Estados Unidos está desarrollando una nueva variante de biocombustible en base a la soja, que en los próximos años podría generar cambios significativos en la economía mundial y en particular las exportaciones argentinas, que podrían verse afectadas por una baja en el precio de los productos derivados de la oleaginosa.
Se trata del HVO (Hydrotreated Vegetable Oil), al que ante la falta de criterio unificado de traducción se lo denomina aceite hidrotratado o hidrogenado y también hidrobiocombustible.
A diferencia del biodiesel, el HVO -que también está en fase experimental en países bálticos y escandinavos- utiliza el hidrógeno en vez del metanol para su catalización y, según sus promotores, permite reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 90% desde su producción hasta su uso vehicular.
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En palabras de Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), el HVO se enmarca en "la fuerte política de biocombustibles de última generación lanzada por Estados Unidos, que va a sustituir los combustibles fósiles y que está basada en aceite de soja renovable".
"Esta revolución energética en Estados Unidos está generando miles de millones de dólares de inversión", destacó, fundamentado por el informe del director de Agritrend, Gustavo López, que señaló que en ocho años el consumo mundial de biocombustibles en general creció en un 72%, pero con una evolución desigual: el biodiesel tuvo un alza del 53% contra un 487% del HVO.
Pero otra diferencia con el biodiesel reviste una importancia con consecuencias que por el momento son difíciles de mensurar: al HVO "se lo puede usar al 100%, sin necesidad de corte, porque es un sustituto pleno y total del diésel mineral", precisó Idígoras a Télam.
Al respecto, en junio la Argentina elevó el corte de biodiesel del 5% al 7,5%, de lo que se desprende que, aun con esa suba, el aprovechamiento del HVO es trece veces mayor, representando un ahorro mayor en un combustible como el gasoil, que la Argentina importa en un 30% de su consumo.
Dicho de otro modo, una vez que el desarrollo de la tecnología del HVO alcance su maduración, Estados Unidos podría suplir el uso de combustibles fósiles con consecuencias por partida triple:
. en el mercado de hidrocarburos, con precios que tenderían a la baja en tanto bajaría el consumo del principal demandante mundial;
. en el mercado de la soja, con el impulso a un mayor incremento de la producción y su destino a la industrialización;
. en el comercio internacional en general y en el argentino en particular, por un factor que explica Idígoras: "el sobrante de la molienda será la harina de soja, el gran producto de exportación de la Argentina".
"Estados Unidos va a tener excedentes que va a lanzar al mercado mundial, bajando precios y desplazando a la harina de soja argentina, es una gravísima amenaza que tiene la Argentina para los próximos años", alertó.
Con información de Télam