A 15 días de las elecciones presidenciales en Venezuela, el panorama electoral no está claro. Las encuestas son muy dispares. Mientras algunas le dan una victoria arrasadora al presidente Nicolás Maduro, otras tantas hacen lo mismo con la candidatura del principal opositor, Edmundo González Urrutia. El oficialismo se muestra confiado por ciertas mejoras económicas y sorprendió con la reanudación de los diálogos con Estados Unidos unos días atrás. La oposición, en tanto, afirma que si el porcentaje de electores es alto se quedarán con la victoria.
A esta incertidumbre que se cierne sobre las urnas se suma otra: qué pasará el día después de las elecciones y quiénes reconocer o rechazarán los resultados.
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Hacia el 28 de julio
En un nuevo aniversario del nacimiento de Hugo Chávez, los venezolanos irán a las urnas en unas votaciones que tienen algunos condimentos distintos a las anteriores. Con el paso de Juan Guaidó al olvido, hubo un reconocimiento oficial (o no necesariamente) del gobierno de Maduro como presidente por parte de aquellos países que no reconocían las elección del 2018. Lo cual ya lo sitúa de otra manera en la contienda internacional, alejada del momento de mayor aislamiento y auge del Grupo de Lima.
Esto, sin embargo, no significa que el actual proceso electoral esté exento de cuestionamientos como lo dejaron claro incluso los mandatarios más cercanos como el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Colombia, Gustavo Petro, tras algunas inhabilitaciones políticas.
A su vez, la oposición más dura al chavismo se muestra confiada en que por primera vez, y tras muchos años de peleas internas, se presentará unida en las urnas. Parte de su estrategia es mostrar una gran participación en sus actos de campaña y de recorrida por el territorio venezolano.
La figura de María Corina Machado fue la que más popularidad adquirió tras las primarias opositoras que ganó, pero fue inhabilitada políticamente y reemplazada por un candidato poco conocido como era Edmundo González Urrutia. No obstante, se muestran confiados en que los números de apoyo que manejan son muy superiores al apoyo que recibirá el oficialismo en la elección.
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“Es la primera vez que está ese sentimiento de que estas elecciones podrían ser distintas a las otras, que podría perder el chavismo en 24 años, pero no hay que descartar que gane, hay una incertidumbre”, aseguró en diálogo con El Destape el economista internacionalista y socio director de GCG Advisors, José Gonzales, quien afirma que si se mira las encuestas al día de hoy Maduro perdería, pero destaca que no hay que dejar de observar que también hay desconfianza en la oposición y que la clave también está en el día de la elección y la capacidad de contar con un aparato que movilice al voto.
“Hay una gran cansancio, la economía ‘se arregló’ hace dos años pero se volvió a deteriorar, si no hay recuperación importante en los próximos dos o tres años, sea Maduro o la oposición van a tener problemas”, agregó Gonzales sobre algunos indicadores que tuvieron ciertas mejoras como el crecimiento económico o la baja en la inflación, pero que no fueron suficientes. Además, recordó el peso de las sanciones internacionales y sus implicancias también.
En ese sentido, el especialista remarcó también que no hay que dejar de lado en el análisis que el chavismo cuenta con una base social: “Chávez lo que hizo fue invertir la pirámide, distribuyó, generó bienestar y que los sectores populares accedan al consumo, no es Cuba, pero gastó toda la caja y se endeudó”.
Los números
Las encuestas son completamente dispares. Hercon Consultores le da la victoria a González con 62% y a Maduro un 28%, Datanálisis también sitúa al opositor unos casi 20 puntos arriba del mandatario venezolano, mientras que Hinterlaces le da un 54,2% al Presidente y un 21,1% al candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, Dataviva le da 56% al candidato chavista y un 19% al opositor, y Paramétrica que los da un poco más parejo con un 43% al jefe del Ejecutivo y un 32% González Urrutia.
Un dato que destacan, es que incluso en aquellos sondeos donde el oficialismo pierde como en Delphos, sí se empezó a registrar cierto crecimiento en el apoyo.
Esa confusión en los números lleva a que también a acusaciones cruzadas de que cada encuestadora brinda los datos de acuerdo a quien es más cercano. Si bien estas acusaciones o sospechas no son novedosas, la particularidad acá es que las diferencias que marcan son realmente amplias. En mayo pasado, AFP factual publicó un artículo con el título de “Cuatro encuestas que dan ventaja a González Urrutia en Venezuela circulan con datos inexactos”. Se refería a datos que se conocían especialmente a través de las redes sociales.
“Las encuestas van muy confusas. Los participantes en la opción electoral decidieron confundir al electorado, cada quien tiene una encuesta que lo tranquiliza y como 40 que lo neurotiza, su candidato sube, sale bien en una, dos o tres y en otras sale muy mal. Un marcador interesante de movilización fue el simulacro electoral realizado hace dos domingos, allí el chavismo quiso poner a prueba su capacidad de convocatoria y los que observamos el proceso desde adentro, creemos que mostró bastante músculo organizativo”, afirmó a El Destape, Ricardo Ríos, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido Avanzada Progresista y profesor de la Universidad Central de Venezuela.
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Si dejamos de lado por un momento los sondeos, se puede analizar la capacidad de movilización. Como las datatoallas en Brasil que hacían encuestas sobre la cantidad de toallas que se vendían si eran más con la cara de Jair Bolsonaro o Lula, en Venezuela se podría sumar el marchómetro. Ambas campañas arrancaron con masivas marchas y la discusión en las redes pasa por ver qué tomas se hacen para mostrar quién tiene más capacidad de movilización, algo que si bien no es linealmente representativo de la votación, puede dar algún indicio. Vale recordar que además de los dos candidatos mejor posicionados, hay al menos 10 candidatos más pero con apoyos menores al 10%.
“Estuve en las dos marchas como observador y vi mucho entusiasmo en ambas y mucha organización, creo que fue más grande la del oficialismo. Eso está bien porque la campaña del candidato mayoritario de la oposición es muy espontánea. Depende menos de las estructuras organizativas movilizadoras y la del chavismo es pura organización con mucha intersección con el presupuesto nacional que aparece a través de la gran capacidad de movilización que tiene de funcionarios públicos, pero tienen movilización en sectores populares de manera indiscutible y espontánea también”, agregó Ríos.
Reanudación de diálogos con Estados Unidos
Apenas unos días atrás, Maduro sorprendió al dar a conocer que se reanudaban los diálogos con el gobierno de Joe Biden. Hay que recordar que hubo al menos dos instancias de convenios relevantes para el Gobierno en el último año. Por un lado, los Acuerdos de Barbados que permitieron los diálogos con la oposición y las próximas elecciones, y, por otro lado, los de Qatar con Estados Unidos, que permitieron en el 2023 incluso el intercambio de prisioneros. En base a este último acercamiento es que se dio a conocer la realización de una reunión virtual entre funcionarios, que asombró incluso a la oposición.
“Sin dudas fue una sorpresa para todos los sectores y puso a muchos a resolver la sorpresa con especulaciones como ‘se está rindiendo’, ‘está negociando su retirada’, otros lo leyeron como que Estados Unidos sabe que gana Maduro y no tiene tiempo para negociar con perdedores, pero se perdió en la interpretación la sustancia de una negociación que tiene mucho de negociación petrolera en mi opinión”, explicó Ríos. En ese encuentro virtual, en donde según el titular de la Asamble Nacional, Jorge Rodríguez, se acordó “la voluntad de ambos gobiernos de trabajar de forma conjunta”, también se decidió mantener comunicaciones “respetuosas constructivas”. Algo que pareciera estar lejano al vínculo tortuoso cuando Donald Trump reconoció a Juan Guaidó como Presidente.
Si bien no trascendieron demasiados detalles de la reunión, llega en un momento particular dado que no solo es en plena campaña electoral sino también tras la reanudación de sanciones que habían sido flexibilizadas, tras la inhabilitación de candidatos políticos y los cuestionamientos para que Venezuela lleve adelante un proceso transparente, donde también la oposición denuncia detenciones de miembros de su partido.
En ese contexto, Gonzáles sumó una arista más sobre el hecho de que quizás ambos gobiernos sepan que necesitan dialogar: “Maduro sabe que si no normaliza las relaciones con Estados Unidos va a fracasar, tiene que dar las condiciones mínimas, la Asamblea va a ser chavista por dos años más, dos años más de negociaciones. La clave es ver lo que pasa con las Fuerzas Armadas, que son una casta con poder político, social y económico”. El especialista sostuvo que el Ejército responde al chavismo y ese es un factor fundamental. A su vez, el socio director de GCG Advisors recordó que si gana la oposición, la reanudación con el gobierno norteamericano es un hecho.
Posibles escenarios
Por eso, la mirada va a estar puesta ya no solo en el día de la elección, sino especialmente cuando el Consejo Nacional Electoral dé a conocer los resultados. Consultado por El Destape, el ex ministro de Trabajo de Chávez, politólogo y cofundador del Movimiento al Socialismo, Leopoldo Puchi, compartió un análisis que hizo de los posibles escenarios, en los cuales son claves los reconocimientos o rechazos: “Si Maduro es proclamado ganador, es probable que Washington no reconozca los resultados. No obstante, si consideran la victoria ‘medianamente aceptable’, la administración estadounidense podría adoptar una posición crítica y señalar irregularidades, pero manteniendo la puerta entreabierta para un eventual restablecimiento de relaciones diplomáticas”.
Si la CNE da a conocer que el ganador es Edmundo, Puchi aseguró que “el sector gubernamental enfrentará tensiones internas, aunque aceptaría la decisión”. En cuanto a la continuidad, el ex ministro afirmó que si Maduro es electo buscará un diálogo nacional para reducir tensiones internas y en materia económica “intensificará la apertura económica y los esfuerzos para cerrar acuerdos petroleros con Washington y con el Fondo Monetario Internacional” sin dejar de lado a sus aliados hasta ahora, como son Cuba, Rusia, China o Irán.
Por último, el peor panorama que visualiza el analista es si se da una situación de bicefalía: “Si un eventual nuevo gobierno adopta un carácter bicéfalo, sin un liderazgo claro, y se inclina hacia un camino de ruptura y persecuciones, la situación podría derivar en una alta conflictividad y enfrentamientos. Este escenario provocaría una prolongada incertidumbre económica debido a la inestabilidad política y social, lo que afectaría gravemente las actividades productivas y deterioraría más las condiciones de vida de la población”.
La campaña también estuvo marcada por cierto histrionismo al mostrarse Maduro con sectores religiosos como el evangélico y por los cuestionamientos de los millones de venezolanos que se fueron del país y que enfrentan dificultades para emitir su voto en el extranjero. A su vez, el oficialismo muestra el programa “Misión vuelta a la Patria”, por el cual se calcula que más de un millón fueron repatriados. Más allá de las estrategias de cada jugador, la incertidumbre electoral en Venezuela genera que los análisis pongan sobre la mesa todas las cartas posibles con las que se pueden llegar a jugar.