Tanto las personas trabajadoras como las empresas están enfrentándose cada vez a un mayor número de problemas con el horario de 9 a 5 y lo están reemplazando por métodos de trabajo basados en la productividad o por el trabajo remoto. Inspirados por grandes compañías tecnológicas como Google o Microsoft, estas nuevas formas de empleo benefician tanto a las compañías como a su personal y pueden convertirse en el paradigma laboral del futuro.
El problema de asociar la productividad a las horas trabajadas
Una de las dificultades que se presentan en este sistema es el de considerar que una hora de trabajo equivale a una determinada productividad. Hay muchas razones por las que esto no es así, comenzando por el hecho de que, en la mayoría de trabajos, hay horarios más productivos que otros. Si volvemos a nuestra imagen mental de una oficina estándar, seguro que recordamos muchos momentos en los que buena parte del personal está sin nada que hacer, enlazando visitas a la máquina de café con horas muertas delante de la computadora o charlas alrededor de la fotocopiadora.
Estas horas de improductividad pueden responder a una falta de organización de la empresa, a la mayor o menor demanda de las tareas en función de la época del año, o a la simple pasividad de algunas personas del equipo. Sea como sea, la compañía se ve obligada a pagar por unas horas donde no se produce, mientras las trabajadoras y trabajadores pueden sentir a su vez que pierden un tiempo valioso que podrían aprovechar mejor en casa.
Mayor flexibilidad = Mayor productividad
Disociar la productividad de las horas trabajadas permite a la plantilla recibir más o menos salario en función de su trabajo real, lo que puede ser un incentivo para trabajar más o, a la inversa, puede servir para disponer de más tiempo personal en momentos determinados. Esta mayor flexibilidad mejora considerablemente la calidad de vida del personal y, además, favorece su compromiso con las tareas asignadas por la empresa, ya que saben que una mayor carga de trabajo trae asociados mayores beneficios económicos.
Para la compañía, este sistema también presenta claras ventajas. Una de ellas es la certeza de que solo se paga en función del trabajo recibido, de forma que se termina la preocupación por el tiempo malgastado, y tampoco es necesario invertir en sistemas para el control del personal –algo que, además, tampoco suele gustar entre la plantilla–. Pero, también puede suponer un ahorro extraordinario en el alquiler de las instalaciones, ya que, al no existir la necesidad de un control horario, es posible trasladar gran parte de las tareas a los propios hogares de la plantilla.
El teletrabajo supone un ahorro… pero también un riesgo
Las ventajas del teletrabajo son evidentes en muchísimos aspectos. Para las empresas equivale a un gran ahorro en instalaciones, electricidad, gas y equipamiento, mientras que para las trabajadoras y trabajadores supone ahorrar en desplazamientos, disfrutar de más tiempo en casa, trabajar de manera más cómoda, y poder conciliar mejor su vida personal.
Todo este ahorro, sin embargo, no debe permitir que las empresas descuiden la ciberseguridad de sus sistemas y las computadoras remotas de su personal. Más bien lo contrario. Repartir la plantilla de una compañía entre diferentes puntos de la ciudad o del país implica que los datos críticos de la empresa pasan a través de una red mucho mayor de computadoras y routers, lo que hace que puedan quedar expuestos más fácilmente.
¿Cómo proteger los datos de las empresas con personal remoto?
Al no poder disponer de personal informático especializado para realizar el control de datos en todos los hogares de la plantilla, las compañías con personal remoto deben poner especial énfasis en los sistemas de ciberseguridad internos y en la formación del personal. Algunas de las medidas de ciberseguridad más relevantes son:
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El uso de VPN. Las VPN son herramientas de seguridad digital que cifran las comunicaciones de las computadoras y los celulares de una empresa. De esta forma, tener al personal de una empresa conectado a través de VPN permite a la compañía proteger sus datos críticos. Una VPN con prueba gratis permite además comprobar su eficacia antes de contratarla definitivamente.
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El uso de dispositivos de la empresa. El trabajo remoto puede dar lugar a situaciones donde el personal se ve tentado a usar sus propios dispositivos para responder a un correo o hacer una gestión puntual, pero es importante evitar esto. Los dispositivos personales pueden tener software malicioso que comprometa los datos de la compañía, así que deben emplearse solo los dispositivos de la empresa.
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Las contraseñas únicas. En ningún caso se deben usar contraseñas genéricas para acceder a las cuentas de la empresa, ya que este tipo de claves ponen en riesgo la seguridad de los datos que se supone que deben proteger. La única forma de garantizar la seguridad de las cuentas es usar contraseñas individuales y robustas, preferiblemente con un gestor de contraseñas profesional.
La prevención anti-phishing. El personal administrativo suele ser uno de los principales objetivos de los ataques de phishing, así que las compañías deberían invertir en formar a los empleados para que sepan prevenir estas amenazas. Esto hará que sea mucho más difícil utilizar estrategias de ingeniería social para vulnerar las cuentas de la compañía.