La derecha se articula para quedarse en el poder en Uruguay. Llegó al Gobierno a través de una alianza estratégica en 2019, con la que logró la presidencia de Luis Lacalle Pou y desbancó 15 años de gestión del Frente Amplio (FA). Se autodenominó Coalición Multicolor y recientemente decidió cambiar su nombre para Coalición Republicana, en donde se articulan los históricos partidos Nacional (PN) y el Colorado (PC), junto con el Partido de la Gente, el Independiente (PI) y el partido militar Cabildo Abierto (CA), más la reciente incorporación del Partido Constitucional Ambientalista. Pese a que mantienen algunas diferencias, buscan repetir la hazaña con Álvaro Delgado de cara al balotaje del 24 de noviembre, mientras miran más allá y se preparan para las próximas presidenciales dentro de 5 años.
Los lazos históricos
Los puntos de unión entre ellos son “programáticos”, dijo ante El Destape el doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad de la República (Udelar), Diego Luján. Tras definir a la alianza como de “derecha y centro derecha”, explicó que el sostén son los dos históricos partidos del Uruguay: el Partido Nacional -también conocido como Partido Blanco- y el Partido Colorado: “Vienen trabajando en coalición desde hace muchos años ya, desde la década del 90, cuando el Frente Amplio empezó a crecer electoralmente de una manera importante. Ambos partidos empezaron a converger hacia posiciones comunes, coaliciones de gobierno que lo fueron diferenciando cada vez menos y, por lo tanto, se fueron acercando cada vez más”.
A ellos, alternativamente, se sumaron partidos más chicos “que no aportan un caudal electoral muy importante”, dijo. Tal es el caso del partido militar Cabildo Abierto, que en 2019 hizo su flamante entrada a la política con un 11% y, en esta ocasión, alcanzó sólo el 2,5%, por lo que quedó fuera del Senado.
La derecha al poder
La Coalición nació al calor de las elecciones de 2019, el nacionalista Lacalle Pou (28,60) había quedado en segundo lugar detrás del candidato del FA Daniel Martínez (39,02). Como la idea de estrechar lazos en la oposición ya se había comenzado a cocinar, en pocos días, los líderes de prácticamente todos los partidos llamaron a votar por Lacalle Pou.
Antes de la segunda vuelta, el PN, el PC, el PI, el PG y CA firmaron el acuerdo Compromiso País, que el actual mandatario definió como “una síntesis de lo mejor de cada programa”. Con ello, se aseguraron la mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso articulada bajo la alianza y el triunfo en segunda vuelta por un estrecho margen: 49,98 contra 48,42 que consiguió el FA. Aquellas elecciones contaron, además, con otro condimento: por primera vez desde el comienzo de la democracia llegaba al poder de la mano del ex jefe del Ejército -acusado de encubrir confesiones de crímenes de la dictadura- Guido Manini Ríos.
Antonio Cardarello, doctor en Ciencia Política por la Universidad Federal do Rio Grande do Sul (UFGRS-Brasil) y docente e investigador de la Universidad de la República del Uruguay (Udelar), opinó ante El Destape que en ese momento la coyuntura acompañó por el “enlentecimiento de economía y la insatisfacción con las respuestas del gobierno frente a la inseguridad”, entre otras cuestiones.
MÁS INFO
El escenario y la estrategia de cara al balotaje
Para la disputa electoral de este año, el sistema que implementaron fue el mismo: no llevaron un candidato unificado a las elecciones generales, sino que cada uno compitió por su cuenta y ahora se encolumnaron tras la candidatura del nacionalista Delgado. El ex secretario de la presidencia y delfín de Lacalle Pou se enfrentará en el balotaje al frenteamplista y ex intendente de Canelones, Yamandú Orsi. Para este caso, también presentaron su Compromiso País, con “400 propuestas y respuestas” y 22 ejes principales, que abarcan desde economía y Pymes hasta cuestiones de transparencia y ética pública, pasando por ambiente y seguridad ciudadana.
La diferencia que marcó Cardarello en el escenario actual es que la Coalición ahora debió pasar de promover la alternancia a “bregar por la continuidad”. Para él, el escenario sin dudas cambió: el FA le arrebató la mayoría en el Senado, Cabildo Abierto “se desplomó” y hay visiones encontradas entre los dirigentes del PC y Cabildo sobre cómo seguir en caso de perder. Según las últimas encuestas publicadas por la Consultora Equipos, en tanto, el Gobierno de Lacalle Pou no encantó, pero tampoco desagrada: se va con un 50% de aprobación de su gestión y un 32% de la población que lo desaprueba.
“El escenario está abierto”, sostuvo. Es que para Cardarello hay que mirar mas allá de la segunda vuelta, sino también a las elecciones departamentales y municipales que se celebrarán en mayo próximo en Montevideo, Canelones y Salto, en donde gobierna el FA. En esos tres lugares, la Coalición se presentará de manera conjunta en algo así como un ensayo que mira la disputa electoral que se dará recién en 5 años. La idea, según señaló el diario El País, es presentarse juntos sólo en donde la izquierda tiene retenida la intendencia.
“La idea de muchos dirigentes de estos partidos es que en las próximas elecciones nacionales deberían competir unidos como si fuesen un único partido”, apuntó Cardarello.
MÁS INFO
¿Quiénes son?
El Partido Nacional y el Partido Colorado
Ambos nacieron al calor de la creación del Estado uruguayo, en 1836. Ambos liberales, conservadores con escasas diferencias, pero que se enfrentaron durante las guerras: los colorados identificados con los unitarios argentinos y los blancos con los federales de nuestro país, vinculados al campo uruguayo. Se diferenciaron con divisas rojas y blancas y de ahí el mote para el PN. Se alternaron en el poder a lo largo de más de cien años, con ventaja para los colorados con más de 100 años. Los blancos, en tanto, se mantuvieron en el poder a lo largo de 35 años y eso incluyó mandatarios constitucionales, interinos y el golpe de Estado que instaló la dictadura más larga de ese país, entre 1973 y 1985.
En 2019, el PN volvió al poder tras 30 años y lidera la Coalición Republicana con Lacalle Pou a la cabeza. Es, a entender de Cardarello, el “principal responsable de articularla” desde 2019. Del lado del PC, lo acompañan Andrés Ojeda y el ex candidato a presidente y ex senador Pedro Bordaberry, que se disputan el liderazgo.
El Partido Independiente y Cabildo Abierto
“Sus líderes son los principales referentes coalicionistas. Incondicional en el caso de Pablo Mieres (PI, ex ministro de Trabajo durante la gestión de Lacalle Pu), sujeto a resultado en el caso de Manini Ríos”, precisó Cardarello.
Entre ellos, el más antiguo es el PI, creado en 2002. Se autodefine como de “centro o centro izquierda”, pero en sus filas hay social demócratas y demócratas cristianos como Mieres. Mantienen acuerdos con el PN desde 2008, al menos. En estas elecciones obtuvo el 1,7% de los votos.
Cabildo Abierto, como se mencionó, hizo su ingreso a la política en 2019 de la mano del ex jefe del Ejército Guido Manini Ríos, echado por el expresidente frenteamplista Tabaré Vázquez. Antes de descubrirse que había encubierto a militares que confesaron crímenes cometidos durante la dictadura cívico militar en ese país, había reclamado en reiteradas ocasiones el hecho de que se siguiera “pidiendo cuentas al Ejército por lo que pasó hace 40 años”. Poco después de haber sido cesado de sus funciones, creó el partido y se presentó a la presidencia con una agenda fuertemente conservadora y represiva.
“Siempre fue el partido como más díscolo, más diferenciado dentro de la coalición, pero también tuvo muchos problemas con sus representantes en el Poder Ejecutivo, entonces no es claro cómo va a proceder ahora en adelante”, dijo Luján ante este medio para caracterizarlo. Aunque, en los últimos días dio pistas al respecto: “La coalición la integramos en el entendido de aportar para el país. Si estamos en la oposición no le veo sentido de una coalición”, dijo en conferencia de prensa. Por ello, para el analista, “ese es un poco el punto más álgido que hoy por hoy tiene que resolver la coalición” que, pese a que algunos en un principio manifestaron reticencias a sacarse fotos con el partido militar supieron afinar la pragmática para trabajar juntos.
“Puede haber mayores o menores afinidades personales, pero la coalición actualmente en el gobierno es una construcción política. Manini Ríos se lleva muy mal con el presidente Lacalle Pou desde hace mucho tiempo. El presidente echó a su esposa el Ministerio de Vivienda por un escándalo de clientelismo político y, sin embargo, el partido no se fue de la coalición. Así que me parece que eso es poco relevante en el sentido político. Obviamente puede ser importante en un sentido personal, pero políticamente no es tan relevante”, precisó. Más allá de las crisis internas, la Coalición se mantiene y hay quienes trabajan para mantenerla unida.