Maggie Smith, maestra del desplante en el teatro y la pantalla

27 de septiembre, 2024 | 12.42

Dame Maggie Smith, fallecida el viernes a los 89 años, era una perfeccionista que convirtió la ansiedad en una forma de arte y fue aclamada como una de las grandes actrices del teatro y la pantalla.

Smith, una de las pocas actrices que ha ganado el triplete de Oscar (dos veces), Emmy (cuatro) y Tony, pasó sin esfuerzo de interpretar a Shakespeare y Oscar Wilde sobre el escenario a la franquicia cinematográfica de "Harry Potter" y la exitosa serie de televisión "Downton Abbey".

Sin embargo, la actriz británica guardaba celosamente su intimidad y desdeñaba las trampas del estrellato.

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"Ojalá pudiera entrar en (la tienda) Harrods y pedir una personalidad", dijo una vez. "Me haría la vida mucho más fácil"

Fue tal vez su preocupación por su falta de personalidad lo que la impulsó a asumir a tantas otras.

Su primera candidatura al Oscar fue por su papel de Desdémona junto a Laurence Olivier en "Otelo" en 1965, antes de ganar el primero por su interpretación de una maestra de Edimburgo en "The Prime of Miss Jean Brodie" en 1969.

El segundo fue por su papel secundario en la comedia de 1978 "California Suite", donde actuó junto a Michael Caine.

Otros papeles aclamados por la crítica fueron el de Lady Bracknell en la obra de Oscar Wilde "La importancia de llamarse Ernesto" en el West End, el de una anciana de 92 años que lucha amargamente contra la senilidad en la obra de Edward Albee "Tres mujeres altas", y su papel en la película de comedia negra de 2001 "Gosford Park".

ESTRELLA DE "HARRY POTTER" Y "DOWNTON ABBEY"

En el siglo XXI, sus papeles más conocidos fueron el de la profesora McGonagall en las siete películas de "Harry Potter", y el de una condesa viuda en la exitosa serie de televisión y en las películas derivadas de "Downton Abbey", un papel que parecía hecho a la medida para una actriz conocida por sus comentarios mordaces y sus chistes maliciosos.

Margaret Natalie Smith nació el 28 de diciembre de 1934 en Essex, al noreste de Londres. De pequeña se trasladó a Oxford cuando su padre, patólogo, consiguió un puesto en la universidad, y a los 17 años empezó a actuar en el teatro local.

Su gran oportunidad llegó en 1956 con "New Faces" en Broadway. Su papel en 1958 en la película policíaca británica "Nowhere to Go" le valió una nominación al BAFTA.

En los años siguientes interpretó numerosos roles aclamados en el cine (como "Viajes con mi tía", "Una habitación con vistas" y "El jardín secreto"), el teatro ("Lettice and Lovage", "Virginia") y la televisión ("David Copperfield", "Mi casa en Umbría").

El crítico Irving Wardle alabó una boca que se contraía desde una sonrisa amplia y acogedora hasta el "veneno aspirado de un armiño", algo a lo que dio buen uso en "Downton Abbey".

Para muchos telespectadores, su desparpajo en la exitosa serie histórica que se emitió por televisión de 2010 a 2015 era la mejor razón para verla, y le valió múltiples premios, aunque poco hizo por su deseo de mantener en privado su vida.

"Llevaba una vida perfectamente normal hasta 'Downton Abbey'. No bromeo. Iba al teatro, a galerías, cosas así, sola. Y ahora no puedo y eso es horrible", dijo en el festival BFI Radio Times en 2017.

Smith era conocida por ser exigente consigo misma y con los demás. El director de teatro Peter Hall, que trabajó estrechamente con ella durante muchos años, dijo: "Se regaña a sí misma hasta la perfección".

Tuvo un tempestuoso matrimonio de ocho años con el actor Robert Stephens, que terminó mientras interpretaban a divorciados que recién se relacionan en "Vidas privadas", del dramaturgo Noel Coward. Tuvieron dos hijos, los actores Toby Stephens y Chris Larkin.

Smith se casó luego con su amor de la adolescencia, el escritor Beverley Cross, que fue un apoyo imperturbable hasta su muerte en 1998.

En 1990, la reina Isabel le concedió el título de dama, el equivalente femenino al de caballero.

Con información de Reuters