de Chasiv Yar, en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, pero donde el Kremlin ha tenido conquistas.

El militar dijo también que las fuerzas rusas seguían utilizando bombas aéreas, hasta 10 al día, contra posiciones ucranianas. "Es difícil. Por desgracia, la presión de los rusos no disminuyó”, reconoció Dzhepko. Por su parte, el gobernador de Kursk acusó a Ucrania de usar “armas químicas” contra una brigada de  trabajadores del holding de redes eléctricas Rosseti. Hasta el momento no hubo confirmación por parte de otras fuentes.

Más allá de la dimensión y sostenibilidad de la ofensiva ucraniana, hay que mencionar que desde el día uno, los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) condicionaron su apoyo a Kiev al uso de la ayuda militar en suelo ucraniano. Solo después de meses de presión de Zelensky y de posiciones encontradas dentro de la alianza militar occidental, habilitaron su uso en suelo ruso, pero con la salvedad -al menos en los papeles- de que fueran utilizados solo contra objetivos militares y exclusivamente en las localidades de la frontera, desde donde partieran las ofensivas del Kremlin. 

De esta manera, Estados Unidos y sus socios intentaban evitar que Putin los considerara parte de la contienda y, en consecuencia, objetivos válidos. Cabe recordar, que cualquier ataque ruso contra un país miembro de la OTAN representaría una escalada, ya que como reza el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, una agresión a una de las naciones de la Alianza “será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas”.  Y en ese escenario, las dimensiones del conflicto serían imprevisibles.