El presidente chino, Xi Jining, exhortó hoy a mantener la "estabilidad social" en una visita a la región de Xinjiang, en el noroeste del país, donde el Gobierno es acusado por Occidente de atropellos a los derechos humanos de los uigures y más etnias musulmanas.
Xi "subrayó que siempre debe darse la máxima prioridad al mantenimiento de la estabilidad social y debemos utilizar la estabilidad para garantizar el desarrollo", informó la cadena de televisión oficial CCTV y replicó la agencia de noticias francesa AFP.
Según la emisora, el mandatario, que viajó a Urumqi, la capital de la región, aseguró que era "necesario combinar el desarrollo de la lucha antiterrorista y antiseparatista con el impulso para normalizar el trabajo de estabilidad social y el Estado de derecho".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Xi también instó a las autoridades a "promover más profundamente la sinización del islam y controlar eficazmente las actividades religiosas ilegales".
"Debemos ser más conscientes de las adversidades y consolidar la estabilidad social que tanto nos ha costado conseguir", declaró, en la que fue su primera visita a la zona desde julio, según CCTV, replicado por la AFP.
El Gobierno chino puso en marcha una serie de medidas en Xinjiang que causaron fricción entre el país y la comunidad internacional, especialmente Estados Unidos, que llegó a acusar a Beijing de cometer violaciones contra los derechos humanos e incluso genocidio contra la población uigur.
La región de Xinjiang fue escenario de sangrientos atentados contra civiles, cometidos, según las autoridades, por separatistas e islamistas uigures, el principal grupo étnico de la zona.
Según varios países occidentales y organizaciones independientes, China internó a más de 1 millón de uigures y miembros de otras etnias musulmanas locales en "campos de reeducación", e impuesto "trabajos forzados" y "esterilizaciones".
China desmiente estas acusaciones y presenta estos "campos" como "centros de formación profesional" para combatir el extremismo religioso.
Un informe de Naciones Unidas determinó el año pasado que las acciones del Gobierno chino en la región podían constituir "crímenes contra la humanidad" y lo instó a seguir las recomendaciones que se le hicieron, lo que fue respaldado por Europa y Estados Unidos.
China denunció que el informe de la ONU que alude a supuestas violaciones a los derechos humanos en Xinjiang era una "herramienta política" contra su Gobierno, a la que calificó de "ilegal" e "inválida".
Con información de Télam