(Por Victoria Ojam) La escritora, cineasta y guionista Lucía Puenzo, que mañana estrena con doble episodio final en la señal de cable Lifetime la serie "Señorita 89", thriller ambientado a fines de los 80 en el concurso de belleza Miss México, aseguró que trabajar en diferentes puntos de América Latina "arma una especie de escuela y forma una nueva identidad" a la hora de contar historias.
Es que después de dirigir cintas como "XXY" (2007), "El niño pez" (2009) y la aclamada "Wakolda" (2013), Puenzo puso un pie en el formato televisivo y salió de nuestras fronteras para tomar otros proyectos en la región, como la producción chilena "La Jauría" -junto a los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín- y el reciente filme mexicano "La caída", con el rol principal a cargo de Karla Souza.
Este año, y también desde el país norteamericano, la realizadora presentó nuevamente con la compañía de los Larraín "Señorita 89", que había tenido un primer paso por el streaming en Starzplay (actual Lionsgate+) y que a principios de mes llegó a un público ampliado por primera vez en cable por Lifetime.
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La producción traza un oscuro panorama protagonizado por un grupo de aspirantes al concurso Miss México, explorando la cruda realidad detrás de esos certámenes y los límites del sacrificio estético y la competencia por la corona.
Vigiladas de manera constante en la aislada finca "La Encantada", las participantes de la camada 1989 atraviesan momentos traumáticos, con desapariciones y tragedias incluidas, que las llevan a unirse y apoyarse entre sí para escapar con vida del lugar.
"Es en el auge de la televisión en México, todo lo que hoy nos escandaliza estaba permitido, y ese fue el punto de ataque, darnos cuenta de que en realidad esta no era una historia sólo de entretenimiento del mundo de la belleza, sino un thriller político de lo que estaba pasando en esa época", explicó Puenzo en diálogo con Télam sobre la tira, que ya tiene una segunda temporada en preparación.
Sin embargo, con un admitido deseo de seguir radicada en Argentina y de fomentar la producción local, el año pasado regresó a Buenos Aires para rodar "Los impactados", su próxima película, que contará "la historia de una sobreviviente de un impacto de rayo que despierta seis meses después de un coma inducido y está transformada en alguien que no reconoce".
"Es un universo un poco David Cronenberg, un thriller muy extraño que circula por la adicción a la electricidad, por la idea de que algo que viene del cielo inesperadamente te permita reconfigurarte e inventar a esa otra persona que nace después del impacto", adelantó.
De cara al término de la primera entrega de la tira, que llegó hasta las pantallas europeas con un buen recibimiento por parte de las audiencias, Puenzo conversó con esta agencia sobre la temática de la serie y su presente en la industria.
Télam: ¿Cuánto hay de realidad en la serie, más allá de los elementos de suspenso de la narrativa?
Lucía Puenzo: Nos reunimos con exconcursantes y médicos que habían estado ahí y ocurría esto de que se las llevaban a fincas, que eran realmente espacios de ocio del poder político mexicano. Intercambiaban chicas después de noches de fiesta, era un agujero negro absolutamente irregular. Y teníamos la idea de que la narrara una maestra de cultura general, porque ese año por primera vez se incluía esa figura, pero se nos prendían todos los prejuicios de que fuera contada por una mujer blanca y culta en un país como México, que justamente lo que hacía en esos años, y lo sigue haciendo hoy, es invisibilizar a más de la mitad de la población, que no son mujeres de ojos claros y rubias. Era empezar con el pie izquierdo, porque detrás de las jóvenes había historias de todo tipo, en muchos casos sueños de familias enteras, que en general eran de clase media o clase media baja y apostaban muchísimo.
T: ¿Cómo es revisitar esa época y ese mundo desde la ficción y 30 años después?
LP: Muchas de las cosas que se cuentan, aunque tal vez no sean tan brutales, siguen pasando. Lo que pasa en los medios con las chicas jóvenes ha cambiado mucho, pero todavía hay mucho camino por recorrer. Yo siempre me acuerdo cuando era chiquita y todavía cortaban polleritas frente a la pantalla de una familia que miraba eso, normalizado, todo el mundo lo aplaudía y se reía de cómo un conductor hacía eso. No hace tanto de eso en realidad, aunque tal vez en los 80 era todavía más atroz, por todo lo que ocurría en la esfera del poder y en los medios.
T: ¿Cómo pensás que se fue transformando la manera de representar estas temáticas en el cine y la televisión a lo largo del tiempo?
LP: Todas las series en las que trabajé las escribí con el mismo grupo de autoras, que somos de diferentes países de Latinoamérica y somos conscientes de los riesgos que tenemos cuando escribimos series con protagonistas femeninas, porque algo que tendió a ocurrir es poner a los personajes de los hombres en lugares menos interesantes, que sean infantilizados o que caigan en los estereotipos de los malvados, sin la profundidad que requiere. A mí hace años que me interesa lo que está pasando con las más jóvenes, en relación a todas las conquistas que han habido en el universo de la lucha de género y de la identidad sexual. Cuando hice "XXY" ni siquiera existía una ley de identidad de género, no se sabía ni qué era la intersexualidad, muchos pensaban que estaba en el terreno casi de lo mitológico. Hoy pasa lo mismo con todas las conquistas de las mujeres en la calle, pero creo que es interesante cuando escribimos series y películas sobre mujeres pensar muy bien qué estamos escribiendo.
T: Hace tiempo que no trabajás exclusivamente desde Argentina, ¿cómo se dio ese paso a lo regional?
LP: Mientras mis primeras películas las producía más bien con Europa, las últimas las hice con productores latinoamericanos, con redes de equipos técnicos y elencos que se movían entre países, y hacíamos películas, y después series, pensadas regionalmente. Más que nada fue aprender ciertas idiosincrasias distintas, porque obviamente tienen cuestiones políticas, raciales y de todo tipo muy diferentes a las nuestras, y aprender a escribir diálogos que ellos perciban como propios. Eso requiere años de práctica, incluso dirigir elencos de otros lugares, que también tienen sus diferencias a la hora de los registros actorales. Ahí se arma una especie de escuela que mezcla un montón de cabezas de equipo de diferentes lugares de Latinoamérica y que forman una nueva identidad.
T: De todos modos, pudiste volver para "Los impactados". ¿Cómo fue encarar ese proyecto?
LP: Estoy terminando de editarla ahora, y fue un reencuentro con mi equipo técnico de toda la vida. Actúa Mariana de Girolamo, una actriz chilena que es la protagonista de "La Jauría", porque va pasando eso, que formamos familias latinoamericanas, aunque es una historia 100% argentina, escrita por argentinos y filmada acá. La película la filmamos con absoluta libertad, ni siquiera tenemos productores ni plataformas detrás, es totalmente independiente, y estuvo muy bueno volver a filmar acá y de esa forma.
Con información de Télam