El Banco Central Europeo (BCE) elevará en julio sus tasas de interés por primera vez desde el año 2011 en un intento para frenar la inflación, la cual alcanzó un récord de 8,1% anual en mayo último en la Eurozona, cuatro veces más de la meta del 2% que posee la entidad monetaria.
Tras una reunión, el Consejo Gobernante del BCE tomó la decisión de finalizar su programa de compra de bonos, un paso previo necesario para posteriormente subir las tasas.
Ambas disposiciones pondrán fin a una era de dinero fácil en el continente europeo con tasas de interés que llegaron a ser negativas con el objetivo de estimular la economía, golpeada en su momento por la crisis económica de 2008.
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Según comunicó la entidad, el Programa de Compra de Activos (APP, por sus siglas en inglés), instaurado en 2014 para combatir la deflación y la crisis de deuda finalizará el próximo 1 de julio, aunque el BCE aseguró que continuará reinvirtiendo (y no dejará vencer) los bonos comprados por un periodo extendido del tiempo con el fin de mantener amplias condiciones de liquidez.
Del mismo modo, el BCE continuará reinvirtiendo al menos, hasta fines de 2024, los activos adquiridos mediante el Programa de Compra de Emergencia (PEPP), establecido durante la pandemia de Coronavirus.
Respecto de la tasa de interés, el BCE confirmó que las incrementará en 25 puntos porcentuales durante la próxima reunión monetaria del 21 de julio, dejándolas hasta entonces sin modificaciones en 0% para las operaciones principales de financiación, 0,25% para la facilidad marginal de crédito y -0,50% para facilidad de depósito.
Asimismo, se subirán nuevamente en septiembre, aunque el banco evitó dar precisiones sobre el rango.
Dicha suba dependerá de las perspectivas a mediano plazo de la inflación y será mayor a la de julio en caso de que la situación pesista o se deteriore:
Posteriormente, el BCE aseguró que continuarán las modificaciones al alza de forma gradual pero sostenida, según indicó en un comunicado.
La entidad es una de las pocas, entre los principales bancos centrales, en no haber modificado hasta el momento la tasas de interés.
En tanto, en mayo, el Banco de Inglaterra elevó su tasa al mayor nivel en 13 años, y la Reserva Federal Estadounidense, tras subir en marzo por primera vez las tasas de interés en un rango de 25 puntos porcentuales; en mayo aceleró el proceso y la subió en 50 puntos (ubicándola en un rango de 0,75 a 1%), sin descartar una futura suba del mismo tenor para la próxima reunión monetaria de este mes.
En la 19 pauses que utilizan el euro, la inflación de mayo alcanzó un 8,1% anual, récord desde la introducción de la moneda única, algo que el BCE atribuye a la suba de los precios de la energía y los alimentos por la guerra entre Rusia y Ucrania.
No obstante, las presiones inflacionarias se intensificaron y ampliaron, con subas en los precios de muchos bienes y servicios, advirtió la entidad con sede en Fráncfort, la cual elevó sus proyecciones de inflación a 6,8% anual para este año, 3,5% en 2023 y 2,1% en 2024.
Por su parte, el banco proyectó que el PBI crecerá 2,8% en 2022 (1,1 puntos menos que en la estimación anterior) y 2,1% en 2023 y 2024, alejándose de las previsiones de estanflación (estancamiento e inflación) previstas por otros organismos como el Banco Mundial y la OCDE.
Con información de Télam