Por la crisis económica que generó la pandemia, el mercado laboral formal sufrió una contracción del 0,5% en marzo. Se explicó principalmente por la bajísima contratación de empleados más que por los despidos. Una merma superior a esta para el tercer mes del año sólo se había registrado en 2002.
La profundización de la recesión y, por lo tanto, la caída en el consumo impactaron en las decisiones empresarias de contratación de personal. Por esta razón, el Gobierno espera un aún mayor impacto negativo en los próximos meses. El 20 de marzo comenzó a regir el aislamiento preventivo obligatorio y, pocos días después Alberto Fernández sacó el DNU anti-despidos.
En efecto, la tasa de incorporación de personal alcanzó el 1,4, el menor nivel para marzo de los últimos 18 años. Coincidió con que fue la primera vez desde 2002 en que disminuyó nivel de incorporaciones de febrero a marzo (baja del 0,1). Los datos surgen de la encuesta de indicadores laborales la realiza el Ministerio de Trabajo desde 1996.
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Por el contrario, la tasa de salida de los trabajadores fue del 1,9 en marzo, lo que implicó un aumento de 0,4 puntos contra el mes anterior. Parte de esta variación se explica por razones estacionales. No obstante, se destaca que la tasa de desvinculaciones de marzo de 2020, al igual que sucede con la de incorporaciones, fue la más baja desde el año 2002.
La caída mensual en el empleo fue la mayor de los meses de marzo desde el año 2002, cuando se desplomó 1%. En marzo de 2009, con la crisis internacional se registró una caída similar, apenas menor a la actual.
Las expectativas netas de aumento de personal refieren a la diferencia entre la proporción de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que esperan disminuirlas. Estas resultaron altamente negativas y se ubicaron en el valor más bajo de la serie: -6,5%. Del 8% de las compañías que declararon que harán cambios en sus dotaciones en el próximo trimestre, el 7,2% esperaba disminuir la dotación y sólo un 0,8% que la aumentará.