La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) de la ONU llamaron a fortalecer la producción agrícola y la seguridad social para combatir la crisis alimentaria y el aumento de la pobreza, y apoyar la producción de alimentos en la región.
Así lo proponen los tres organismos internacionales en un informe conjunto publicado esta semana, titulado "Hacia una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial".
Según los organismos, las crisis que afectaron la economía mundial en los últimos 15 años, desde la financiera de 2008 hasta la pandemia de Covid-19 desde 2020, inclusive, y la guerra en Ucrania comprometen el acceso de la región a los alimentos e insumos claves para su agricultura.
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Ese contexto trajo rupturas en diversas cadenas productivas primarias y manufactureras, tanto por un incremento de las barreras comerciales como por disrupciones en el sistema de producción y transporte global de bienes, explica el reporte.
Asimismo, agrega que el conflicto en Ucrania afectó directamente el comercio internacional de petróleo, gas natural, cereales, fertilizantes y metales, y, en efecto, la suba de precios en energía y alimentos llevaron a una revisión del crecimiento global a la baja en 2022.
En este sentido, se prevé que la economía mundial crezca 3,1% en 2022, 1,3 puntos menos que lo pronosticado previo al conflicto ruso-ucraniano.
En tanto, América Latina y el Caribe se expandirá 3,2% este año, pero se desacelerará notoriamente hasta 1,4% en 2023, según proyecciones de la Cepal, precisa el informe.
La extensión de la crisis actual no sólo hace peligrar la seguridad alimentaria, sino que también podría conducir a la región y al mundo a retrocesos en materia de pobreza, desigualdad, acción climática y desarrollo sostenible, advierte el reporte.
La Cepal, FAO y WFP también remarcaron que la inflación de alimentos aumenta el riesgo de problemas de acceso a una dieta saludable, inseguridad alimentaria y hambre.
Al respecto, analizaron que "en la región, la inflación que golpea a los sectores más pobres es 1,4% más alta respecto de los sectores más ricos".
Los precios de los alimentos subieron más que la inflación general en la región desde fines de 2018 y se aceleraron a partir de mayo de 2020: el índice de precios de los alimentos a nivel regional a 12 meses alcanzó 11,7% en septiembre de 2022, frente a 7,1% de inflación general.
Según la FAO, el índice de precios de los alimentos medido en términos reales alcanzó su máximo histórico, 156,3 puntos, en marzo de este año.
A partir de ello, el estudio subraya la "necesidad" de "reforzar el papel activo de los sistemas de protección social (...) para evitar que los segmentos más vulnerables de la población, como niños y ancianos, se vean afectados por el alza de precios de los alimentos".
De igual manera, se llama a "garantizar también el acceso de los pequeños productores a los fertilizantes y biofertilizantes si se focaliza en los productores que más lo necesitan y se condiciona a la mejora de la eficiencia en el uso de estos insumos y de la sostenibilidad de la actividad agropecuaria".
Para financiar estas iniciativas, la Cepal, la FAO y el WFP sostienen que se "debe incluir no sólo los presupuestos públicos, sino también a los bancos de desarrollo, la banca privada y otras alternativas de financiamiento internacional como los bonos verdes y sociales", según el documento.
Finalmente, el informe insta a la coordinación de las áreas macroeconómica, social y productiva, y a la articulación de las respuestas a nivel regional, para dar respuestas a la problemática.
Con información de Télam