La pérdida y la mimetización desde lo fantástico en la argentina "Jesús López"

25 de noviembre, 2021 | 10.51

(Por Hugo Fernando Sánchez, enviado especial) “Jesús López”, película del argentino Maximiliano Schonfeld, entró hoy a la Competencia Latinoamericana de la 36ta. edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que finaliza el sábado.

El relato, que viene de obtener el premio a la Mejor Película en la 30ma. edición del Festival Biarritz América Latina, cuenta la historia de Abel (Joaquín Spahn) un joven sin rumbo que empieza a ocupar el lugar de su primo, Jesús (Lucas Schell), muerto en un accidente de moto.

“Todo eso se juega en la dualidad, las dos familias, el campo y la ciudad, Abel y Jesús, literatura y cine, además de la transformación”, cuenta Maximiliano Schonfeld a Télam, y agrega: “Intentamos construir un balance entre dos universos precipitados a fusionarse por la tragedia de Jesús”.

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El filme entonces, es una crónica de mimetización que de a poco también suma lo fantástico y, si se quiere, lo sobrenatural, en donde fallecido y usurpador se confunden.

Télam: ¿Cuál fue el origen del proyecto?

Maximiliano Schonfeld: Las primeras notas aparecieron durante las pruebas de actores para “La helada negra”, película de ficción que dirigí hace ya algunos años. En esas pruebas apareció un joven de nombre Abel que no sabía bien qué hacer de su vida, no quería trabajar más con el padre en el tambo y estaba esperando una oportunidad para escapar de la aldea en donde vivía. Después de esa entrevista, empecé a bocetar una historia o, más bien, como una especie de parábola al estilo el hijo pródigo. Después decidimos con la escritora Selva Almada, que es mi amiga, quedarnos solo con la primera parte de esa historia y concentrar las ideas en un relato minimalista. Incluso algunos tránsitos de esa primera historia fueron a parar a otros proyectos que hoy está en curso pero que prefiero no revelar.

T: Deliberadamente la película juega con la ambigüedad. ¿Fue una idea base del proyecto desde el comienzo? ¿Cómo llegaste a esa síntesis?

MS: Bueno, la historia original atravesaba la provincia de Entre Ríos y le dimos muchas vueltas al desplazamiento de ese personaje y su mutación. De hecho estamos pensando en editar en un librito los bocetos de todo ese trabajo que nos llevó mucho tiempo. Y creo que no pusimos tanto énfasis en la ambigüedad, pero sí en la dualidad. Todo eso se juega en la dualidad, las dos familias, el campo y la ciudad, Abel y Jesús, literatura y cine, además de la transformación. Intentamos construir un balance entre dos universos precipitados a fusionarse por la tragedia de Jesús.

T: La sustitución de la identidad es el eje del relato pero poco a poco la película agrega cierto componente, si se quiere, místico e incluso fantástico. ¿Si tuvieras que definir “Jesús López”, en dónde la ubicarías?

MS: Es una película sobre las relaciones que nacen en el terreno baldío que deja la muerte tempranera de alguien. Yo la ubicaría en el corazón de un duelo colectivo.

T: ¿Cómo fue el trabajo con Selva Almada, que al igual que vos, en su escritura refleja un “interior” inusual en el cine argentino con elementos metafísicos que también están presentes en “Jesús López”?

MS: Selva se ocupó principalmente de la construcción de los personajes. Yo armaba pequeños arcos dramáticos y ella se encargaba de componer a los protagonistas de una forma literaria, con pequeños relatos y cuentos sobre esos personajes y el entorno. Y muchas veces esas descripciones servían también como disparador para escenas nuevas dentro de la estructura ya planteada. También ella contribuyó con la elaboración de los diálogos, a darle sustancia, a entablar una conexión con la forma que tenemos de hablar los entrerrianos.

Y más allá de la amistad que tenemos, creo que sirvió mucho el hecho de que ambos nos criamos en pueblos parecidos de Entre Ríos, ella en Villa Elisa, yo en Crespo, y había un imaginario en común, una forma de haber transitado la adolescencia y una curiosidad por el misterio de las relaciones en estos lugares.

T: ¿Qué significa para vos que la película participe en Mar del Plata luego de recorrer festivales como San Sebastián y Biarritz? ¿Cuáles son tus expectativas?

MS: A riesgo de sonar cursi, para mi tiene la misma importancia una proyección en San Sebastián o en mi pueblo. Pero todavía pesa el hecho de ser legitimado por un festival importante para que las películas tengan algún posible recorrido. Al mismo tiempo, siento que ese sistema de legitimación está agotado y ahora tenemos la posibilidad de repensar la forma de mostrar nuestras películas, de encontrarnos con un público que algo muchas veces consideramos ya perdido para este tipo de cine, de reinventar las conexiones.

Con información de Télam