La disparada del riesgo país de las últimas semanas a niveles de 1.500 puntos elevó a más de 25% el retorno de los bonos de la deuda pública argentina y alejó cualquier intento del Gobierno de acceder a financiamiento, ya sea a través de emisión de nueva deuda como de préstamos sindicalizados o REPO de entidades bancarias privadas.
El Gobierno quedó otra vez atado a la suerte de una negociación con el Fondo Monetario Internacional para obtener financiamiento del organismo o seguir recibiendo aportes de los bancos de fomento y organismos internacionales de crédito. Las TIR, Tasa Interna de Retorno, de los bonos de la deuda con vencimiento en 2030 están 24,5% para los bonos globales con legislación extranjera y 25,9% para los de legislación local.
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Ese sería hoy el piso de tasa que debería pagar el Tesoro si decidiera colocar deuda voluntaria para renovar los vencimientos que operaron esta semana de amortización e intereses de los bonos de la deuda, por un monto de 2.100 millones de dólares.
El Tesoro giró esta semana US$ 2.100 millones para el pago de US$ 1.000 millones de capital y US$ 1.100 millones de intereses de los bonos globales de legislación local y extranjera.
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El impacto en las reservas no es lineal, y el lunes se reflejó en un caída de más de US$ 1.600 millones ya que ese día se giraron al agente pagador, el Bank of New York (BoNY), los fondos para el pago de cupones y amortización de Globales con ley Nueva York que se acreditaron ayer en la cuenta de los bonistas.
Hoy en tanto, el BCRA pagará los bonos con ley local y ese importe, unos US$ 500 millones, no se reflejarán inmediatamente en las reservas internacionales ya que se se giran a la Caja de Valores para su acreditación en las cuentas de los bonistas por lo que se mantienen los fondos dentro del sistema financiero, aunque dejan de ser reservas líquidas se mantienen como reservas brutas.
En los próximos días, las reservas irán reflejando el flujo de los fondos que paga Argentina y parte de lo que se pagó al exterior volverá al país a las cuentas de los argentinos que tienen en cartera esos títulos mientras que parte de lo que queda en el país se girará al exterior a las cuentas de los bonistas extranjeros.
La percepción entre los analistas financieros es que Argentina necesita volver el próximo año a los mercados voluntarios para evitar un nuevo default de la deuda y para lograrlo debe lograr que el riesgo país, que refleja la cotización actual de la deuda pública, baje de los mil puntos básicos.
Y para que eso suceda, se considera que la agenda del Gobierno debe alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, sostener el ajuste fiscal y mejorar su calidad, lograr bajar la inflación a menos de 2% mensual, eliminar el impuesto PAIS a la compra de divisas, avanzar en la apertura del cepo y la liberación de los flujos de capitales.
Por eso, cuando en la fatídica conferencia de prensa del ministro de Economía, Luis Caputo, y de su socio en la actividad privada y presidente del Banco Central, Santiago Bausili, no se hizo ningún anuncio claro sobre los tiempos para levantar el cepo, los mercados reaccionaron negativamente castigando todos los activos financieros argentinos y disparando el riesgo país arriba de los 1.500 puntos básicos.
Y la agenda que se fijó el presidente Javier Milei para abrir el cepo parece alejar aún más la posibilidad de que se estabilicen los mercados financieros. El martes, le preguntaron por la red social “X”, si “¿en los próximos 90 días hay perspectiva de ir levantando el cepo?”, y la respuesta: “Se tienen que dar tres condiciones en conjunto… Terminar con los pasivos remunerados. Terminar con los PUTs. Y convergencia de la inflación con la de devaluación en un entorno cercano a cero mensual…”.
La agenda parece difícil de alcanzar si se observa el alza de la inflación en junio y la postergación de ajustes tarifarios que decidió el Gobierno.
Después de analizar el posteo del Presidente, el banco de inversión CMF advirtió que “no parece haber chances de que se logre en el corto plazo” esas metas “ergo, el cepo se mantendría, por lo menos, por los próximos 90 días”.
En junio, el Instituto Internacional de Finanzas estimó que los mercados emergentes atrajeron alrededor de U$S 16.100 millones. “A pesar de la postura más dura de la Reserva Federal, los mercados de valores han tenido un desempeño positivo en junio”, señaló en su último informe. Argentina no está en ese radar.
Un trabajo de la Fundación Encuentro advirtió que julio “probablemente sea el más desafiante en materia cambiaria y de acumulación de reservas del programa económico Milei-Caputo”. “La normalización del pago de importaciones, la lenta liquidación de una muy buena cosecha y los pagos financieros de deuda que tiene que realizar el Gobierno, van a implicar una reducción de reservas en el orden de los USD 3500 millones”, estimó.
Y señaló que ese escenario “puede afectar de manera relevante la esperanza de mejora que viene reinando en las expectativas del mercado con el Gobierno. Peor aún, considerando la caída de los precios internacionales de las materias primas y la apreciación real acelerada que venimos teniendo, no es descabellado pensar que el sector agropecuario termine reteniendo su producción durante este mes”.
El informe de la Fundación Encuentro planteó dos escenarios de retención, de 30% o 50% y dice que en cualquier caso “resultarían profundamente complejos de administrar para el gobierno que viene de varias semanas de tensión en los dólares financieros”.
“Sumado a esto, empezarían a mostrar una alarma más pronunciada en lo cambiario, considerando que las reservas netas volverían a quedar en terreno francamente negativo (entre USD -3200 y USD -5600 millones)”, concluyó.