El carry trade, las operaciones financieras que significan la venta de dólares para aprovechar la mayor tasa en pesos, está montado sobre una oferta de más de u$s 6.000 millones en el mercado de cambios que podrían ser inmediatamente demandados al Banco Central si cambia el contexto financiero local o internacional y se revierten los flujos de capitales. Este año se registraron dos ciclos de carry trade en el mercado oficial de cambios, el primero entre febrero y mayo que se terminó en la mini corrida de junio que llevó el dólar financiero al pico de $1.500 en julio, y el segundo que arrancó en agosto, siguió en septiembre y todavía se desarrolla.
Además, hay operaciones de carry trade contra el mercado financiero, pero en este caso el BCRA no tendría que responder en forma obligatoria aunque asumió el compromiso de hacerlo para administrar la brecha entre el valor de la divisa en el MEP y el oficial. Según un trabajo de C-P Consultora, el primer ciclo se financió con la inyección de u$s 3.394,5 millones y en el segundo, solo durante agosto y septiembre, se llevan liquidados u$s1.677,2 millones. Cifras preliminares basadas en la intervención del Banco Central en el mercado de cambio estiman que en octubre hubo otra liquidación de por lo menos u$s1.500 millones.
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La mayor parte de los dólares provino del endeudamiento comercial voluntario, básicamente, la postergación de pago de importaciones, por u$s 2.234,6 millones, distribuidos u$s 1.452,5 millones en el primer ciclo y u$s 782,1 millones entre agosto y septiembre. El BCRA fue liberando el acceso al mercado para el pago de las compras al exterior, pero los importadores prefieren estirar al máximo para ganar la diferencia entre la tasa de interés que perciben por las colocaciones en pesos y la devaluación del dólar oficial al que pueden acceder.
La segunda fuente de divisas utilizadas en el carry trade provienen de lo que se denomina sector privado no financiero, básicamente los préstamos que toman en el sistema financiero o las deudas que colocan en el mercado de capitales las empresas y que luego liquidan en el mercado oficial.
Según la regulación, los créditos bancarios se deben liquidar en el mercado de cambios pero las divisas provenientes del mercado de capitales se pueden liquidar libremente entre el mercado oficial y el mercado financiero. Sin embargo, para repagar la deuda solo se puede acceder a comprar en el mismo mercado donde se liquidó por lo que en general las empresas utilizan el mercado oficial. En el primer ciclo por este concepto se liquidaron u$s 1.022 millones y en el bimestre agosto septiembre otros u$s 296 millones, totalizando u$s 1.519 millones.
La tercera fuente de recursos provino de la venta de dólares que mantienen como inversión las entidades financieras y que se define como Posición Global Neta en Moneda Extranjera. Por este concepto fueron u$s 920 millones y u$s 599 millones en cada etapa. También por regulación, las entidades pueden acceder a recomprar esos dólares si perciben que la expectativa de devaluación del dólar oficial es mayor a la tasa de interés que perciben en pesos.
“Los ciclos de carry-trade se construyen sobre las expectativas de estabilidad cambiaria. En este sentido, la dinámica de las reservas internacionales (o más de corto plazo las compras del Banco Central en el mercado) suelen ser un gatillo para la reversión del ciclo financiero. Así, la venta de reservas dispara desconfianza sobre la estabilidad cambiaria que cambia la tendencia del ciclo”, explicó C-P Consultora en un informe que circuló esta semana.
“En mayo el proceso se interrumpió cuando coincidieron una baja de la tasa de interés, el agotamiento de las compras del BCRA en el mercado oficial, una nueva emisión de Bopreales para el giro de utilidades y las malas noticias respecto de un potencial nuevo acuerdo con el FMI. La suba de la brecha cambiaria expresó el cambio en el humor financiero interrumpiendo las operaciones de carry y revirtiendo la baja del riesgo país”, describió la consultora.
A partir de agosto se puso en marcha un segundo ciclo, que se montó sobre los aportes de dólares del blanqueo y la eliminación de la incertidumbre cambiaria de corto plazo. “Los datos preliminares de octubre (emisión de ON, liquidaciones de CIARA y compras del BCRA) pronostican un pronunciamiento del aporte positivo de los dólares financieros al resultado del mercado de cambios, haciendo del ciclo en marcha uno más grande que el anterior”, señaló C-P.
En caso de revertirse este nuevo ciclo, amenaza con despertar una presión de demanda de dólares sobre el mercado oficial que genere aún más estrés sobre un nivel de reservas, que se ubica en niveles crítico, pese a los buenos resultados de compras de los últimos meses. El triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos contrario al pensamiento general podría acelerar el fin de este ciclo si la Reserva Federal posterga la baja de tasas de interés o los temores a un plan inflacionario hacen subir el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense, atrayendo capitales de los mercados emergentes, entre ellos Argentina.