Cristina Bajo: "Si escribís raro, difícil y filosófico, no te lee nadie pero ganás reconocimiento"

04 de enero, 2022 | 17.56

En la escena literaria actual crece el reconocimiento hacia géneros populares como la novela romántico histórica, un reconocimiento ampliamente saldado por sus lectores (muchas de esas obras son bestsellers indiscutidos) y un camino que resta allanar desde las voces institucionalizadas y académicas, aunque premios como el del Fondo Nacional de las Artes van en esa dirección. ¿Por qué ese estado de situación? Cristina Bajo sospecha que "es algo argentino, si acá escribís raro, difícil y filosófico no te lee nadie pero ganás reconocimiento", dice.

El 16 de diciembre ganó el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, sugerida por la directora del área literaria, la multipremiada escritora Mariana Enriquez, referente del terror gótico actual en el mundo. Gabriela Saidón, colega suya, celebró ese mismo día que una institución clásica de la cultura alta argentina, que además representa al Estado, elevara a los géneros considerados "menores" a "la categoría de premiables".

-Télam: ¿Qué significado tiene este premio para la ficción histórico romántica?

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-Cristina Bajo: La gran trascendencia que tiene haberme elegido a mí es que por primera vez se da un premio así a un género no considerado demasiado literario, ni demasiado importante, sino popular, sin restarle prestigio a lo que es popular. Generalmente se lo ha dado a autores más sesudos, que escriben algunas cosas más crípticas.

La mayor ambición mía era hacer bien las cosas, tomar ante la Historia una posición equidistante. Yo cuento la Historia, hay hechos que son profundamente perversos, los estudié a fondo, no les puse ni de más ni de menos. Lo que me ha ayudado mucho es que nosotros leíamos desde muy chicos, cuando llegué al secundario mis compañeras estaban leyendo la Colección Robin Hood y yo ya estaba con Aldous Huxley, Simone de Beauvoir, Sartre, Arciniegas. De la colección de Aguilar tenía casi todo lo que era la gran literatura norteamericana. Es decir que yo les llevaba un adelanto muy grande en eso, entonces confiaba en que mi estilo no fuera chabacano, quizá podía ser un poco cargado, un poco gótico, pero no más allá de eso.

Por otro lado nunca escribí pensando en recibir ningún premio y este premio ni siquiera lo tenía en cuenta como que yo podía aspirar a él. Tenía en cuenta su importancia, pero nunca pensé que yo podía aspirar a él, así que fue una gran sorpresa.

Tengo un amigo intelectual en Córdoba al que admiro mucho con el que siempre peleamos un poco por estas cosas. Hace muchos años me habían dado el Premio de la Academia Argentina de Letras, un premio que a mí me gusta mucho porque cuando entrás a la academia lo primero que ves es un mural donde está Luis de Tejera, gran cordobés, primer poeta y primer dramaturgo de la Argentina. Me encantaba, entonces le dije, ya con este premio estoy muy contenta. Y el me dijo no, todavía te falta el del Fondo de las Artes, pero no creo que ese lo logres. Me lo dijo medio en chiste, pero a mí me quedó.

-T: ¿Por qué creías que no podías aspirar a ese premio?

-C.B: Yo tengo divididas las cosas como posibles o no posibles y esta estaba entre las casi no posibles. Me parecía que este premio era muy importante, muy alto y este país funciona como muchas repúblicas, Córdoba es una de ellas. Para nosotros Buenos Aires es otro país, nos da la impresión de que no llegamos de ninguna manera o muy rara vez llegamos. En el caso mío no me importaba mucho, fue una sorpresa que cuando el libro recién salió, en 1995, tuviera un éxito grande en Córdoba y en Buenos Aires, otra cosa que yo no esperaba.

-T: ¿Por qué se devalúa lo popular?

-C.B: En algunos países eso no existe. En España vas a encontrar gente como Pérez Reverte, que está en la academia, vas a encontrar algunos outsider, como quien dice, que escriben novela histórica y que son muy respetados y queridos. Yo creo que es una cuestión muy argentina. Y más que argentina, yo la siento, quizá con ese prejuicio que tenemos equivocadamente los provincianos contra lo que es Buenos Aires, más bonaerense que argentina en general. Hay un libro de estudio de literatura muy interesante que te demuestra esa dicotomía entre el puerto y las provincias. "La pampa en la literatura argentina". Su autor, Enrique Williams Alzaga, usa la palabra pampa como paisaje. Para una porteño el único paisaje que existe es la pampa, ni la cordillera, ni las sierras cordobesas, ni los lagos del sur, ni la selva misionera. El libro es magnífico, hay que leerlo, ¿pero te das cuenta vos el título? Él repasa todos los géneros y dice, a ver si me acuerdo de memoria, 'la novela en la Argentina nace tarde, nace en Córdoba y nace histórica', pero al paisaje que alude es a la pampa. Todavía las provincias argentinas siguen funcionando como pequeñas repúblicas. Lo que pasa en un lado, sea ostentoso, terrible o lindísimo, es como que le corresponde no al país sino a esa provincia. Por eso para mí todo esto de Buenos Aires no existía demasiado, me cayó medio de arriba y fue una sorpresa muy grande a medida que fue sucediendo y una especie de asombro de 'también ustedes'.

Con información de Télam