La pandamia del coronavirus no da tregua en el mundo. Cuando el país parecía volver de a poco a la normalidad, el estado más poblado de Australia, Nueva Gales del Sur, informó de su mayor aumento de nuevos contagios internos de COVID-19 en casi una semana, lo que llevó a las autoridades a ampliar una semana el mandato de uso de mascarillas en Sidney.
Se notificaron diez nuevos casos adquiridos de forma interna en Gales del Sur, mientras las autoridades luchan por contener un nuevo foco de la variante altamente infecciosa del virus Delta. Ocho de los diez son contactos domésticos de casos anteriores que se encuentran aislados.
"No hay duda de que hay un mayor nivel de preocupación, dado el número adicional de casos, pero... dado lo absolutamente contagioso que es el virus, esperábamos que los contactos domésticos que ya estaban aislados tuvieran probabilidades de contraer el virus", dijo a periodistas en Sidney la primera ministra del estado de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian.
Vuelven los barbijos obligatorios
Ante esta nueva ola de casos, las mascarillas volverán a ser obligatorias en los espacios cerrados de Sidney, la mayor ciudad de Australia, durante una semana más a partir del jueves por la mañana, pero las autoridades no anunciaron más restricciones pese al aumentar del número de contagios a 21 en seis días.
Los estrictos controles fronterizos, los rápidos sistemas de rastreo, las estrictas normas de distanciamiento social y el alto grado de cumplimiento de las normas por parte de la comunidad mantuvieron las cifras del COVID-19 en Australia relativamente bajas, con algo más de 30.350 casos y 910 muertes.
Australia cerró sus fronteras a todos los ciudadanos, excepto a los residentes permanentes, en marzo de 2020, y los viajeros al extranjero deben pasar dos semanas de cuarentena obligatoria en un hotel a su regreso.
Con información de Reuters