La inflación se desaceleró siete puntos contra enero, empujada por una baja de la inflación núcleo que retrocedió a niveles previos a los de diciembre y el desplome de la demanda. Los precios estacionales jugaron a favor del Gobierno con un aumento promedio del 8,7% mensual. Sin embargo, el 13% de febrero como moneda de cambio de un fuerte ajuste al consumo luce desfavorable para un marzo que proyecta un recalentamiento de precios aún mayor.
El dato se conoce luego que en enero se registrara una suba promedio de los precios del 20,6% y en diciembre, del 25,5%, la más alta desde marzo de 1990. Según el informe oficial, bebidas alcohólicas y tabaco subieron 17,7%; bienes y servicios, 16,6%; y salud, 13,6%. Los alimentos y bebidas alcohólicas (11,9%), educación (9,9%) y prendas de vestir y calzado (7,2%) quedaron por debajo de la media mensual.
El desplome de la demanda viene siendo el principal factor de la desaceleración de precios. Sin embargo, anoticiado de un arranque de mes complicado, el Gobierno anunció la apertura de importaciones a productos de la canasta básica. A su vez, también se esbozan medidas aunque estas vayan en contra de los dogmas que circulan en Casa Rosada. Por ejemplo, el ministro de Economía, Luis Caputo, ahora negocia controles de precios con supermercadistas y ruega por su colaboración.
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Ninguna medida se encuadra dentro de un plan de estabilización tradicional. De hecho, con las regulaciones de la Secretaría de Comercio disueltas, nada hace pensar que Caputo podría sentarse en la mesa del resto de los jugadores del mercado para frenar escaladas futuras. Solo alcanza con observar que la suba en el rubro de Comunicación para febrero (24,7%) se explicó por los aumentos de tarifas en telefonía celular e internet. Las empresas argumentan que el atraso de precios continúa, por lo que seguirán los incrementos. El Enacom parece no tener funciones ni instrucciones.
Marzo, recalentado
El Relevamiento de precios de alimentos de la consultora LCG marcó una nueva aceleración en la primera semana de marzo: 3,6%, poniendo en evidencia que la desaceleración se viene amesetando. Marzo sentirá el ajuste de otros regulados (gas, prepagas, combustibles, colegios) y una estacionalidad que suele jugar en contra. Lo que podría sopesar un incremento de mayor magnitud es la brusca recesión. Según estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central, el desempleo alcanzaría una cifra superior al 7% en el primer trimestre del año, lo cual se traduce en un desplome de la actividad económica.
De acuerdo a un relevamiento de la consultora Focus Market en 680 puntos de venta de todo el país, el consumo masivo se desplomó 13,4% interanualmente en febrero y del 6,6% respecto de enero. La cantidad de tickets cayeron 3,4% frente a la semana anterior y 11,4% frente al año anterior. Las unidades por ticket retrocedieron 12,3 % interanualmente a 4,7 unidades por ticket y 0,5% frente a enero, a 4,1 unidades por ticket.
Al mismo tiempo, desde este martes empezó a regir una nueva baja de tasa de interés (a 6,6% mensual), en sentido contrario al que requeriría un programa de estabilización. Se trata de un mayor sesgo expansivo de la política monetaria que podría poner presión sobre bienes o dólares. En este sentido, quedará pendiente ver cómo se soluciona el atraso de dólar oficial desde diciembre, que ya se consumió 60% de la ganancia de competitividad lograda con la devaluación. Probablemente una nueva corrección traiga aparejado una nueva presión sobre precios.
700 mil pesos para no ser pobre
En paralelo al Índice de Precios al Consumidor, la Canasta Básica Total (CBT) aumentó 2,8 puntos por encima de la inflación general en el primer bimestre del año, y una familia debe ganar más de $690 mil para no ser pobre en la Argentina. Según el Indec, el valor de una CBT llegó en febrero a $ 690.902, tras aumentar 15,8% en relación a enero. El estudio mide el total de gastos que debe hacer una familia tipo para cubrir el 100% de sus necesidades básicas durante un mes. Por lo tanto, los hogares con ingresos inferiores a una CBT son técnicamente considerados pobres.
El organismo también difundió la actualización de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), estudio que mide el total de gastos que debe hacer una familia para cubrir únicamente sus necesidades alimenticias. En este caso, la CBA ascendió a $ 322.851 y las familias con ingresos inferiores a ese monto pasaron a ser consideradas "indigentes".