La pandemia del coronavirus en Argentina tuvo un fuerte impacto en la actividad económica y en particular en las modalidades del empleo. Un estudio del Centro de Estudios para la Producción que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo elaboró un informe que detalló la evolución de del teletrabajo en nuestro país.
De acuerdo al documento, el teletrabajo tuvo una difusión heterogénea, en consonancia con la estructura productiva. Se identificaron sectores que se vieron menos perjudicados por los efectos adversos de las restricciones a la circulación: su actividad y su nivel de empleo pudieron sostenerse gracias a la capacidad de reconversión que permite el tipo de tareas que abarcan.
La reconversión al teletrabajo también fue dispar entre las regiones del país, aunque su expansión se dio en todas ellas. Además, las desigualdades en los niveles educativos formales también reflejaron ventajas y dificultades en la posibilidad de realizar trabajo remoto.
En el segundo trimestre 2020, se incrementó un 2,3% interanual la cantidad de trabajadores que utilizaban equipos informatizados y, por otro lado, se redujo un 20,7% interanual la cantidad de personas ocupadas totales. Cabe destacar que la caída de la ocupación se tradujo no en una mayor cantidad absoluta de desocupados sino, en el contexto de la pandemia, en un incremento de la inactividad (personas que no buscan trabajo).
Dicho incremento se vio parcialmente revertido en el tercer trimestre de 2020, debido a los mismos dos efectos del trimestre anterior, aunque en sentido inverso. Por un lado, disminuyó 10,3% la cantidad de personas informatizadas y creció 11,5% la ocupación total respecto del trimestre anterior.
En términos absolutos, en el tercer trimestre de 2020 la cantidad de teletrabajadores creció interanualmente en 1,16 millones, es decir 5,7 veces.
Afección directa sobre el empleo
Desde una perspectiva integrada, la pandemia y el posterior ASPO llevaron, en un primer momento, a una expansión interanual de 2,3% en las ocupaciones informatizadas y una contracción de 28,5% en las no informatizadas. Luego, cuando hacia el tercer trimestre de 2020 las restricciones comenzaron a disminuir, se produjo un efecto inverso: el trabajo informatizado se contrajo casi un 5% interanual y el no informatizado disminuyó más de un 10% interanual, lo que implicó una recuperación frente al trimestre anterior.
La caída en la cantidad total de trabajadores informatizados alcanzó a 7 de 13 sectores: Administración pública y defensa, hoteles y restaurantes, industria manufacturera, intermediación financiera, minas y canteras, servicios inmobiliarios y empresariales, y servicios sociales y personales.
Respecto a la tasa de personas que trabajan desde su vivienda a nivel nacional y tomando como base todos los ocupados mayores de 18 años, en el primer trimestre de 2020 dicha tasa se ubicó en un 6%; en el trimestre siguiente dio un salto de 16,2 puntos para ubicarse en un 22,2%. En el tercer trimestre alcanzó un 21,7%, lo que representó un incremento interanual de 15,9 puntos. Así, la cantidad de personas que realizaban sus tareas laborales desde sus casas se incrementó en poco más de 1,6 millones.
En la relación entre la cantidad de personas que trabajan de forma remota, los informatizados y los ocupados que realizan tareas desde su vivienda, se observó que en el tercer trimestre de 2020 el primer grupo representó el 49,4% del total de informatizados (el 50,6% restante no trabaja desde su vivienda) cuando en el primer trimestre solo representaban el 7%. Por otra parte, los ocupados remotos representaron el 59,1% de las personas que realizan sus tareas desde sus casas (el 40,9% restante trabaja desde su casa sin utilizar equipos informatizados), cuando en el primer trimestre esta proporción era del 29,5%.
Cómo le fue a cada sector
El sector que más se convirtió al teletrabajo fue enseñanza con un 58,4% en el tercer trimestre de 2020. Junto con finanzas y servicios profesionales fueron los sectores con mayor presencia de teletrabajo y tuvieron acotado impacto de la pandemia.
El 90,2% del trabajo remoto se concentró en servicios. Como contracara, ramas como servicio doméstico, construcción y hoteles y restaurantes tuvieron una prácticamente nula reconversión al teletrabajo y mayor impacto de la pandemia.
En el tercer trimestre, la tasa de ocupación remota de la mayoría de los sectores de actividad se contrajo en relación con el del segundo. Los sectores estables o en alza fueron enseñanza, agricultura y ganadería y electricidad, gas y agua (que se mantuvo prácticamente en el mismo nivel). En el sector enseñanza este comportamiento se debe a que se mantuvo la suspensión de la presencialidad para todos los niveles escolares.
En tanto, minas y canteras (que incluye principalmente al sector hidrocarburífero y, en segundo lugar, al minero) mantuvo su tasa, no por mantenerse estable la cantidad de teletrabajadores sino debido a la disminución proporcional de la cantidad de ocupados remotos y presenciales. Por último, en agricultura y ganadería la tasa se incrementó, aunque aquí debe tenerse en cuenta que la EPH captura a una pequeña parte del empleo agropecuario.
Brecha de género
En el primer trimestre de 2020, antes del impacto de la pandemia en Argentina, el 1,8% de los y las trabajadoras llevaba a cabo sus actividades de manera remota, proporción que a su vez se repartía en partes similares entre hombres y mujeres. Sin embargo, al iniciarse el ASPO se produjo un impulso al teletrabajo que fue más profundo en el caso de las mujeres.
Los resultados reflejan que para el conjunto de la economía existió en el tercer trimestre de 2020 una tasa más alta de ocupadas remotas mujeres (18,7%) que de varones (8,4%). Esto se debe a que las ocupaciones desempeñadas por mujeres presentan mayores condiciones para la conversión de modalidad presencial a teletrabajo.
Analizando sector por sector se observa que, exceptuando la intermediación financiera y la industria manufacturera, en el resto resulta más alta la proporción de mujeres que pasaron a efectuar sus tareas laborales de forma remota.
Distribución del teletrabajo en el país
Respecto al uso de esta modalidad y su peso en la población urbana, la cantidad de teletrabajadores se explica en gran medida por la Ciudad de Buenos Aires, los partidos del Gran Buenos Aires y la región pampeana.
Los datos muestran que la región con mayor tasa de teletrabajo intrarregional, y muy superior al promedio de todo el país (12,8%), en el tercer trimestre de 2020 fue CABA (26,2%), lo cual se explica por el peso de los servicios en su actividad económica y las altas restricciones a la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
A su vez, los partidos del Gran Buenos Aires y la región pampeana contaron con una tasa intrarregional del 12,8% y 10,8% respectivamente. En cuanto a las regiones con menor tasa de ocupación remota, se encontraron el NOA (7,6%) y el NEA (8,2%), y en el medio se ubicaron Cuyo (9,3%) y la Patagonia (8,4%).