La ONG Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que una bomba de racimo impactó a las afueras de un hospital en Vuhledar, en la región separatista de Donetsk, en el este de Ucrania, y causó la muerte a cuatro civiles y diez heridos, seis de ellos trabajadores sanitarios.
"Este insensible ataque ha matado y herido a civiles y ha dañado un hospital", sostuvo el director de Armas de HRW, Steve Goose, quien instó a las fuerzas rusas a "dejar de utilizar" municiones de racimo, que están prohibidas, así como a "poner fin a los ataques ilegales con armas que matan y mutilan indiscriminadamente".
La ONG ha asegurado que, además de los muertos y los heridos, se habrían producido daños en el hospital, una ambulancia y varios vehículos de civiles.
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Existe un tratado internacional firmado por 110 Estados, entre los que no están Rusia y Ucrania, que prohíbe las bombas de racimo debido a "su efecto indiscriminatorio", señaló.
"Las bombas de racimo suelen explotar en el aire y envían docenas, incluso cientos, de pequeñas bombas sobre un área del tamaño de un campo de fútbol. Las bombas de racimo a menudo no explotan en el impacto inicial, dejando restos que actúan como minas terrestres", detalló HRW.
La ONG asegura que habló con varios testigos del incidente, entre ellos la médica jefe del hospital, Natalia Sosyura, que en el momento del ataque estaba en el primer piso del edificio, que tiene dos plantas.
"Escuché una fuerte explosión afuera, corrimos hacia el pasillo. Por suerte, no tuvimos muchos pacientes. Eran alrededor de las 10.30 de la mañana. Todos caímos al suelo".
HRW afirmó que las secuelas inmediatas del ataque quedaron registradas en dos fotografías que circularon en las redes sociales y una tercera que mostraba un remanente del misil balístico que aparentemente fue utilizado.
Una de estas fotografías mostraba dos cadáveres parcialmente cubiertos por una lona fuera de la entrada del hospital y daños en el edificio y los vehículos cercanos.
La organización humanitaria también recibió y verificó 22 imágenes del hospital tomadas por personal del centro asistencial que muestran daños en la estructura del edificio.
"Todos los estados parte de la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008 deben condenar inequívocamente este ataque y cualquier otro uso de esta horrible arma", dijo Goose, que agregó que "los riesgos para los civiles son intolerablemente altos".
Con información de Télam