La junta militar que gobierna Sudán consideró hoy "inapropiados" y "contrarios a las normas diplomáticas" los comentarios del embajador de Estados Unidos, John Godfrey, sobre la incapacidad de las dos partes en conflicto para gobernar el país.
"El embajador se ha autoproclamado guardián del pueblo sudanés", manifestó la Cancillería del Consejo Soberano de Sudán, la junta militar liderada por el jefe del Ejército Abdel Fatah al Burhan, en un comunicado replicado por el portal Al Hadath.
En la declaración, el Ministerio lamentó que el representante diplomático utilice la denominación de "ambas partes" para describir a los bandos del conflicto, dado que el Ejército sudanés se considera autoridad del país y declaró a las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) como un grupo rebelde.
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El embajador estadounidense publicó ayer un mensaje en la red X (ex Twitter) por su primer aniversario en el puesto en el que dijo que las partes en conflicto "demostraron que no están capacitadas para gobernar" y por eso deben "transferir el poder a un gobierno civil de transición".
"Ayer se cumplió un año de mi llegada a Jartum. Nuestro esfuerzo con los socios sudaneses e internacionales para restaurar la democracia en Sudán se vio truncado por la guerra que ahora devasta al país. Un futuro construido por el pueblo sudanés sólo podrá darse cuando se restablezca la seguridad de los civiles", señaló Godfrey, según consignó la agencia Europa Press.
El conflicto estalló el 15 de abril con enfrentamientos entre el Ejército, dirigido por el general Al Burhan, y las FAR, del general Mohamed Hamdan Daglo, por sus diferencias sobre la constitución de las futuras Fuerzas Armadas.
El inicio de la guerra implicó el colapso de unas negociaciones ya paralizadas que perseguían un acuerdo de transición política hacia un gobierno civil en el país, sumido en una espiral de caos desde el derrocamiento en 2019 de Omar al Bashir, que gobernó el país con puño de hierro durante 30 años.
La salida del dictador dejó el poder en manos de un gobierno militar que terminó por asumir el control del país y correr del centro a grupos civiles que colaboraron con la salida de Al Bashir,
Al menos 4.000 personas, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), murieron en una guerra que desató además nuevos conflictos intercomunitarios en la región occidental sudanesa de Darfur y alentó una crisis humanitaria.
Además, más de 4,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y se estima que cerca de medio millar de niños murieron víctimas del hambre, con enfermedades como el sarampión, la malaria, el dengue o la diarrea como potenciales amenazas.
Con información de Télam