Representantes de 116 países se reunirán desde hoy en la ONU para examinar el histórico Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), un encuentro que fue aplazado en 2020 por el coronavirus y que ahora coincide con renovados temores de una confrontación o un accidente atómico por la guerra entre Rusia y Ucrania.
El TNP es un pacto internacional vigente desde hace más de medio siglo cuyo objetivo es evitar el despliegue de armas nucleares y tecnología armamentística, promover la cooperación para el uso de energía nuclear con fines pacíficos y alcanzar la meta del desarme.
Contiene acuerdos en materia de no proliferación, desarme, energía nuclear y zonas libres obligando a los países firmantes a renunciar a la posesión de este tipo de armamento, con la excepción de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, a quienes conmina de manera vaga a hacer pasos hacia el desarme.
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Las naciones sin armas nucleares prometieron no adquirirlas, mientras que Reino Unido, China, Francia, Rusia (entonces la Unión Soviética) y los Estados Unidos, que sí las poseían, acordaron negociar para eliminar sus arsenales algún día.
Todos respaldaron el derecho de todos a desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos.
India y Pakistán, que no firmaron el TNP, desarrollaron bombas atómicas, al igual que Corea del Norte, que ratificó el pacto pero luego anunció que se retiraba, mientras se cree que Israel, que no es signatario, tiene un gran arsenal nuclear que no confirma ni niega.
Abierto a la firma en 1968, entró en vigor en 1970 y desde entonces es la piedra angular del régimen mundial de no proliferación nuclear.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena y actualmente dirigido por el argentino Rafael Grossi, se encarga de supervisar y hacer cumplir esas promesas.
Si bien TNP pudo tener un papel de contención, las metas marcadas por el propio tratado están aún muy lejos de ser alcanzadas ya que en la actualidad hay más países poseedores de armamento nuclear que en el momento de la entrada en vigor.
La directora ejecutiva de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares y Premio Nobel de la Paz, Beatrice Fihn, admitió que ésta, la X Conferencia del TNP se realiza "en un momento muy, muy difícil", enmarcado la guerra iniciada por Rusia y entre permanentes alusiones a su arsenal nuclear.
"La forma en que los Gobiernos reaccionen ante esta situación dará forma a la futura política nuclear", dijo el fin de semana.
La reunión de cuatro semanas tiene como objetivo generar un consenso sobre los próximos pasos, pero las expectativas son bajas para un acuerdo sustancial.
El presidente suizo, Ignazio Cassis, los primeros ministros Fumio Kishida, de Japón y Frank Bainimarama, de Fiji, y más de una docena de cancilleres se encuentran entre los asistentes, dijo la ONU, informó la agencia de noticias AFP.
Argentina estará representada por el canciller Santiago Cafiero.
En teoría, las reuniones para evaluar cómo funciona el tratado se realizan cada cinco años, pero la conferencia de 2020 se retrasó repetidamente debido a la pandemia de coronavirus.
Finalmente comienza hoy luego que el conflicto en Ucrania iniciado en febrero pasado con la invasión rusa renovara los temores a una confrontación nuclear o a un accidente en alguna de las tantas centrales atómicas ucranianas y aumentara la urgencia de tratar de reforzar el tratado.
"La perspectiva de un conflicto nuclear, una vez impensable, ahora está nuevamente dentro del ámbito de la posibilidad", dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.
Sin embargo, Ucrania no es el único tema candente.
Corea del Norte da muestras de estar preparando su primera prueba de armas nucleares desde 2017. Ademas, conversaciones sobre la reactivación del acuerdo destinado a evitar que Irán desarrolle armas nucleares están en el limbo.
Estados Unidos y Rusia solo tienen un tratado restante que restringe sus armas nucleares y han estado desarrollando nuevas tecnologías.
El año pasado, Reino Unido elevó un límite autoimpuesto a sus reservas de armas atómicas, mientras que China ha advertido que se encuentra modernizando -según Estados Unidos, expandiendo- el que es el tercer arsenal nuclear más grande del mundo.
En Beijing, el portavoz de la cancillería china, Zhao Lijian, dijo hoy que su país quería trabajar para mejorar la gobernanza nuclear global y defender el orden internacional y "salvaguardará firmemente los intereses y derechos legítimos de seguridad y desarrollo de China y el mundo en desarrollo".
La crisis climática, las ostensibles desigualdades, los conflictos sangrientos, las transgresiones de los derechos humanos y la devastación individual y económica que ha traído consigo la pandemia "han creado en nuestro mundo más tensiones de las que he visto en toda mi vida", dijo Guterres.
"Sin embargo, la amenaza existencial (...) ya no recibe la atención que debería. Las armas nucleares han desaparecido de los titulares y de los guiones de Hollywood, aunque el peligro que representan es tan grande como siempre y crece año tras año", agregó.
Hace falta solo un malentendido o un error de cálculo para desencadenar el exterminio nuclear, una espada de Damocles que conllevaría no solo muerte y sufrimiento a una escala horrorosa, sino el final de la vida en la Tierra, advirtió Guterres.
La cantidad total de armas nucleares en todo el mundo se redujo en más de un 75% desde un máximo de mediados de la década de 1980, en gran parte debido al final de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética.
Pero los expertos estiman que quedan unas 13.000 ojivas en todo el mundo, la gran mayoría en Estados Unidos y Rusia.
Con información de Télam