La costumbre de entregar regalos en Navidad se asocia con la figura de Papá Noel, pero los orígenes de esta tradición se remontan a más de 2.000 años, cuando los romanos celebraban las Saturnalias, fiestas en las que se intercambiaban todo tipo de regalos, aseguró a Télam el antropólogo Diego Rodolfo Viegas y apuntó que esta tradición perduró hasta el presente por su importancia para crear vínculos sociales.
"En realidad, la Navidad tiene más de 4.000 años de antigüedad porque se basa en festividades muy anteriores al cristianismo, que se celebraban el 25 de diciembre por el solsticio de invierno en el hemisferio norte y tenían similitudes con nuestro actual carnaval", explicó Viegas, profesor titular de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y especialista en estudios sobre la Navidad.
Más cercano en el tiempo, Viegas identifica al origen del intercambio de regalos en las fiestas llamadas Saturnalias de la antigua Roma, donde se conmemoraba el 17 de diciembre el día de Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha, y el festejo se extendía durante toda la semana por ser muy popular.
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"Era un festival público en Roma, donde se entregaban pequeños regalos y había mercadillos. También se permitía el juego para todos, incluso para los esclavos", detalló el antropólogo y precisó que las Saturnalias eran "una de las festividades romanas más populares, con marcados excesos y la típica inversión de roles entre amos y esclavos".
"Una vez llegado al poder el cristianismo formalmente, se adoptan costumbres antiguas y paganas que no habían podido ser erradicadas, imponiendo incluso la fecha de nacimiento de Cristo también el 25 de diciembre", señaló el director del Centro de Estudios en Antropología del Conocimiento y la Conciencia (Ceacc) de la UNR.
Además, en la Biblia se narra la historia de los Reyes Magos, quienes eran una "especie de sacerdotes o chamanes de la antigua Persia" y le entregaron regalos al Niño Jesús recién nacido.
Luego, durante la época medieval surgen en muchas culturas diferentes figuras de "regaleros invisibles" que personifican la Navidad y dejan obsequios para los niños, aunque también hay intercambios entre adultos.
Una figura importante fue el dios nórdico Odín que, según la tradición de los pueblos germánicos, montaba un poderoso caballo de ocho patas que volaba y podría considerarse como una inspiración del Santa Claus norteaméricano, que vuela con renos en vez de con un caballo.
En la Edad Media también se destaca la figura de San Nicolás, un obispo y santo cristiano que dio lugar a muchas leyendas donde aparece como "una persona muy piadosa" que hacía regalos en secreto, precisó Viegas.
Se dice que una de sus acciones más importantes fue dejar caer monedas de oro por la ventana de unas niñas para que pudieran pagar la dote de matrimonio y así, evitar ser prostituidas.
Con el paso del tiempo, la figura de San Nicolás empezó a asumir los atributos de dioses como Saturno y Odín hasta sintetizarse en un único personaje, indicó Viegas.
San Nicolás, Papá Noel o Santa Claus son las distintas versiones del viejo regalero que persisten hasta nuestros días a partir de una "mercantilización forjada y difundida por la hegemonía de Estados Unidos, que promueve la Navidad en su aspecto más pagano y comercial", apuntó el investigador.
Sin embargo, Viegas señaló que también continúa la tradición de los regalos porque es de gran importancia la tríada de dar, recibir y devolver como origen de la articulación de las relaciones sociales.
"Aquel que otorga un regalo se vuelve prestigioso y crea una obligación en el receptor que le tiene que devolver de alguna manera ese obsequio, trazando así vínculos sociales de hospitalidad, protección y correspondencia mutua", precisó.
Y concluyó: "Sobre todo en la actualidad, la tradición de la reciprocidad es fundamental en muchos casos para sobrevivir".
Con información de Télam