Pocos comienzos pueden haber sido más humildes para una carrera olímpica que el de Ítalo Ferreira, quien empezó a surfear con la tapa de la heladera de su padre y terminó con una medalla de oro en los Juegos de Tokio.
El joven de 27 años, que creció en la ciudad costera de Baía Formosa, en el noreste de Brasil, empezó a practicar con la tapa de su padre y fue progresando hasta pedir prestadas las tablas a sus primos antes de que su potencial quedara al descubierto a los 12 años.
El martes derrotó al japonés Kanoa Igarashi para quedarse con el oro en una prueba retransmitida a todo el mundo, y señaló al cielo cuando sonó la sirena que indicaba el final de la competición, así como el de su increíble viaje desde su humilde pueblo natal de 10.000 habitantes.
"Creo que tengo una gran historia a mis espaldas. Empecé a surfear en la tapa de una heladera, luego tuve mi primera tabla y gané mi primer evento (...) tengo mucha pasión por el deporte y empecé a hacer historia", dijo Ferreira en una rueda de prensa.
Ferreira se impuso en dos rondas en los Campeonatos del Mundo junior en 2011 antes de ganar el campeonato de Brasil y clasificarse para el World Championship Tour por primera vez en 2014.
"Estoy muy orgulloso de haber crecido en un lugar en el que tuve grandes personas detrás, toda la gente me dio mucho apoyo para estar aquí, creyó en mí, y eso me ha ayudado y motivado mucho", añadió.
Ferreira se abrió paso a través de las duras olas de la playa de surf de Tsurigasaki para hacerse con la primera medalla de oro olímpica de la historia de este deporte, con sus agresivas maniobras y sus intrépidos aéreos que impresionaron a los jueces durante los tres días de competición.
Mientras la oscuridad caía sobre la playa, fue consultado sobre si tenía algún mensaje para los aficionados al deporte que veían surf por primera vez.
"Sólo quiero decir que el surf puede cambiar tu vida", sonrió Ferreira, con la medalla de oro olímpica brillando en su cuello.
Con información de Reuters