Pese a las críticas que lanza algunos ex funcionarios macristas y analistas del establishment, la pandemia generó la mayor deuda pública mundial de las historia y, en muchos casos, incrementándose muy por encima de lo que creció la participación de los pasivos argentinos en el Producto. Los gobiernos llevan invertidos a la fecha 12 billones de dólares en todo el mundo para morigerar los efectos del COVID-19, según cifras del Fondo Monetario Internacional; a lo que se suman otras 24 billones del sector privado.
Este aumento se debe a que los países aplicaron distintas estrategias para combatir los efectos sociales y económicos de la pandemia y todos lo hicieron con un aumento de su gasto público.
"Cuando un gobierno tiene restricciones para el mercado internacional, lo único que puede hacer es emitir pesos o tomar deuda en pesos. En un contexto de pandemia, o se emite todo o se accede al mercado doméstico en pesos, el cual estaba desarticulado. Lo rearmamos y eso nos permitió que el Tesoro se financie en el mercado local", explicó a El Destape una fuente del equipo económico.
Desde la oposición suman ese aumento en el financiamiento para combatir el coronavirus, que se hizo en pesos, lo dolarizan (sin ningún tipo de criterio) y aseguran que creció la deuda en moneda extranjera.
De acuerdo con el último informe de la balanza de pagos, la deuda externa a valor nominal alcanzó en la Argentina los 268.416 millones de dólares en el tercer trimestre del 2021, lo que representó una baja de 1838 millones menor respecto al trimestre anterior.
"Esta reducción se explica principalmente por una disminución en la deuda registrada por el Gobierno general y por una reducción significativa en la deuda del sector institucional, sociedades no financieras, hogares e instituciones sin fines de lucro", explicó el INDEC. Contra el tercer trimestre de 2020 se redujo en 4436 millones de dólares, principalmente por el impacto del canje de deuda con acreedores privados.
MÁS INFO
Todos tuvieron que emitir
El gasto público no solo se enfocó en Salud. La mayoría de los gobiernos ofrecieron ayuda financiera a las personas y los negocios afectados económicamente por la parálisis que trajo la pandemia.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, según sus siglas en inglés) calcula que la deuda soberana y privada finalizó el pasado ejercicio en un récord histórico de 296 billones de dólares.
Entre 2020 y 2021, la pandemia de COVID-19 elevó en 36 billones de dólares la deuda público-privada conjunta, el equivalente a la suma de las economías de Estados Unidos y China, las dos mayores del mundo, hasta rebasar en un 353 por ciento el PIB del planeta. Esta cifra supone 3,5 veces la producción global anual, valorada en 84,5 billones por el FMI en 2020.
El incremento de los últimos años se explica, por un lado, por los necesarios y urgentes programas de estímulos fiscales de los gobiernos ante la pandemia: 10,4 billones de dólares, según el FMI, de los cuales casi 5 billones corresponden a las ayudas del Gobierno de Estados Unidos. Se suman 9 billones adicionales, sólo entre la Reserva Federal, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón. Los tres bancos centrales que más dinero inyectaron adquirieron 14 billones de dólares de deuda y activos soberanos y corporativos.
En un informe sobre la situación fiscal de la economía mundial publicado en octubre por el Fondo estimó un gasto de 12 billones de dólares en ayuda a pequeñas empresas y hogares. Esto llevó a que la deuda pública mundial alcance su máximo histórico y por primera vez sea cercano al 100 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) internacional.
Dicho de otra forma, ha provocado que por primera vez en la historia la deuda pública global iguale al tamaño de la economía mundial.