El presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue reelecto con el 57,4% de los votos, con el 97% escrutado. Su rival, la dirigente de extrema derecha Marine Le Pen, obtuvo 42,6%, una cifra insuficiente para hacer historia y llegar al poder, pero la más alta que consiguió hasta ahora.
La participación, un elemento clave en esta elección, también marcó un récord: 27,73%. Esto significa que aumentó en 2,3 puntos porcentuales con respecto a 2017.
Aún antes de conocer los resultados oficiales y dado que en el país los sondeos de boca de urna suelen ser muy fieles al escrutinio oficial, Le Pen reconoció rápidamente la derrota en un discurso frente a sus simpatizantes.
"El resultado de esta noche representa en si mismo una victoria brillante", celebró la dirigente, quien, de confirmarse los números, consiguió el mejor resultado de sus tres campañas presidenciales: 17,9% en la primera vuelta en 2012, casi 34% en el balotaje de hace cinco años y, ahora, cerca de 42% en su segunda segunda vuelta.
"La pasión que nos une vamos a ponerla en la ambición más bella que tenemos este junio: Francia. No voy a abandonar a los franceses", agregó desde un escenario en el bosque de Boulogne, dejando en claro que se preparará para reelanzar la campaña electoral de cara de las elecciones legislativas del 12 de junio próximo, en las que se definirá la composición del Congreso y, también, del gobierno.
Poco después, el presidente interino de su partido, Reagrupación Nacional, Jordan Bardella, adelantó que Le Pen podría ser candidata para las legislativas, según el diario Le Monde. "Somo la única y verdadera oposición a Emmanuel Macron", aseguró.
Mientras se esperaba que Macron saliera a festejar en París, sus simpatizantes bailaban y celebraban la buena noticia frente a un escenario con la torre de Eiffel de fondo.
Finalmente, el mandatario reelecto habló y se dirigió a todos: a los que lo votaron por sus ideas, los que lo hicieron "para frenar a la extrema derecha", los "compatriotas que se abstuvieron y prefirieron no elegir" y " a los que votaron por la extrema derecha porque la colera y la decepción de ellos también amerita una respuesta". "Este nuevo quinquenato no será una mera continuidad de los cinco años que pasaron", prometió Macron y evitó dar demasiados detalles o hablar de medidas concretas en su discurso.
Reiteró conceptos centrales de su campaña como "una Francia más independiente", "una Europa más fuerte", "una nación que sea una potencia ecologista" e "inversiones para cambios profundos".
Ni bien se conocieron estas primeras cifras no oficiales, los saludos se acumularon dentro y fuera del país. Uno de los primeros fue el candidato ecologista de la primera vuelta, Yannick Jadot: "Gracias a todas las y los que frenaron a la extrema derecha. Lo peor se evitó, pero el país está más dividido que nunca. En las legislativas, construamos lo mejor: la alternativa para el cambio climático, la justicia social y la democracia. Todo queda por hacer", sentenció en Twitter.
Poco después, el candidato de la primera vuelta convertido en arbitro del balotaje, el líder de la izquierda Jean-Luc Mélenchon, habló frente a sus simpatizantes, analizó el resultado y también miró hacia adelante, hacia las próximas legislativas, en las que aspira a encabezar una coalición amplia de fuerzas de izquierda y centro-izquierda para juntar una mayoría y alcanzar el cargo de primer ministro.
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"Francia ha rechazado de manera inequivoca a Le Pen", celebró el veterano dirigente y luego aclaró, casi como una advertencia a su otro rival, Macron: "Es el peor electo de los presidentes de la V República". Y agregó: "Naufragó en un océano de abstención", según la transmisión de France24.
Pero el corazón de su discurso fue de cara al futuro inmediato. "El 12 y el 19 (potencial balotaje), otro mundo es aún posible con las elecciones legislativas. Lo pueden demostrar eligiendo una mayoría de diputados insumisos (su partido se llama Francia insumisa) y eligiéndome como primer ministro", arengó.