Bolivia se enfrentará el año próximo a una de las elecciones más inciertas. El ex presidente Evo Morales insistirá hasta el final en una nueva candidatura pese a la inhabilitación que emitió el Tribunal Constitucional y lo mismo hará su delfín político devenido en acérrimo enemigo, Luis Arce, a quien esta semana lo acusó de estar detrás de la estrategia de lawfare que tiene como objetivo entregarlo como "trofeo" a Estados Unidos. La oposición, mientras tanto, aprovecha. El ex presidente y varias veces candidato, Carlos Mesa, celebró ayer la presentación "simbólica" de un frente de unidad del que esperan salga una única candidatura. Tras una previa tumultuosa, donde parecía que no habría frente de unidad, Mesa celebró la estrategia opositora que se unió por primera vez desde que gobierna el masismo. Lo hizo ladeado por Jorge "Tuto" Quiroga, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho, quien permanece preso por su participación en el golpe de 2019.
En declaraciones a la prensa, Mesa detalló que se trata de un "documento simbólico" con el que buscan invitar a una mayor apertura para que se sumen otros precandidatos y organizaciones. Las elecciones generales se celebrarán en agosto del año que viene y el plazo para la inscripción de alianzas es febrero y abril para las candidaturas. Pero todavía, explicó Mesa, no definieron el mecanismo con el que eligirán quién será el candidato de la alianza aunque ya hay uno que cantó primero. Tuto Quiroga, ex vice del dictador Hugo Banzer que luego se hizo con el poder presidencial por la vía democrática, se adelantó y presentó su precandidatura por la alianza "Libre" a pesar de haber firmado el pacto de unidad. Lo hizo acompañado de aliados como Rubén Costas, ex gobernador de Santa Cruz y líder del partido Demócratas, y Ernesto Suárez, ex gobernador de Beni, quien estuvo preso durante el gobierno de Morales por presunto enriquecimiento ilícito. La última participación política de Quiroga fue durante la dictadura de Jeanine Añez, cuando fue designado "delegado especial" de su Gobierno.
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"Se presentan como unidad pero son pequeños grupos que se suman a Tuto sin que eso signifique una reducción de la gran cantidad de precandidatos", observó ante El Destape el analista político Fernado Molina. Quiroga no sorprendió con sus propuestas: prometió la privatización de empresas públicas; reformas a la Constitución y créditos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Unidos por el odio
Si hay algo en lo que la oposición está de acuerdo, incluso el propio Arce, es que harán todo lo posible para evitar que Morales vuelva a hacerse con la conducción del Palacio Quemado, del que fue destituido por el golpe de 2019 apoyado por los que presentaron el frente ayer. "Es la primera vez en 20 años que la oposición decide la unión, entendiendo que el país la demanda para sacar al MAS. Invitamos a los precandidatos a unirse antes de febrero", celebró ante la prensa Mesa y argumentó que la "undiad" es la única ruta posible para garantizar el triunfo en las urnas.
"Escuchando la voz popular, damos una respuesta clara a esa demanda. Por ello nos comprometemos a hacer realidad la unidad que garantice una sola candidatura de oposición en las elecciones presidenciales que incluya a todas las fuerzas y liderazgos democráticos sin ningún tipo de exclusión. Estamos convencidos que ese candidato o candidata debe contar con el apoyo de todos los que se sumen a esta causa. Debemos renunciar a las aspiraciones personales en pos de un bien mayor", dijo el ex mandatario (2003-2005) en un claro guiño a la jugada en solitario de Quiroga, que de igual manera ayer estuvo sentado en la mesa.
Pero quienes aprovechan para explotar las tensiones dentro de esa oposición son dos candidatos que usan a su favor la retórica "anti-casta" y denuncian que Quiroga, Mesa, Doria Mediana y Camacho se unen para "repartirse" cargos, que son "la vieja política" y que de una manera u otra fueron funcionales al masismo en algún momento. Son dos "ultras": Manfred Reyes Villa, alcalde de Cochabamba, bastión político de Morales, y el empresario Branko Marinkovic, ex presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz que se lanzó en el acto de la CPAC, en Camboriu, en julio de este año. Este último todavía no tiene partido para presentarse por lo que podría terminar siendo una estrategia puramente mediática. "Quiere ser Milei pero no tiene nada. Dudo que llegue", analizó Molina.
Reyes Villa, en cambio, anunció la semana pasada que consiguió la personería jurídica y se vanaglorió de "haber hecho un partido político sin ningún apoyo de nadie". "Hemos logrado el apoyo del pueblo, que es lo más importante ,y con lideres emergentes", celebró Reyes Villa para diferenciarse de lo que calificó como "alianzas anacrónicas". Si bien dejó abierta la posibildiad a un acuerdo de unidad mostró su desconfianza y señaló que no ve que haya la "madurez política" suficiente para que los candidatos se bajen y de enfilen detrás del que va primero que, según las últimas encuestas, es él.
Faltan muchos pasos previos para la cita electoral de 2025. La alianza opositora recién se lanzó, no sin traspiés, y los candidatos que se despachan contra los políticos anacrónicos están empezando a rodar. El oficialismo, en tanto, es otra gran incógnita: Arce quiere reelegir pero está en uno de sus peores momentos de popularidad con una crisis económica cada vez más aguda. Que se haya quedado con la sigla del MAS por un artilugio judicial le garantiza solo una parte del trabajo, mientras que el futuro de Morales parece cada vez más oscuro después de que este martes la fiscal Sandra Gutiérrez lo imputara por tráfico de personas -una causa ya juzgada- y reactivara una orden de detención.