El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una medida inédita: liberar un millón de barriles de crudo por día de sus reservas estratégicas y durante seis meses. Esto, planteó, "aliviarían" a los hogares ante el incremento del precio de los combustibles en ese país como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania.
En la misma línea, sostuvo que su plan de "dos partes" no es solo para "aliviar el dolor que las familias tienen ahora sino para acabar con esta era de dependencia e incertidumbre y colocar las bases de una verdadera y duradera independencia energética de Estados Unidos", informó la agencia de noticias AFP. Hoy, más temprano, un comunicado de la Casa Blanca anunciaba la medida que luego reproduciría el mandatario y detallaba que "la magnitud" de la liberación no tenía "precedentes".
"Esta liberación récord aportará una histórica cantidad para servir de puente hasta fin de año, cuando la producción doméstica aumenta", agregaba la nota de Presidencia, que espera que esta liberación sirva como "puente" hasta finales de año y que la producción nacional logre suplir la demanda. Además, los ingresos obtenidos por la venta de este millón de barriles por día serán empleados por el Departamento de Energía en los próximos años para volver a aumentar el stock de la reserva estratégica. Según Washington, esto supone una señal de demanda a futuro que animará a elevar la producción nacional de crudo.
El gobierno estadounidense culpó al presidente ruso, Vladimir Putin, por su decisión de ir a la guerra, ya que genera que llegue menos petróleo al mercado y provoca que suban los precios de los combustibles. A principios de año, el galón (3,8 litros) de gasolina en Estados Unidos costaba 3,30 dólares, mientras que en estos días se ubicó en el entorno de los 4,20 dólares, un alza de casi un dólar.
Es la tercera vez que el gobierno de Biden libera parte de sus reservas estratégicas de petróleo para contener los precios internacionales. En noviembre pasado, cuando la escalada diplomática con Rusia empezaba a ganar fuerza, liberó 50 millones de barriles y, ya empezada la guerra y con los precios descontrolados, hizo otro anuncio por 30 millones de barriles. Sin embargo, la pulseada con Rusia está demostrandoi ser más fuerte y, ante un año electoral, Biden no quiere abandonar los costos de la energía, un tema central para el poder adquisitivo de cualquier sociedad.
La Agencia de Energía Internacional estimó que, aunque la mayoría de las sanciones de las potencias occidentales contra Rusia no están dirigidas a su sector energético, alrededor de 3 millones de barriles de crudo diarios saldrán del mercado por las nuevas restricciones. La medida excepcional de Biden busca evitar que esta reducción de la oferta global dispare más aún los precios internacionales.
Aunque las empresas petroleras de Estados Unidos tienen previsto elevar la producción de crudo en un millón de barriles por día durante este año, y en otros 700.000 durante el próximo, la Casa Blanca considera que hay compañías que no están "haciendo su parte". Debido a esto, Biden también advirtió hoy a las compañías petroleras no quedarse complacidas con "las ganancias récord" por el aumento de los precios, y precisó que "ninguna empresa estadounidense debería aprovecharse de la pandemia o las acciones de Vladimir Putin para enriquecerse a costa de las familias estadounidenses". En cambio, deberían "invertir esas ganancias en producción e innovación", agregó.
La medida arrojará una cantidad significativa al sobrecalentado mercado mundial del petróleo, que ha generado ondas inflacionarias en la economía estadounidense. El precio del petróleo cayó bruscamente tras los informes iniciales del plan estadounidense, que llegaron cuando el grupo de exportadores de crudo OPEP+ decidió aumentar modestamente la producción ignorando los pedidos de aliviar la presión sobre los precios que provoca la guerra en Ucrania.
El barril de crudo estadounidense WTI bajó 4,6%, mientras que en los contratos a futuro del barril de Brent, referencia europea, la caída fue de 5,5%, a 107,20 dólares. Los precios del crudo llegaron en marzo hasta casi 140 dólares debido a la preocupación por Rusia, uno de los mayores productores mundiales, que desató una guerra en Ucrania y fue blanco de múltiples sanciones internacionales. Los precios se replegaron un poco desde que Estados Unidos prohibió las importaciones rusas el 8 de marzo, pero oscilaron desde entonces en los 100 dólares.