Durante las olas de calor, mantener nuestro hogar fresco puede ser todo un desafío. A veces nos preguntamos qué más puede estar contribuyendo al calor dentro de nuestras casas, además del sol. Aunque el aire acondicionado y los ventiladores son aliados para combatir el calor, hay un electrodoméstico que, si lo usamos en exceso, puede empeorar la situación: el horno eléctrico.
Te explicamos por qué es mejor evitar usar el horno eléctrico y cómo reducir su impacto en el ambiente durante el verano.
El horno eléctrico: un generador de calor extra
El horno eléctrico está diseñado para generar altas temperaturas, lo que lo convierte en un electrodoméstico ideal para cocinar en invierno. Sin embargo, cuando llega el calor, su uso puede hacer más daño que beneficio.
Al encenderlo, especialmente en las horas más calurosas del día, este dispositivo no solo calienta tu comida, sino que también eleva la temperatura dentro de tu hogar.
El horno, en espacios pequeños o mal ventilados, puede hacer que el ambiente se vuelva aún más caluroso. Por eso, durante los picos de temperatura, lo mejor es evitarlo siempre que sea posible.
Si necesitás cocinar, elegí preparaciones más simples que no requieran el uso del horno, como ensaladas, sandwiches fríos o platos que puedan prepararse en la estufa sin necesidad de mantener el calor durante tanto tiempo.
Otros electrodomésticos que deberías evitar
Si el horno es el principal culpable, no es el único. Hay otros electrodomésticos comunes que, si los usás en exceso, pueden aumentar la temperatura dentro de tu hogar y hacer que la ola de calor sea aún más difícil de soportar.
La plancha es otro de esos dispositivos que genera calor adicional. Aunque su impacto no es tan grande como el del horno, el calor que emite puede ser suficiente para elevar la sensación térmica dentro de una habitación.
Si tenés ropa por planchar, lo mejor es hacerlo en las primeras horas de la mañana o por la noche, cuando las temperaturas son más frescas. Además, si podés evitarlo, optá por prendas que no necesiten ser planchadas o usá ropa cómoda y ligera.
Las secadoras de ropa, por su parte, también son una fuente de calor. Este electrodoméstico, al liberar aire caliente mientras seca la ropa, consume energía y también contribuye a elevar la temperatura en el ambiente.
Si podés, aprovechá las horas más frescas del día para tender la ropa al aire libre. De no ser posible, secar la ropa de noche o temprano por la mañana puede ser una buena alternativa.
¿Y los dispositivos electrónicos?
Aunque no generan tanto calor como los electrodomésticos mencionados anteriormente, los dispositivos electrónicos también aportan su cuota. Las computadoras, televisores y consolas de videojuegos, aunque su impacto es menor, pueden hacer que el calor dentro de un cuarto se acumule.
Si estás en un espacio reducido, el uso constante de estos dispositivos puede hacer que el ambiente se vuelva aún más sofocante. Durante una ola de calor, es recomendable reducir el uso de estos aparatos y, si es posible, mantener los espacios bien ventilados.
Consejos para lidiar con el calor
Más allá de los electrodomésticos, hay otras recomendaciones que podés seguir para sobrellevar el calor de la mejor manera. La clave está en la ventilación. Mantener las ventanas abiertas para que circule el aire y utilizar ventiladores de pie o de mesa puede marcar la diferencia.
Otro consejo es que si tenés aire acondicionado, usalo con moderación, ya que su uso excesivo puede generar un consumo elevado de energía.