Bajo argumentos como tomar distancia de sus reminiscencias colonialistas o desecharla por su sesgo deshumanizador, algunas instituciones culturales inglesas con el Museo Británico a la cabeza decidieron dejar de utilizar el término "momia" y reemplazarlo por la expresión "restos momificados" o "persona momificada" para referirse a estas reliquias arqueológicas.
En la era de la corrección política exacerbada por el fantasma de la cancelación, la búsqueda de una asepsia semántica que haga lucir a los espacios culturales bien sintonizados con el clima de época se impone por sobre otros conflictos de mayor gravitación: es más fácil corregir un vocablo incómodo que una estrategia de acopio de piezas incalculable expropiadas a otros territorios con la excusa de salvaguardar su preservación.
Así ocurre por estos días con el Museo Británico, el monumental espacio que aloja algunos de los tesoros más impactantes de la historia universal, como la piedra de Rosetta o los frisos del Partenón: pese a sus rodeos para aceptar la repatriación de esos bienes tras las demandas que vienen haciendo los gobiernos de Egipto y Grecia, el espacio inició una campaña para desterrar el término "momia", por considerarlo ofensivo para los antiguos egipcios.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
La institución adelantó que dejará de utilizar esa palabra por ser considerada "deshumanizante", una decisión a la que también se han unido los Museos Nacionales de Escocia y el Gran Museo del Norte, ubicado en Newcastle. Con este cambio, se busca desterrar "las leyendas sobre la maldición de las momias y las películas que las muestran como monstruos sobrenaturales pueden socavar su humanidad", según el comunicado emitido por el Británico.
"La palabra momia no es incorrecta, pero tiene un efecto deshumanizador. El término persona momificada lleva al visitante a pensar que se trata de una persona -sostuvo un vocero de las instituciones culturales escocesas al Daily Mail, el diario que ha adelantado la información-. Si conocemos el nombre concreto de la persona, será el que usemos. En otro caso, podemos decir hombre, mujer, niño o niña momificados, porque hablamos de personas, no de objetos.
Sin embargo, desde la institución salieron a aclarar que no se trata de una interdicción formal: El museo no ha prohibido el término momia, y de hecho se sigue usando en varias de nuestras galerías -explicó un portavoz del espacio- pero en exhibiciones recientes usamos ya la expresión restos momificados de..., e incluimos el nombre de la persona momificada (cuando lo conocemos). Se trata de hacer énfasis en la idea de que los restos momificados pertenecen a un ser humano que alguna vez estuvo vivo, añade.
A partir de la literatura y el cine, la palabra "momia" se asocia ahora a monstruos y maldiciones muy alejadas de las aspiraciones trascendentales que buscaban los egipcios en sus ritos funerarios. El descubrimiento en 1922 de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, cerca de Luxor, desató de nuevo un furor por el Antiguo Egipto. La muerte del patrocinador de la expedición, Lord Carnarvon, y de algunas de las personas presentes cuando se abrió el complejo funerario (solo 6 de las 26, y en el transcurso de una década), contribuyó a la leyenda de la maldición de la momia.
Aunque algunos sugieren que viene de antes, y señalan cómo el creador del detective Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle, ya anticipó la fascinación con las momias en su relato de terror gótico Lote Número 249. El estudiante de egiptología, Edward Bellingham, tiene en su estudio una que aparece y desaparece. El relato ha sido fuente de inspiración para numerosas obras posteriores en las que las momias tenían especial protagonismo.
El debate surgido en los museos, en cualquier caso, también ha provocado la resurrección de Chris McGovern, un exdirector de institutor, asesor del Partido Conservador en materia educativa, y presidente del grupo de presión Campaña para una Educación Real, que reclama la vuelta a las aulas de valores y contenidos de enseñanza tradicionales. "La maldición de la momia ha conseguido volver locos a todos estos académicos, indicó McGovern al Daily Mail.
Con información de Télam