A pesar de las mejoras numéricas para los índices de pobreza e indigencia que arrojó el último informe del Indec, la inestabilidad que muestran los ingresos de los sectores populares ante los vaivenes de la inflación no es reflejada en las estadísticas. El desbalance entre los salarios y la canasta básica produce un limbo donde miles de personas oscilan entre una relativa estabilidad económica y la urgencia de no llegar a fin de mes.
Alrededor de 17 millones de argentinos estuvieron por debajo de la línea de pobreza durante el segundo semestre de 2021. Según las últimas estadísticas, la pobreza afectó al 37,3% de la población, mientras que la indigencia fue del 8,2%. En comparación al semestre previo, el índice de pobreza se redujo 3,3 puntos porcentuales y 4,7 puntos de forma interanual. A su vez, la tasa de indigencia en los aglomerados urbanos relevados por el organismo estadístico se redujo 2,5 puntos en comparación al semestre previo y 2,3 puntos a nivel interanual.
Dado que la incidencia de la pobreza y la indigencia resultan de la capacidad de los hogares de acceder a la Canasta Básica Alimentaria y a la Canasta Básica Total mediante sus ingresos monetarios, el informe oficial remarcó que, en promedio, el ingreso total familiar aumentó un 23,8%. En tanto, las canastas regionales promedio aumentaron 17,9% (CBA) y 16,5% (CBT). Es decir, los ingresos en el período estudiado aumentaron más que las canastas, lo que explicó la reducción de la tasa de pobreza e indigencia del conjunto de la población en el promedio del semestre. De esta manera, casi un millón de personas salió de la pobreza en el último periodo analizado. Sin embargo...¿Están asentados por encima de este umbral o se debe a una circunstancia?
Qué hay detrás de las cifras
Según la consultora EcoGo, durante los primeros tres meses del año, la inflación de alimentos fue del 17,6%, más de 3,2 puntos porcentuales por encima de IPC general, que habría subido un 14,4%. El segmento de las frutas y verduras fue uno de los que más movimiento de precios mostró. Las estimaciones hablan de un alza de 33,7% en el primer trimestre del año para las frutas en particular, y detrás se ubicó verduras (27,1%).
En diálogo con El Destape, Dina Sánchez, secretaria general adjunta de Unión de Trabajadores de la Economía Popular, fue terminante al dar un panorama de la situación social: "La mitad de los niños y niñas siguen siendo pobres. La situación en los barrios populares es crítica. Porque nosotros no hablamos de números, hablamos de miles de personas concretas que hoy no llegan a fin de mes, que no les alcanza para las cuatro comidas".
"Todos sabemos lo que son los precios. El aumento de precios de alimentos no tiene ningún tipo de control, y no vemos políticas económicas y sociales efectivas que den respuesta a una canasta alimentaria que está en 83 mil pesos", expresó Sánchez. En esa línea, sumó: "Hay una situación económica cada vez más dura y no se ven políticas que reviertan esta situación. No se trata de números, sino de millones de personas excluidas que hacen lo imposible día a día para sobrevivir".
Para la dirigente social, "si no se tocan intereses, si no se toman medidas de fondo, no hay futuro posible para las grandes mayorías". En cuanto a lo que palpa de la cotidianeidad, afirmó: "Hoy en los barrios se nota el faltante de comida en la mesa de la gente. Se siguen llenando los comedores y merenderos de las organizaciones, se sigue sintiendo el hambre en los barrios populares, las compañeras en muchas ocasiones no dan abasto".
El testimonio sintetiza una de las preocupaciones derivadas de la crisis alimentaria. Ante los shocks inflacionarios en el segmento de alimentos, especialmente, las miles de personas que aparecen por encima del umbral monetario delimita la pobreza pueden volver a estar por debajo en cuestión de semanas o hasta incluso días. La pregunta que cabe realizar es: ¿Por qué si lo que más sube son los alimentos, la indigencia se redujo hasta niveles similares a la prepandemia?
En conversación con este medio, el director nacional de Economía Social y Desarrollo Local del Ministerio de Desarrollo Social, Pablo Chena, explicó: "La indigencia no subió por las políticas aplicadas en materia social, como el incremento sostenido de la AUH, el lanzamiento de programas como Potenciar Trabajo, la Tarjeta Alimentar y otros esquemas de contención social". En ese sentido, añadió: "Todos estos programas corrieron por encima de la inflación y se protegió a los más vulnerables. Lo que pasa es que la política social no llega a mitigar la pobreza y no tiene tanto impacto como en la indigencia".
"La inflación de alimentos es la que más golpea y para reducir la pobreza hay que tomar otras medidas. Venimos de una inflación alta de arrastre post devaluación en 2018 y no ha frenado", apuntó. Según indica Chena, la brecha entre la inflación de alimentos y el índice general en los últimos cuatro años es del 24%.
De acuerdo a su perspectiva, "hay que retomar la producción para abastecer al mercado interno porque ante la exportación de materias primas, el impacto sobre los precios locales va a continuar". En esa línea, subrayó que "hay que formalizar la economía popular, que empuja la producción de alimentos e incluso podrían tributar en el mediano plazo para abastecer las arcas del Estado".
"Si queremos dar una pelea de largo plazo, hay que desconcentrar la oferta de alimentos y darle lugar a los productores de las economías regionales, que sufrieron un proceso muy regresivo desde 2016 en adelante", concluyó.