Presupuesto 2021: las diferencias entre el de Alberto Fernández y el de Macri

El Gobierno presentó su hoja de ruta y marcó un cambio de paradigma respecto al macrismo. De pagar deudas gigantescas a impulsar la producción para la reactivación de la pospandemia.

20 de septiembre, 2020 | 00.05

En la presentación del proyecto de ley del Presupuesto 2021, el Gobierno sentó los pilares de su plan de ejecución para el año que viene, el cual se proyecta sea el de la reactivación, luego de una dura recesión compuesta por la crisis generada por el macrismo y el desplome letal con la pandemia. Lo llamativo del documento elevado al Congreso es la clara diferenciación de las metas en comparación al modelo de Cambiemos.

La partida presupuestaria estimada en más de ocho billones de pesos tendrá ejes como el desarrollo de la infraestructura y la innovación para potenciar el empleo, en detrimento de los fondos destinados al pago de servicios de deuda, lo cual significa un cambio paradigmático respecto a los últimos años. El gasto primario real crecerá respecto a 2020 sin las erogaciones extraordinarias por COVID-19 (7,6% interanual en términos reales) y respecto a 2019 (10,1% interanual en términos reales).

La inversión en Innovación y Desarrollo será de $187.000 millones (0,5% del PBI), y se incrementará en un 160% para lograr "políticas productivas que generen mayor capacidad de oferta agregada futura y apoyar financieramente a nuestras empresas en esta etapa de recuperación".

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De acuerdo a lo explicado en el documento oficial, la infraestructura volverá a ser un motor de la economía, la generación de empleo y la competitividad de las empresas argentinas con un criterio inclusivo y federal.  En ese sentido, se duplicará la inversión real en infraestructura productiva y social respecto a 2019, a partir de una inversión proyectada en $ 835.000 millones o 2,2% del PBI.

En el detalle del texto, se especifica que se destinarán $ 300 millones para la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores. Además, se otorgarán $ 650 millones para el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social con el objetivo de atender acciones de capacitación laboral.

Inclusión, educación y salud

En 2021, se elevará en un 49% la inversión real en Salud Pública respecto a 2019, a partir de una inversión proyectada en $ 199.000 millones o 0,5% del PBI. En tanto, incrementará en un 49,5% la inversión real en Inclusión Social Activa respecto a 2019, a partir de una inversión proyectada en $ 270.000 millones o 0,7% del PBI.

"Comenzaremos un camino paulatino y prudente para volver a cumplir la Ley de Financiamiento Educativo que busca llevar la inversión en educación nacional y provincial al 6% del PBI (cumplida por última vez en 2015)", precisó el texto. Sólo para financiar los gastos de funcionamiento, inversión y programas especiales de las Universidades Nacionales, se estipula invertir $ 222.500 millones. 

En esa línea, para 2021 crecerá en un 11% la inversión real en Educación y Conectividad respecto a 2019, a partir de una inversión proyectada en $483.000 millones o 1,3% del PBI. Al mismo tiempo, ascenderá en casi 1.350% la inversión real en Género y Diversidad respecto a 2019, a partir de una inversión proyectada en $ 6.205 millones.

Crecimiento 2021

La premisa del Gobierno será promover el salto de la producción y por ese motivo confían en que para diciembre de 2021 la economía cerraría un ciclo de crecimiento cercano al 5,5%." Impulsar la recuperación económica con un esquema de política fiscal expansiva y un Estado que cumple un rol fundamental para proteger a los sectores más vulnerables, incentivar el mercado interno y potenciar un crecimiento de la producción y de las exportaciones. Ejes esenciales para que nuestro país pueda sostener el crecimiento", sintetizó el documento oficial.

Bajo este precepto, la hoja de ruta marca un aumento del 5,5% para el consumo privado, del 2,2% para el consumo público, y un incremento del 18,1% de las inversiones. En tanto, se espera que las exportaciones suban un 10,2%, mientras que las importaciones alcancen un balance final del 16,3%. El saldo comercial definitivo sería de U$S 15.087 millones.

En torno a los dos indicadores que marcan el pulso de la economía, la inflación se proyectó en un 29% para el año que viene, con una baja hasta el 24% en 2020 y 20% en 2023.  Al mismo tiempo, el dólar se ubicaría en los $ 102,4 para diciembre de 2021, $ 124,8 en 2020 y $ 146,6 en 2023.

Sobre las proyecciones, la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca, le afirmó a El Destape Radio que "en el primer trimestre del año que viene la economía va a estar creciendo", aunque sostuvo: "Podemos crecer un punto más si nos va bien o un punto menos si la vacuna no llega mas adelante a lo esperado".

A su vez,  reflexionó sobre los desafíos que igualmente supone la reactivación: "Cuando la economía está tan golpeada, la inflación se controla por malos motivos y cuando se sale de esa situación, todos quieren recuperar márgenes. Tenemos que coordinar la macro para hacer un equilibrio y vamos a tener tensiones. Nos tenemos que sentar con empresas y trabajadores, pero les aseguro que el salario se va a recuperar en términos reales".

Agujero financiero

Más allá de pretender estabilizar las cuentas, el déficit primario presupuestado alcanza todavía un nivel equivalente al 4,5% del PBI. "Luego de los ingresos en concepto de Rentas de la Propiedad del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS‐ANSES) y del giro de utilidades del Banco Central, se establecen las necesidades netas de financiamiento en aproximadamente $ 792.000 millones, equivalentes al 2,12% del PBI. Estas necesidades netas serán cubiertas mediante la emisión de deuda pública en pesos en el mercado local y Adelantos Transitorios por parte del BCRA", apunta el proyecto.

Respecto a los vencimientos en moneda extranjera, el pago de servicios de intereses sería de aproximadamente U$S 154 millones, correspondientes a los títulos emitidos en los canjes de deuda (legislación extranjera y legislación local) de este año. La reducción de la carga de los intereses de la deuda en 2021 será de casi dos puntos del PBI en relación al Presupuesto del 2019, lo cual descomprime la presión a la cual se sometía al país.

De acuerdo a al perspectiva oficial, para 2021 la pandemia ya habrá finalizado, por lo que ya no sería necesario el apoyo estatal a través del ATP (apoyo a compañías para el pago de sueldos) y el IFE (subsidio a personas). Aún así, el propio ministro de Economía se encargó de aclarar que habrá un plan de contingencia si la situación se complica.

El (mal) espejo de Macri

En el global de los fondos utilizados en su último año de mandato, Macri gastó el 86,67% de las partidas totales considerando las ampliaciones que hubo.  Una de las áreas que más crecimiento tuvo durante el año fue la denominada "servicio de la deuda pública". De los $ 745.600 millones que se previeron originalmente, se trepó a $ 878.200 millones, un 17,8% más de lo estipulado previamente. Pero no fue lo único que llamó.

Un signo de la administración cambiemita fue haber fallado constantemente la estimación de las principales variables en los diferentes presupuestos desde 2016. Tras el catastrófico cierre de 2019, los supuestos quedaron aún más expuestos que en años anteriores.

Estas fueron las proyecciones presupuestarias para el año 2020: PIB (1%); Inflación (34,2%); Exportaciones (7%); Importaciones (1,3%); Cuenta corriente (0,4% del PIB); Consumo Privado (1,4%); Inversión (-4,9%); Inversión Pública (4,5% del PIB); Resultado fiscal primario (1% del PIB); Ingresos sector público (47,3%); y Gastos sector público (35,9%).

La irresponsabilidad fue haber realizado pronósticos sobre una economía defaulteada y la presentación de déficits gemelos. Hasta ese momento, se habían perdido 17.000 millones de dólares de reservas desde las PASO y se había liberado la presión sobre el tipo de cambio hasta el establecimiento del cepo cambiario.

Además, la inflación terminó cercana a 60%, y no se tuvo en cuenta que iba a tener un muy probable  empuje de tarifas, que habían sido congeladas en pos del objetivo electoral. Más allá de que el Frente de Todos no iba a seguir este plan de ejecución, la irrupción de la pandemia permitió reestructurar las partidas en base a objetivos de atención social nunca antes visto en la historia.