Los surfistas olímpicos afincados en Tahití se perderán el espectáculo de la ceremonia inaugural de los Juegos del viernes, pero puede que hayan superado a sus homólogos afincados en París con su alojamiento en un carguero-crucero que hace las veces de villa flotante de los atletas.
Ante las limitadas opciones de alojamiento en los pequeños pueblos que salpican la costa sur de Tahití, París 2024 decidió alojar a la mayoría de los surfistas en el Aranui 5, un barco de 126 metros de eslora y aspecto extraordinarios, anclado en la laguna a unos 10 kilómetros de la sede de Teahupo'o.
"Es mi primera vez en un crucero, así que sí, es divertido", dijo el surfista neozelandés Billy Stairmand.
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"Es alucinante. Tenemos habitaciones bonitas y muy cómodas. Tenemos nuestro propio espacio, un gimnasio, todo lo que necesitas, así que sí, hay buenas vibraciones en el barco", dijo Stairmand a Reuters.
El jueves, Stairmand estuvo bromeando con los surfistas sudafricanos Jordy Smith y Matt McGillivray mientras veían a sus equipos olímpicos de rugby a siete enfrentarse en París.
El barco suele acomodar a 230 pasajeros y cobra unos 5.700 dólares por persona por un crucero de 12 días y 11 noches en un camarote estándar a las islas Marquesas, llevando carga junto con los pasajeros de pago. La suite presidencial, en cambio, cuesta unos 10.000 dólares por persona.
A bordo viajan 28 atletas de 19 delegaciones, cada uno en una habitación individual con una cama doble —nadie consiguió la suite presidencial—.
En una publicación de Instagram, la peruana Sol Aguirre mostró su habitación con televisor de pantalla plana, guirnaldas de flores y vistas a las montañas cubiertas de selva sobre la laguna desde su balcón.
Para llevar a los surfistas entre el lugar de la competición y el Aranui, que significa el gran sendero, se emplean unas gabarras que también transportan comida fresca y otros suministros de un pueblo cercano.
"Es un viaje de media hora cada mañana, pero supongo que eso es lo que conlleva todo el proceso", dice Stairmand. "Es genial. Me encanta Tahití, es un lugar muy poderoso, así que es increíble despertarse aquí y ver la costa cada mañana y sentirme renovado y con energía".
Los surfistas dijeron que, aunque era una pena perderse el ambiente de la villa olímpica de París y la ceremonia de apertura además de la falta de espectadores, la ubicación única, las olas perfectas y el ambiente relajado del lugar lo compensaban.
"Obviamente, habría estado bien tener espectadores. Pero al mismo tiempo estamos aquí para trabajar, estamos aquí para conseguir medallas, y a veces puede ser una distracción", dijo Stairmand.
"Estamos en nuestra pequeña burbuja y hacemos todo lo que podemos para conseguir esas medallas".
Con información de Reuters