(Por Hernani Natale) Dueño de un rico lenguaje musical producto de su formación clásica y jazzera, y de una potencia y expresividad surgida de su amor por el rock, que le posibilitaron tocar con grandes figuras de ambos géneros; Jeff Berlin se erige desde hace casi 50 años como un referente del bajo eléctrico en lo que se conoce como jazz fusión o jazz rock, y los aficionados locales podrán comprobarlo nuevamente en vivo cuando se presente el próximo 3 y 4 de junio, en dobles funciones a las 20 y 22.30, en Bebop Club, ubicado en el barrio porteño de Palermo.
Tal como ocurrió en su último paso por Buenos Aires en 2018, el virtuoso bajista estará acompañado por los argentinos Mariano Agustoni en piano y Quintino Cinalli en batería; además de contar en esta ocasión con el guitarrista Sebastián Valsecchi como invitado especial.
Cada vez que toco con músicos nuevos es una oportunidad para tener nuevas interpretaciones. Lo que la gente va a oír en estos conciertos es a tres músicos con mucha experiencia, que dependen de eso, porque no es música que esté preparada o muy ensayada. Esa es una lección que aprendimos de Keith Jarret, que nunca ensayaba, reveló Jeff Berlin a Télam en una charla por Zoom.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Y amplió Es una experiencia rara en el mundo de la música porque es música que no podemos anunciar, no se puede predecir, y la gente quiere saber todo: qué vas a tocar, cómo. Es como en esta entrevista en donde yo no tenía un plan sobre lo que iba a decir pero mi experiencia me permite comunicar lo que quiero. Eso es lo que va a ocurrir cuando toquemos. Va a ser algo completamente fresco, espontáneo, y también será inspirador para mí lo que hagan Quintino y Mariano.
Precisamente, esa libertad pareciera ser una de las constantes en la historia musical de este artista que, en su extensa trayectoria, tocó con figuras tan dispares como Tony Williams, Allan Holdsworth, Toots Thielemans, Frank Zappa, George Benson, una participación en Yes y un contacto cercano con Van Halen, por citar apenas algunos ejemplos.
Por supuesto que esa amplitud estilística desconcertó a quienes gustan de etiquetar y, ante la disyuntiva si se estaba en presencia de un rockero volcado al jazz o de un jazzero que incorporó sonidos rockeros, optaron por ubicarlo bajo el enorme paraguas del jazz fusión.
Yo respeto a los críticos porque su opinión es importante para la gente. Es un servicio necesario para nosotros el que hacen porque le informan de nuestro trabajo al público. Si quieren referirse a mí como bajista de fusión es justo; si quieren hacerlo como bajista de jazz es justo; si lo quieren hacer como bajista de rock también es justo. No me ofenden las descripciones o los títulos que escriban, aclaró Berlin al respecto.
Pero, no obstante, ofreció su propia definición: Digámoslo así: aunque como zanahoria, brócoli y lechuga, también como carne. Lo que quiero decir es que no soy vegetariano por el hecho de comer vegetales. Entonces, soy un músico de rock o de jazz, depende de la situación. Amo el rock, pero si el rock no hubiese existido, no habría tenido problema en tocar jazz. Estoy cómodo en ambos casos. Como vegetales, pero también como lomito.
Acaso, la mejor definición para la música de Jeff Berlin es su propia historia. Nacido en Nueva York, en el seno de una familia de músicos, fue un niño prodigio del violín con sólidos estudios académicos, pero se volcó al bajo eléctrico cuando escuchó a Jack Bruce en Cream, el supergrupo que integró con Eric Clapton y Ginger Baker. Así combinó ambos universos -el académico y el rockero- y desarrolló un lenguaje musical tan rico como propio.
Por caso, luego de un disco más ligado al universo jazzero al que tituló Joe Frazier una prueba de su amor por el boxeo-, el músico actualmente ultima detalles de su disco homenaje a su héroe musical Jack Bruce, del que participan el exVan Halen Sammy Hagar, los sobrevivientes del trío Rush, Ron Carter y Marcus Miller, entre otros.
Entusiasmado ante la posibilidad de volver a saborear una parrillada en San Telmo casi un experto en el tema por estar casado con una argentina-, Berlin conversó con esta agencia sobre las diferentes maneras en que encara cada trabajo y brindó sus particulares puntos de vista en torno a la enseñanza musical, otra labor en la que se destaca.
Télam: ¿Cómo definirías la experiencia de tocar con músicos locales? ¿Cómo es la previa en relación a los shows en los que te presentás con tu propia banda?
Jeff Berlin: Cuando tengo un grupo, como el que voy a armar el año que viene para presentar mi tributo a Jack Bruce, por supuesto que ensayo porque es una música con muchas partes, no es algo abierto sobre lo que se puede improvisar. Pero cuando tocamos como lo voy a hacer en Bebop, hay un ensayo para tener una idea de lo que haremos; cosas simples como la manera en que terminaremos una canción o en qué parte entra un solo. Estoy emocionado en ver qué música haremos juntos y qué puedo crear con mi bajo.
T: ¿Qué sentís que le aportó a tu música el hecho de haber estudiado violín en un conservatorio? ¿Fue decisivo eso?
JB: Absolutamente sí. Yo empecé a los cinco años y toqué violín hasta los 16. Tuve la fortuna de estar entrenado en dos estilos de música: clásica y jazz. Tuve a los que considero de los mejores profesores de música del mundo. Entonces, esa preparación me abrió a pensamientos y experiencias. El violín me preparó para tocar mejor por mi entrenamiento clásico y aprendí mucho combinando ambos estilos. Eso es algo que tal vez muchos profesores de bajo no saben porque no tuvieron esa experiencia.
T: Justamente, tengo entendido que te volcaste a la docencia a partir de algunas críticas que tenías sobre la manera en que se estaba ensañando bajo.
JB: Los profesores de bajo cambiaron el sistema de enseñanza, quisieron arreglar algo que andaba bien. Creo que con buenas intenciones, pero han evitado cosas que estaba comprobado que funcionaban, como por ejemplo aprender académicamente. Sacaron el foco en la música escrita y esa es una herramienta que, al revés de lo que pregonan, da mayor libertad. No creo que haga falta ser un artista para enseñar, sino saber la manera de seguir un programa, que es lo importante si voy a pagar para aprender. Si quiero aprender español, iré a un profesor que me enseñará una oración en singular, y la clase siguiente la veremos en plural, y así. El contenido de lo que luego voy a decir tendrá que ver con la experiencia. Lo mismo pasa con la música.
T: Así como le das relevancia en tu carácter como bajista al hecho de haber estudiado violín, ¿considerás que el guitarrista que pasa al bajo cuenta con ventajas a nivel expresivo respecto a un músico que se inicia exclusivamente en el bajo?
JB: No necesariamente. Pensamos en un bajista cualquiera de rock, por ejemplo, Paul McCartney. Él no tradujo al bajo lo que tocaba en la guitarra, sino que desarrolló su estilo. Todos los que tocan bajo desarrollan su toque al pasar a ese instrumento.
Con información de Télam