En primer lugar, es esencial que incorporen supuestos realistas”. Esta fue la principal enseñanza que, aducen desde la “Evaluación ex post del acceso excepcional de Argentina en el marco del Acuerdo Stand-By de 2018” del FMI, sus directores destacaron, entre otras “varias enseñanzas adicionales para los programas respaldados por el FMI”.
La Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) publicó en su último informe las razones por las que los “supuestos realistas” estuvieron ausentes. Según este centro de estudios, el crédito de 57.000 millones de dólares otorgado a nuestro país durante la gestión de la alianza Cambiemos, que representa el 1.227 por ciento de la cuota parte que Argentina tiene en el FMI e implicó la mayor erogación de la historia de este organismo para un solo país, era para mejorar y consolidar las variables macroeconómicas en términos claramente estipulados y definidos. Puntualmente, proyectaban que para 2019 el PBI crecería un 2,8 por ciento, la deuda pública total como porcentaje del PIB sería del 50,6 por ciento, la inflación del 30 por ciento y del 12 para 2020, y las reservas de 75.000 millones de dólares en ascenso.
Si bien a medida que fracasaban los cuatro diferentes acuerdos firmados las proyecciones intentaban tener algún viso mayor de realismo, con una contracción del 1,3 en lugar de crecimiento, 76,9 por ciento de deuda sobre PBI, o 59,7 mil millones de reservas, cualquiera de estas previsiones siguió en un sendero ficcional, pues la realidad marcó que cuando la alianza Cambiemos dejó el poder, el PBI había caído un 2,3 por ciento, la deuda pública como porcentaje del PIB era del 88 por ciento, la inflación llegó al 53 por ciento, y las reservas en franca caída, eran de 44.800 millones de dólares.
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El dislate de los pronósticos del FMI, o como elige presentarlo su informe la carencia de “supuestos realistas”, no impide que este organismo, integrado por 170 países, pero en los hechos liderado por el país con la mayor cuota parte, los Estados Unidos, haga valer su poder geopolítico, pues justamente, analiza FIDE, lejos de formularse como una autocrítica, el supuesto de realismo “indica algunas exigencias más fuertes de lo que inicialmente se esperaba.” Y es que en efecto, la ausencia de realismo aplicada, no solo puede ser leída como un bajo nivel técnico del staff del Fondo, sino proyectarse bajo la idea de que el organismo será mucho más rígido a la hora de desembolsar los fondos que le permitan al país ir pagándole sus deudas.
Negociaciones sin punto de llegada
La enorme dificultad, radica en establecer una negociación con un organismo que probó su insolvencia técnica y política al habilitar un crédito de proporciones desmesuradas, pero que detenta el poder geopolítico para volver a subordinar al país a sus evaluaciones.
Si bien es real que a partir de 2019 cambió desde su titular hasta los directores vinculados a la región y a la Argentina, el hecho de que durante este lapso no haya habido movimiento alguno por parte del Fondo que exhibiera modificaciones concretas en su accionar, da cuenta de una cada vez más reñida negociación que muy probablemente se extienda a lo largo de los próximos años, más allá de que se firme o no un acuerdo.
El mismo, se aduce, debería cerrarse en marzo. Esto es así porque, de los 18.900 millones de dólares que el gobierno de la alianza Cambiemos se comprometió a abonarle al Fondo en 2022, los vencimientos de 715 millones de dólares en enero (a los que se deben sumar 693 millones a privados) y 380 millones de dólares en febrero son posibles de afrontar con reservas del BCRA. En cambio, los 2.900 millones que comprometió el macrismo para marzo de 2022, a los que hay que añadirle 2.400 millones a los acreedores estatales del Club de Paris vinculados al pago del FMI, no se encuentran ni se encontrarán disponibles para el pago.
Sin embargo, los deudores cuentan con 30 días desde la fecha de vencimiento del pago, por lo que abril será un mes en que probablemente continúen las negociaciones. De no haber entendimiento, los cimbronazos económicos serán sin dudas muy fuertes, pero lo más probable es que las partes continúen las negociaciones. De haber en cambio un acuerdo, sobre la base de un FMI que a su carencia de supuestos realistas parece agregarle aún mayores presiones a una economía devastada por la pandemia y su accionar junto al de la alianza Cambiemos, lo más probable es que las negociaciones también continúen a futuro, cuando los supuestos realistas del Fondo se choquen con la realidad argentina