Venían de Nueva York y Washington, Carolina del Norte y el sur de California, Nueva Jersey y Newcastle, e incluso de Europa y China.
Muchos son partidarios desde hace tiempo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, veteranos de mítines con gorras con la frase "Make America Great Again" (MAGA) que creen fervientemente que "hará grande a Estados Unidos otra vez".
Otros no eran especialmente políticos, pero querían ver cómo se hacía historia. Otros pensaban que un delincuente convicto no tenía derecho a estar en la Casa Blanca y protestaban contra él.
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Todos estaban allí para presenciar -aunque a través de una pantalla- la investidura para un segundo mandato el lunes de Trump, que ha prometido pasar sobre los límites del poder ejecutivo, deportar a millones de inmigrantes, asegurarse castigos contra sus enemigos políticos y transformar el papel de Estados Unidos en la escena mundial.
Perry Burnett, de 56 años, asistió a su primera toma de posesión. Iba vestido de rojo y lucía una gorra MAGA.
"Todo esta ropa que llevo, no podría llevarla en público en el sur de California", dijo. Sus expectativas eran altas. "Mi esposa, el día que fue elegido, reservó los boletos, ella dijo 'tenemos que estar ahí para esto, porque esto va a cambiar el mundo'".
Para Daul Williams, de 61 años, es su cuarta toma de posesión y todo gira en torno a la economía y la inflación, un tema que, según las encuestas, fue clave para la victoria electoral de Trump en noviembre y una de las principales preocupaciones de muchos votantes.
"Me encanta el tocino. Me encanta el tocino a 7 dólares la libra. Ahora mismo, el tocino está a 13,50 dólares la libra", dijo.
Grace Sun viajó desde Shenzhen, en el sureste de China, y esperaba que Trump anunciara mejores relaciones entre Washington y Pekín.
Millie Eads, una profesora de secundaria de Texas, quería que sus alumnos supieran "que este es un país hermoso en el que vivir" y se envolvió en un poncho amarillo gigante para protegerse de las inclemencias del tiempo.
Dos hombres que sólo dijeron llamarse Alex y James, vestidos como Alexander Hamilton y George Washington, eran viejos amigos que se habían reunido en la capital estadounidense para el acto y admitieron que en realidad no estaban allí por la política.
"Sólo vinimos a pasarlo bien", señalaron.
RETRATO DE UNA PROTESTA
No todos estaban contentos con la perspectiva de los próximos cuatro años. Aunque las protestas antiTrump fueron menores que en 2017, miles de activistas realizaron una "Marcha del Pueblo" el sábado y otros acudieron bajo la nieve a una protesta el lunes.
Cameron White, de 27 años, de Manassas, en Virginia, asistió al evento del lunes. Es organizador del Partido para el Socialismo y la Liberación.
"No somos una protesta antiTrump. Trump es sólo un representante de un sistema más amplio. Y ese es el sistema por el que nos estamos organizando y contra el que estamos tratando de luchar", explicó White.
Morgan Artyukhina, de Washington, dijo que estaba preocupada por lo que se avecinaba. Al igual que otros asistentes a la protesta, dijo que le preocupaba lo que la presidencia de Trump significaría para los inmigrantes, para los pobres y para las personas LGBTQ.
Pero también sintió la solidaridad de quienes, como ella, se oponen a sus políticas.
"Nuestro mensaje es que en realidad no vamos a dejarnos dividir por sus mensajes de odio. Vamos a permanecer unidos y vamos a defendernos los unos a los otros", afirmó.
Con información de Reuters